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Juzgando a Jesús al margen de la ley

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Aileen: Bienvenidas a Mujer para la gloria de Dios, quien les habla Aileen Pagan de Salcedo, Cathy Scheraldi de Núñez y Mayra Beltrán de Ortiz. MPLGDD es una producción del Ministerio de mujeres Ezer, de la IBI, bajo la sombrilla del Ministerio de Integridad & Sabiduría.

Mayra: ¡Gracias por sintonizarnos! ¡Les invitamos a suscribirse al canal de YouTube de Integridad y Sabiduría, darle me gusta a este video y compartirlo! 

Cathy: El programa de hoy lo hemos titulado “Juzgando a Jesús al margen de la ley”. 

La semana pasada vimos como los lideres religiosos fueron usados por Satanás para llevar a cabo su malvado plan, para deshacerse del Mesías. Vimos que, aunque estos conocían bien las Escrituras, su orgullo no les permitió ver lo que la multitud, aun sin educación, si pudo ver. De nuevo vemos como “Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte” (1 Corintios 1:27)

Aileen: Hoy queremos comenzar a revisar los 6 juicios a los que Cristo fue sometido, 3 antes las autoridades religiosas, y 3 antes las autoridades civiles. Los 6 juicios tuvieron 2 cosas en común, primero que todos fueron ilegales, y segundo que en ninguno querían encontrar la verdad. 

Y me llama mucho la atención, como siendo los fariseos tan apegados al cumplimiento de la ley, incluyendo los tribunales y juicios, con Jesús no siguieron nada de lo establecido por la ley.

Mayra: Los judíos tenían un documento llamado el Mishnah, donde compilaban todas sus tradiciones orales, desde alrededor de 300 AD, y las cuales fueron pasadas de generación en generación. En este documento, había una parte que describía la forma en que los tribunales funcionaban y las tradiciones que gobernaron al Sanedrín durante el tiempo de Cristo. Y al comparar el Mishnah con lo que está escrito en los evangelios, podemos concluir que la jurisprudencia fue totalmente ignorada.

Cathy: Para dar algunos ejemplos, empecemos porque los tribunales no debían realizar ningún juicio en la noche ni antes del sacrificio de la mañana (Mishnah: Sanedrín. 4:1) Tampoco debían ocurrir en la tarde del sábado ni durante los días festivos, también citado en la Mishnah: Sanedrín. 4:1. Este documento también establecía que todos los tribunales debían ser públicos y no en secreto (Mishnah: Sanedrín. 1:6). Y los casos en donde se estableciera la pena de muerte, se requería la participación de un mínimo de 23 jueces, también citado en Mishnah: Sanedrín 4:1.

Aileen: Por otro lado, según el Mishnah: Sanedrín 3:6, el sumo sacerdote no podía participar en el interrogatorio del acusado. 

Y para que la persona fuera condenada, se necesitaban de 2-3 testigos sustentando la acusación (Deuteronomio 17:6-7 y 19:15-20). El veredicto solamente podía ser dado en horas del día, y al día siguiente de que los miembros del Sanedrín se reunieran en parejas para discutir el caso durante toda la noche, y luego de volverse a reunir con el fin de reconfirmar el veredicto y dar sentencia, en Mishnah: Sanedrín 4:1

Mayra: Hay otros ejemplos de cómo los fariseos violaron la ley en el juicio que le hicieron a Jesús, sin embargo, creo que ya tenemos la idea. Comencemos ahora a evaluar el primer tribunal, del cual podemos leer en Juan 18: 12-23. En Getsemaní, apresaron a Jesús, lo ataron y caminaron a través del valle de Kidron, para llegar a Jerusalén hasta el hogar de Anás, el suegro de Caifás, el sumo sacerdote. Aunque para este momento ya Anás no era el sumo sacerdote, tanto este como su familia eran conocidos por su corrupción organizada, siendo este la cabeza.  

Cathy: Pudiéramos especular que cuando Jesús limpió el templo, algunos días antes de ser apresado, que varias de los principales sacerdotes y los ancianos cuestionaron “¿Con qué autoridad Jesús hacia estas cosas?”, que posiblemente Anás o alguno de su familia estuviera presente, y por eso mostraran tal hostilidad contra Él. 

Cuando Jesús fue apresado, todos los discípulos, con excepción de Pedro y Juan, huyeron. Mientras que estos 2 siguieron a Jesús a distancia.

Aileen: Juan que conocía a Anás, entró al patio. Pero como Pedro se quedó afuera, Juan salió y habló a la portera, para que lo dejaran entrar. Juan entonces volvió al área del tribunal, mientras que Pedro se quedó en la periferia. 

Entonces la criada que cuidaba la puerta le preguntó a Pedro si él no era uno de los discípulos de Jesús y Pedro mintió negándolo. 

A pesar de ya ser después de la medianoche, Anás salió vestido con su túnica y se sentó en frente de Jesús para iniciar el juicio. 

Mayra: Anás cuestionó a Jesús sobre sus discípulos y sus enseñanzas, pero la respuesta de Jesús no era lo que él esperaba. Jesús les dijo que, dado que Él no había hablado en secreto sino abiertamente en el templo y las sinagogas, no entendía por qué le estaban preguntando a Él y no a las personas que lo habían oído. 

Imagino que esto debió molestar mucho a Anás, porque este actuaba como su juez, y Jesús estaba no solamente rehusándose a contestar sus preguntas, sino que también estaba demostrando que estaban incumpliendo con el proceso establecido por la ley, ¡empezando porque faltaban los testigos necesarios para un tribunal legal!   

Cathy: Además de que era ya de noche, estaban en medio de la celebración de la Pascua, en un lugar secreto y no en el templo, donde debía celebrarse el juicio según la ley. 

Y como mencionamos antes, Anás ya no era el sumo sacerdote, sin embargo, se comportó como si lo fuera. Y las personas allí presentes respaldaron a Aman, por eso uno de los alguaciles abofeteó a Jesús por faltarle el respeto al “sumo sacerdote”.

Aileen: ¡Una ilegalidad más de este juicio! 

Jesús reaccionó con toda calma, haciéndoles una pregunta “Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas?” (Juan. 18:23) Era obvio que, aunque Jesús era el acusado, Él estaba en control de todo, y estaba poniendo en evidencia lo que realmente estaba ocurriendo. Los lideres religiosos se sintieron burlados, por esto Anás envió a Jesús al verdadero sumo sacerdote Caifás.

Mayra: Jesús fue entonces llevado al templo y hogar de Caifás, y donde la mayoría del Sanedrín estaba reunido para realizar un segundo tribunal. Y antes de continuar es bueno explicar qué era el sanedrín. En aquel tiempo, esta era la suprema corte del templo, quienes crearon las leyes y reglas del conducto.  Además de manejar las operaciones diarias del templo, el sanedrín lidiaba con los casos de malas conductas religiosas, casos civiles y casos criminales menores.  Sin embargo, el manejo de juicios de casos capitales era raros porque usualmente eran reservados para ser tratado por las autoridades romanas.

Cathy: Y los romanos eran los únicos autorizados a establecer sentencia de muerte. De nuevo, todo esto se ejecutó violentando la ley.

Mientras Pedro se mantuvo cerca, manteniendo un bajo perfil. Sin embargo, de nuevo, una de las sirvientas del sumo sacerdote lo identificó y le preguntó si estaba con Jesús.  Y de nuevo Pedro le negó y un gallo cantó. 

Aileen: Ella le preguntó de nuevo, así como otros de los allí presentes también.  Y esta vez Pedro respondió maldiciendo y juró que ni conocía a Jesús. Entonces salió del portal cuando oyó el tercer canto del gallo y leemos en Lucas 22:61-62 “Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor, cómo le había dicho… Y saliendo, lloró amargamente” 

No puedo imaginar lo que Pedro experimento en aquel momento, no solamente al oír al gallo cantar, sino al recibir la mirada de Jesús.

Mayra: Jesús lo predijo; y esto es el mismo hombre que proclamó “Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré”, (Mateo 26:33) En aquel momento Pedro estaba confundido, pues quien él pensaba que era El Mesías, estaba a punto de morir. Pedro había dejado todo para seguirle y ahora todo parecía perdido. ¡Especulo que estaba quebrantado, humillado y sin esperanza! 

Cathy: Entretanto, el sanedrín siguió con su tribunal ilegal. En Israel, el acusado era inocente hasta que se probara lo contrario. Y para acusar a alguien era necesario contar con por lo menos 2 testigos, cuyos testimonios coincidieran. Cada testigo debía ser entrevistado individualmente y no podía ser por el sumo sacerdote. 

El trabajo del sumo sacerdote era presidir sobre el tribunal y facilitar el debate de los 70 miembros del sanedrín. Al acusado nunca se le requería testificar.

Aileen: Las autoridades procuraron obtener testimonios en contra de Jesús para acusarle y darle muerte, pero no encontraron. Porque, aunque muchos dieron falso testimonio, estos no coincidían. 

Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús, “¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?” (Marcos 14:60), pero Jesús no contestaba. De nuevo Jesús está humillándoles porque por ley, a Él no se le requería que contestara.

Mayra: El sumo sacerdote trataba de buscar una forma en que pudieran entregar a Jesús a las autoridades romanas y convencerles de que el matar a Jesús le serviría a su imperio. Caifás pensó que, si Jesús afirmaba ser el Rey legítimo de Israel, ellos entonces podrían denunciarle como una amenaza al imperio. Al Jesús no contestar las preguntas, Caifás le preguntó directamente “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” (Marcos 14:61) 

Cathy: y Jesús contestó “Yo soy; y veréis al HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER y VINIENDO CON LAS NUBES DEL CIELO.” (Marcos 14:62) y Caifás rasgó su ropa, declaró que no era necesario tener testigos y todos le condenaron a muerte. 

Jesús no solamente afirmó el cargo en su contra, sino que citó el Salmo 110:1 y en Daniel 7:13, para que así los religiosos se dieran cuenta de que lo condenaron por ser el Salvador!

Aileen: Especulo que, el hecho de que Jesús evidenciara estar en control y entender todo lo que estos estaban haciendo, desafiaba y confrontaba al sumo sacerdote y al resto del sanedrín.  Además de que, ya no había duda de que Jesús era una amenaza para sus intereses. ¡Los que supuestamente eran los representantes de un Dios santo, le estaban robando al pueblo de Dios!

Mayra: Y para que pareciera que las autoridades habían respetado la ley, estos disolvieron el concilio hasta el día siguiente, cuando el veredicto final sería dado. 

La costumbre en realidad era que se reunieran en parejas para discutir a fondo el caso y llegar al veredicto. Sin embargo, al no contener su odio “le escupieron en el rostro y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban, diciendo: Adivina, Cristo, ¿quién es el que te ha golpeado?” (Mateo 26:67-68). Es obvio que este tribunal fue una farsa y Jesús fue condenado desde antes.

Cathy: Hay muchas lecciones que podemos aprender de esta historia. Primero, las personas con apariencia de piedad no necesariamente son piadosas. Por eso siempre digo que al ejercitar el discernimiento es necesario no solamente oír lo que las personas dicen, sino también observar lo que hacen. Y honestamente pongo más énfasis en el accionar de las personas porque todas tenemos corazones engañosos y mentes con áreas entenebrecidas. Realmente Proverbios 12:15 nos recuerda “El camino del necio es recto a sus propios ojos, más el que escucha consejos es sabio”. Jesús advirtió al sanedrín múltiples veces, sin embargo, ellos lo ignoraron.

Aileen: El tercer principio es que no todos los que están son. De nuevo, por las mismas razones que menciono Cathy, debemos pedir discernimiento para evaluar los acontecimientos de la vida, aun dentro de la iglesia. Nadie está exento de pecar, sin embargo, los maduros en la fe reconocen su pecado, lo admiten y piden perdón. Los que no, creen que están bien y que no hay razón para cambiar, y esto es…orgullo.

Creo que este es un buen punto para terminar. Las autoridades religiosas eran dominadas por el orgullo y por ende no pudieron ver su pecado.  ¡Al punto de condenar a muerte a Aquel a quien habían esperado por generaciones! 

Diariamente debemos pedir al Señor discernimiento y sabiduría. Y antes de tomar cualquier decisión, siempre cuestionar las motivaciones de nuestro corazón, porque puedo estar equivocada. Además de ayudarme a mantener una actitud humilde ante la vida.

Recuerden siempre orar por el programa Mujer Para la Gloria de Dios. ¡Necesitamos la protección de nuestro Señor! 

Mayra: Además de pedirle a Dios que nos de humildad, porque Santiago 4:2 nos dice que “No tenéis, porque no pedís.”  

Les esperamos en nuestro próximo encuentro, Dios delante.

Cathy: Sigamos meditando esta semana sobre estos principios. ¡Bendiciones!