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Latinoamérica Despierta

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LD-BLOG

Más de 30 años han transcurrido desde que El Señor me llamó y me salvó. Dios utilizó una serie de acontecimientos y tribulaciones en mi vida que me llevaron a comprender mi ignorancia de su revelación y mi necesidad de salvación. Sin duda alguna, mi salvación fue una obra llevada a cabo completamente por el Espíritu de Dios y su poder de regeneración. El me dio una nueva vida, y el me dio la fe que deposité en la persona de Cristo Jesús como mi Señor y Salvador personal. Como ocurre en cada caso, Dios me otorgó el arrepentimiento de pecados (2 Tim 2:25-26) para confiar en la obra completa de Cristo en la cruz. A Él sea la Gloria.

Casi inmediatamente después de mi conversión, inicié el estudio de la Palabra de Dios con un fervor desenfrenado. Por la gracia de Dios, mi esposa y yo éramos miembros de una sólida iglesia local, y tuvimos la oportunidad de servir para nuestra iglesia. Mientras ejercía y enseñaba medicina en los Estados Unidos, fui llevado por Dios a estudiar acerca de Su santidad, la depravación del hombre, y el milagro de la salvación. Comencé a discernir el llamado de Dios para mi vida hasta y eventualmente comprendí que Su voluntad para mí era que regresara a mi tierra natal, República Dominicana, a plantar una iglesia fundada en la descripción bíblica de una iglesia local.

A finales de la década de 1990, comencé a reunirme con algunos familiares y allegados en nuestra casa en Santo Domingo. El propósito de estas reuniones era estudiar la Palabra y cumplir con el llamado del Señor de plantar una iglesia local. Poco después, nuestro grupo creció más allá de lo que nuestra casa físicamente podría sostener, y en última instancia plantamos lo que hoy se conoce como Iglesia Bautista Internacional, una iglesia a la asisten en la actualidad unas 2500 personas a los cultos dominicales. Todo ha sido obra de Su gracia y nada más.

Casi dos décadas han transcurrido desde que iniciamos la iglesia y a lo largo de ese tiempo, el Señor me ha permitido ver la triste realidad de que las enseñanzas que transformaron la Cristiandad de Europa y que sirvieron de base para la colonización de Norte América, nunca se expandieron en nuestra región de la manera como sí ocurrió en el Primer Mundo. De hecho, el estado del movimiento evangélico latinoamericano posee grandes debilidades a pesar de su avance en los últimos años. Me entristece ver que la centralidad de la Palabra, o Sola Escritura, no es ni siquiera una idea tomada en cuenta en muchos púlpitos. La Palabra no ha tenido la preponderancia que merece. Muchas veces esta verdad no ha sido proclamada, y en consecuencia, vidas, comunidades, naciones y continentes no cambian. Cuando el poder transformador de la Palabra del Señor no está presente, las comunidades permanecen estancadas y sin transformar. Tal cosa es una gran tragedia.

Todavía hay esperanza, y me alienta ver una generación joven a lo largo de nuestra región que está despertando a las doctrinas de la gracia y que ha comenzado a moverse para ver algo nuevo y fresco, si es que Dios así lo determina. Hay una pasión por la Palabra en el corazón de muchos de estos jóvenes; hay una búsqueda por la verdad en muchos de ellos y hay una mejor valoración por nuestro Señor y Su soberanía. Estoy convencido de que Dios nos quiere usar para lograr el mismo cambio que tanto Europa y aún Norte América vieron después de la época de La Reforma, iniciada por Martin Lutero. Todo comenzó al Lutero clavar sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, el 31 de octubre del año 1517. Esta transformación es posible cuando Dios mueve Su mano. La iglesia evangélica en América Latina debe ser reformada. Sí, debe ser transformada conforme a las enseñanzas de la Palabra de Dios. Y esta transformación debe tener una sola motivación: la gloria de nuestro Dios.

Como tal, estamos lanzando una campaña de 95 semanas titulada «Latinoamérica Despierta: de regreso a la Verdad – Sola Escritura» a través de nuestro ministerio de enseñanza, Integridad & Sabiduría, en la que daremos a conocer una tesis por semana. La idea de cada tesis es arrojar luz sobre diversas deficiencias, debilidades, enseñanzas y prácticas pecaminosas que afectan nuestra región. Con esto no pretendemos ofender a nadie, pero sabemos que la verdad con frecuencia ofende a algunos y a veces a muchos. Pero mi esperanza es que estas 95 tesis, ancladas en la revelación de Dios, sean usadas ​​por el Señor para transformar nuestro mundo y como un instrumento de salvación para muchos. Que Dios sea glorificado en y a través de nosotros.

No estamos solos; hay un grupo de pastores y líderes que abraza este mismo sueño. Ellos están trabajando para ver lo mismo que queremos ver nosotros… la voz de Dios oída entre las naciones y Su nombre reverenciado.

¡Soli Deo Gloria!

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