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Los Magos apuntan a la cruz

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Mateo 2:1-12

No hay mucho escrito en la Biblia sobre los magos, sin embargo, el hecho de que Dios se les reveló y luego los incluyó en la Biblia me animó a buscar las enseñanzas que Dios tiene escondidas ahí para nosotras. En Mateo 2:2 leemos que fueron algunos magos (sabios) del Oriente para presentarse donde Herodes para buscar al rey de los judíos.  No sabemos de cuales países venían sin embargo podemos concluir que no eran judíos. En los tiempos antiguos, los reyes extranjeros elegían entre las personas más inteligentes para ser sus asesores que usualmente eran astrólogos o aquellos que interpretaban sueños como vimos en el libro de Daniel capítulo 2, donde el rey Nabucodonosor pidió a sus magos para que interpretaran sus sueños.

Hace sentido que eran astrólogos porque fue una estrella que los llevó a Jerusalén, sin embargo, el conocer que era el Rey de los judíos que había nacido, fue una revelación divina y no el estudio de su ciencia.  Fueron donde el rey Herodes, que era un tirano, conocido por tanta brutalidad que hasta mató a sus propios hijos por temor de una amenaza a su reino. Aunque su herencia era edomita, su familia se había convertido al judaísmo y él fue criado como judío y por eso se turbó tanto cuando oyó que El Mesías nació e inmediatamente indagó con los sacerdotes para conocer las profecías sobre donde nacería, lo cual fue en Belén.  Luego volvió a los magos para estimar el tiempo en que había aparecido la estrella y fingió querer adorarle también.  En la misma forma que Dios les reveló donde estaba el Mesías, les reveló a no regresar donde Herodes y ellos lo obedecieron. Extranjeros, que no tenían conocimiento del Señor vinieron para adorarle y “cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría.” (Mateo 2:10), sin embargo, como contraste el rey romano, criado como alguien de Su propio pueblo estaba maquinando para matarlo.  Desde el principio Dios estaba demostrándonos lo que ocurriría en el futuro.

El contraste entre los dos reinos, el espiritual y el terrenal, demuestra las diferencias entre los dos mundos. El rey del universo, creador y quien sostiene todo, con un reino inmenso, se encuentra en una casa humilde, en un país pequeño y despreciado, mientras el rey romano de un emporio mundano viviendo en un palacio extravagante en una ciudad grande. Un bebé que vino para salvar a pecadores con un rey dispuesto a matar a inocentes. Un bebe desconocido, que vivirá su vida en humildad con un hombre conocido y arrogante que siempre quería tener la preeminencia.  Un bebé que vino para servir a otros con un hombre que exigía ser servido en todo. Un bebé con un reino que nunca pudiera perder con un hombre con un reino temporal. Un bebé que realmente era la Luz del mundo viviendo en las penumbras y con poco alarde con un rey guiado por las tinieblas brillando en la fama y con toda opulencia.

Evaluando ahora a los sabios del Oriente, personas que no estaban esperando un Mesías, tampoco habían recibido las profecías ni las promesas judías, sin embargo, viajaban kilómetros para conocerle personalmente y “entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.” (Mateo 2:11) Y obedeció a Dios volviendo a su país sin pasar por Herodes.  De nuevo vemos el contraste entre la obediencia de los gentiles sin conocer al Dios verdadero, con el desprecio de un hombre criado como judío.

Es una demostración de que este bebé tenía “otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor.” (Juan 10:16) Por eso Pablo repitió a los judíos lo que Isaías dijo, en Hechos 28:28 “oirán, pero no entenderán y que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles. Ellos sí oirán.”

Llegando a los regalos que presentaron

los magos, también hay mucho simbolismo para evaluar. Primero sabemos que tenían mucho valor porque Mateo 2:11 lo llama tesoros y de nuevo vemos la orquestación del Señor en el significado de cada uno de ellos. Primero, el oro se asociaba con la realeza en ambos reinos, aunque ellos no sabían que Jesús era El Rey del universo.  Pero también tenía un significado divino porque es el material que cubría las paredes del Santísimo, el altar (1 Reyes 6:20-22) y el propiciatorio, la parte superior del arca sobre la cual descansaba la nube o símbolo visible de la presencia divina (Éxodo 25:17,22) y donde la sangre del sacrificio fue rociada en el día de expiación.

El segundo regalo fue el incienso que en tiempos antiguos fue usado en la adoración de una deidad demostrando que ellos creían que este bebé era Dios. Pero también tenía un significado de la intervención que el tendrá para nosotras.  En el templo, el altar del incienso fue localizado en frente del velo que separaba el Santísimo del lugar santo y Aarón fue instruido a quemar el incienso cada mañana y noche con el fuego del altar de la ofrenda por el pecado.  Una vez al año, en el día de expiación (Lev. 16:11-14), el incienso era traído dentro del Santísimo y puesto sobre el fuego ubicado en frente del propiciatorio, donde Dios se encontraba con Su pueblo (Éxodo 25:22).   La sangre del sacrificio que fue rociada por encima del mismo propiciatorio, apuntando al Mesías que, con Su sangre derramada en la cruz, abriría la única forma que nosotras podríamos encontrarnos con Dios porque Él es nuestra propiciación (Romanos 3:25).

Y finalmente la mirra era un perfume que era un ingrediente clave en la mezcla de especies utilizado en preparar un cuerpo para un entierro (Juan 19:39). Esto, a diferencia de los otros tesoros demostraba Su humanidad y también apuntando a Su muerte y la forma en que Él salvaría a Su pueblo.

Desde que Dios eligió a Su pueblo, nos dio pistas de cómo lo salvaría y los regalos de los magos nos apuntaban a Su culminación hacia Aquel que nació ese día.

Cómo la Biblia es la gran historia del reino de Dios con su culminación en la persona y la obra del Mesías Jesucristo, vemos aquí de nuevo la gloria de nuestro Salvador con este acontecimiento de la llegada de los magos. Para aquellos que tienen oídos…