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Paz en tiempos turbulentos

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“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.”
(Filipenses 4:7)

Este capítulo 27 de Hechos, que hemos estado viendo en el programa, ha sido como un bálsamo a mi alma en este tiempo. Es increíble cómo Dios usa Su Palabra para ministrarnos diariamente y cómo nos deja el ejemplo de la vida de sus hijos, expuesta allí como testimonio de que eran hombres y mujeres comunes con un Dios extraordinario.

La semana pasada estuve lidiando con mis hijos enfermos, la mayor estuvo interna 4 días por asma, tenía que estar con ella en el día mientras mi esposo se quedaba con ella por las noches y así yo podía ir a la casa a cuidar a los dos menores, entre ellos, un lactante. En ese mismo día en que mi pequeña fue ingresada, estaba haciendo las diligencias para hacer la transición de un seguro médico a otro, estábamos dudosos si el seguro anterior cubriría los gastos de hospitalización en lo que entraba el nuevo. En medio de todo me paralicé.

Oré al Señor ahí en esa sala de emergencias, pidiéndole que viniera en nuestro socorro, sabía que estábamos seguros en sus manos. Pero necesitaba paz en medio de ese tiempo turbulento (Filipenses 4:7).

Pablo ha estado languideciendo bajo arresto domiciliario en el palacio de Herodes en Cesarea del Mar. No ha sido inculpado de ningún crimen. Ha tenido audiencia ante tres gobernadores romanos diferentes durante ese tiempo (Félix, Festo y Agripa), pero ninguno de ellos ha podido identificar alguna ley romana que él haya transgredido, aparte de todas las acusaciones no confirmadas lanzadas por los judíos. Esto trajo como resultado un callejón sin salida en los procedimientos, causando la extensión del encarcelamiento de Pablo, porque los oficiales romanos temen que los líderes judíos causen  problemas si lo sueltan.

Pablo rompe el impase al demandar, como ciudadano romano, su derecho de apelar su caso en el tribunal del César en Roma. Esto lo libera de un periodo sin definir de encierro en Cesarea, provee una resolución para su caso en el sistema jurídico romano y lo distancia de los judíos asesinos en Jerusalén, quienes quieren matarlo.

¿Qué podemos aprender de enfrentar problemas o peligro de la vida de Pablo? Hay 4 anclas que mantuvieron a Pablo firme en su fe y le dieron paz y calma en medio de tiempos turbulentos.

  1. La primera que necesitamos es el ancla de la estabilidad. Nuestra esperanza debe estar en Cristo durante la tormenta, Pablo aun cuando todos perdieron la esperanza de salvarse (Hechos 27:20), él se mantuvo firme y alentó y animó a los marineros compartiéndoles el mensaje del ángel de Dios que le dijo que nadie moriría. ¡El ancla se afirma cuando nos enfocamos en este Dios que está orquestando los acontecimientos para dirigirnos hacia donde Él quiere!
    Como nos comentaba Aileen “No busquemos la respuesta en otros lugares, Dios es el único que nos puede dar la respuesta correcta. Y si aun cuando persistimos en oración y estudio de la palabra, no estamos seguras de qué debemos hacer, entonces busquemos el consejo de alguien maduro en la fe, para que juntos puedan buscar la voluntad de Dios.”
  2. La segunda ancla que sostuvo a Pablo es la unidad. (V.31). Pablo trabajó en conjunto con todos los tripulantes de la nave, al decirle al comandante y a los soldados, que solamente se podían salvar si todos se quedaban en la nave. Y es precisamente así mismo como sucede en la vida espiritual. Como decía Cathy, “La vida no fue diseñada para afrontarla sola sino en familia, en comunidad.  Por eso tenemos una iglesia y un mandato bíblico de congregarnos, para que podamos caminar en la vida siendo parte de una comunidad.”
  3. La tercera ancla que sostuvo a Pablo, y es la renovación. (v.33-36). Luego de que todos se quedaran en la nave, Pablo los animó a comer. Habían pasado catorce días sin comer y necesitaban fortalecer sus cuerpos para resistir lo que venía.
    Muchas veces cuando estamos en medio de tribulaciones no comemos ni dormirnos, y esto es una puerta abierta para los ataques de Satanás; no hay forma de pensar claramente sin comer ni dormir, porque estamos físicamente débiles, agotadas emocionalmente e incapaces de pensar claramente.  En medio de tiempos difíciles también solemos dejar de orar, y esta es la receta perfecta para dejar de escuchar la voz del Señor.
  4. La cuarta ancla que sostuvo a Pablo fue el reconocer la realidad de sus circunstancias (V.42-44).
    Durante cualquier tribulación es necesario esperar que El Señor dirija nuestros pasos. El tiempo de espera para conocer Su voluntad nunca es tiempo perdido, sino tiempo invertido.
    ¡Al igual que Pablo junto con el resto de los tripulantes de aquella embarcación, todas hemos experimentado eventos en donde la mano de Dios es evidente y si no fuera por Su intervención divina, los resultados serían muy diferentes de lo que experimentamos! Nosotras servimos al Todopoderoso y es necesario que, para poder descansar en Su Omnipotencia, nuestra confianza en Dios crezca todos los días, y así tener esta firmeza que Pablo tuvo.  Solo así estaremos preparadas para las tormentas que lleguen a nuestras vidas.

Hay tantos personajes, eventos y detalles sobre la vida, obra y personas de iglesia en el libro de Hechos que es difícil seleccionar un solo tema o lección principal. Uno que sí viene a mi mente es que sin importar quién eres o dónde estás, Dios puede usarte.

Por ejemplo, Pablo, era un fanático religioso judío, es usado por Dios para enseñar y madurar los creyentes de una religión que odiaba e intentó destruir. Pablo fue usado por Dios para establecer una fe y una práctica cristiana que hoy día se conoce en todo el mundo.

¿La lección aquí?  Dios te puede usar, si lo permites.

¿La realidad aquí? Dios te puede usar para hacer cosas que jamás imaginarías, si lo permites.

¿La pregunta aquí? Dios te puede usar, ¿lo permitirás?

¿La oración aquí? Señor, heme aquí; por favor, ¡úsame a mí!

¡Nuestra actitud no depende de las circunstancias, sino de Dios!

Dios les guarde sin caída.