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Venga Tu reino | Día 4

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Sin duda, esta sola petición es material suficiente para todo un libro. Ahora bien, en síntesis, el reino de Dios o reino de los cielos consiste en el ejercicio de la autoridad soberana de Dios en el pasado, en el presente y en el futuro. Este reino ha sido una realidad espiritual hasta ahora y será una realidad física aquí en la tierra en un futuro. 

El gobierno de Dios es ejercido plenamente en los cielos donde solo se hace la voluntad de Dios. Sin embargo, aunque Dios ejerce Su dominio en toda la tierra, aquí abajo, la voluntad de Dios recibe continua oposición de otro reino, el reino de las tinieblas. Hoy día, el reino de Dios está presente en el corazón de cada individuo que ha creído las Buenas Nuevas de salvación y donde Cristo ha sido instaurado como Señor. En ese corazón regenerado Dios ejerce Su dominio, pero aun allí encuentra oposición porque la voluntad del hombre, teñida por el pecado, continuamente cuestiona y quiere rebelarse contra la voluntad de Dios porque los deseos de la carne se oponen contra los deseos del Espíritu (Gál. 5:17). En el corazón del creyente antes reinaba la maldad porque éramos esclavos del pecado (Rom. 6:20), pero ahora somos libres en Cristo y allí Cristo reina en su lugar, pero no sin oposición. 

En otras palabras, el reino de los cielos es esa realidad ya presente entre nosotros, pero es un reino que se abre camino luchando contra el pecado del hombre y contra las huestes espirituales de maldad. El reino de Cristo fue inaugurado, pero las tinieblas no han sido totalmente replegadas. El apóstol Juan expresa esto en su primera carta cuando afirma: «…las tinieblas van pasando, y la Luz verdadera ya está alumbrando» (1 Jn. 2:8b). Hay un reino que va pasando y hay otro reino que va avanzando. Esto es hasta que llegamos a Apocalipsis 11 donde se narra el final de nuestros tiempos: 

«El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de Su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos”» (Apoc. 11:15).

En el presente, esta petición busca que el señorío de Cristo ya establecido en nuestros corazones pueda crecer en cada hijo de Dios para que el pecado tenga menos poder sobre nosotros y que esto se manifieste en nuestra manera de pensar, hablar, exigir, cuestionar, esperar, actuar, valorar, desear y juzgar. De modo que cada vez haya menos evidencia del viejo hombre en nosotros y menos evidencia del reinado anterior, donde el pecado era dueño y señor de nuestras vidas, y que haya cada vez más evidencia del nuevo hombre, en quien reina Cristo.

Cuando decimos «venga Tu reino», esta petición tiene otra dimensión en el presente y es la extensión del reino de Cristo en el corazón de aquellos que aún no han creído y donde todavía reina el pecado. En ese sentido, el reino de los cielos continúa avanzando porque cada vez que el evangelio transforma una vida, esa vida pasa del reino de las tinieblas al reino de la Luz. Así que esta petición está directamente relacionada a la Gran Comisión.