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Dios me salvó, ¿y para qué?

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Este domingo, el pastor Héctor Salcedo predicó la primera parte de una serie de dos sermones titulada, “Dios me salvó, ¿y para qué?” basado en Efesios 2:1-10.

¿Para qué una empresa contrata un determinado empleado? ¿Para qué el ejército alista cierto soldado? ¿Para qué un equipo deportivo adquiere un jugador específico? Tanto el empleado, el soldado como el jugador, han sido convocados con un propósito específico que se tiene con ellos. De la misma manera y, con cierto cuidado al emplear esto como analogía, podríamos decir que Dios, al salvarnos y hacernos sus hijos, lo hace con propósitos específicos en mente. ¡Nuestra salvación fue para algo!

La realidad es que Dios no ha hecho algo tan extraordinario con nosotros con el mero propósito de hacernos la vida más fácil o feliz, aunque ciertamente su salvación es motivo de gran felicidad. Nuestra salvación no sólo tiene el propósito eterno de llevarnos a su presencia, sino que tiene propósito aquí y ahora, en mi vida práctica.

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Economista de profesión y pastor de corazón. Posee una maestría en Estudios Bíblicos en el tradicional Moody Bible Institute de Chicago. Como economista, cursó estudios de Maestría en Macroeconomía Aplicada en Chile a mediados de los 90’s para ejercer dicha profesión durante casi 15 años en el medio económico-empresarial. Ha laborado desde los inicios de la IBI, pasando por diversas asignaciones conforme el crecimiento lo requirió. Desde 2004 es uno de los pastores de la IBI, y desde 2009 lo ha sido a tiempo completo. Entre sus funciones se encuentran el manejo administrativo y financiero de la IBI e Integridad & Sabiduría. Asimismo, está a cargo del Ministerio de jóvenes adultos de la IBI (M-Aquí). Cuando las circunstancias lo requieren, es uno de los pastores que predica en la IBI. De hecho, la enseñanza de la Palabra de Dios es su mayor pasión, sobre todo su aplicación práctica a la vida. Está casado con Chárbela El Hage y juntos tienen dos hijos: Elías y Daniel.