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Jesús, nuestro perfecto viticultor

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Jesús, nuestro perfecto viticultor

Aileen: Bienvenidas a Mujer para la gloria de Dios, les habla Aileen Pagan de Salcedo y Mayra Beltrán de Ortiz. MPLGDD es una producción del Ministerio de mujeres Ezer de La IBI, bajo la sombrilla del Ministerio de Integridad & Sabiduría. ¡Nuestra meta siempre es compartir sobre verdades bíblicas que nos forman a la imagen de nuestro Señor!

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El programa de hoy lo hemos titulado “Jesús, nuestro perfecto viticultor”.

Mayra: Gracias a Dios por todas aquellas que nos apoyan con su sintonía y mensajes. 

Dios permita que para el cierre de este programa estemos claras en la respuesta a la pregunta que nos planteamos al iniciar este programa: ¿Procuramos permanecer en intima comunión con Cristo mientras cumplimos con nuestros deberes?

Como queremos aplicar todo lo aprendido en el programa, no olviden reflexionar sobre las preguntas que estamos publicando en Instagram para que puedan aprovechar mejor las enseñanzas del contenido de MPLGDD. 

Como siempre, antes de iniciar con nuestro estudio, vamos a presentarnos a nuestro Señor: oremos.

Aileen: En el programa anterior estudiamos la parábola de los labradores malvados en el Antiguo Testamento, en Isaías 5. La comparamos con la parábola muy similar del Nuevo Testamento en Mateo 21 y la reacción que tuvieron los lideres religiosos.

Hoy queremos estudiar sobre la última cena de Jesús en el aposento alto. Es importante que entendamos que esta es una cena que los judíos habían celebrado anualmente por 2000 años, conmemorando su liberación de la esclavitud en Egipto. Los apóstoles estaban reunidos para celebrar como siempre lo habían hecho durante todas sus vidas. Sin embargo, lo que los apóstoles no se percataban todavía era que esta misma cena estaba apuntando a lo que prontamente habría de ocurrir cuando la sangre de Jesús, el verdadero Cordero Pascual, fuera derramada para la salvación de todos los que confiasen en Él. ¡Así tuviera lugar la liberación de la esclavitud de todos nuestros pecados por siempre!

Mayra: Los apóstoles no sabían, pero Cristo sí, que esta sería Su última cena antes de morir. Por eso Cristo se tomó el tiempo para resumir Sus enseñanzas y preparar a estos hombres para que continuasen el ministerio que estaba dejando en sus manos. Además de darle un significado nuevo y más profundo a lo que ellos habían practicado todas sus vidas al mismo tiempo.

Es interesante ver que, de nuevo, Jesús habla sobre la viña, pero ahora, en vez de enfocarse en los malvados que mataron al hijo del viñador, Jesús se enfoca en presentarse a sí mismo como la vid verdadera. Jesús está tomando el lugar que Isaías había dado a Israel, al afirmar que Él es la vid autentica y saludable. A diferencia de la nación de Israel que no había logrado alcanzar el estándar de Dios.

Además, al mismo tiempo, Jesús está asegurando que la relación con Sus discípulos continuaría!

Aileen: El propósito de sembrar una viña siempre es para que esta produzca frutos para la producción de uvas de mesa o para elaborar vino. Esta es la misma razón por la que Dios sembró Su viña con nosotros, para que diéramos muchos frutos de santidad y gracia. Pero, trágicamente, ¡tanto Israel como todos nosotros hemos fallado! ¡Solo cuando permanecemos en intima comunión con Él que es la vid verdadera es que nosotros podemos, como pámpanos, producir un fruto sano que agrade a Dios!

Creemos que nuestro deber es producir fruto en gratitud por lo que Él ya hizo por nosotras y esto es verdad. Sin embargo, olvidamos que sin Él no podemos hacer nada, porque separados de Jesús, nada podemos hacer (Juan 15:5). Cuando afrontamos la vida sin Dios, esto eventualmente nos lleva a la frustración y a un constante sentido de fracaso y culpa. Continuando con lo que Dios quiere enseñarnos aquí, me encantan los ‘peros’ de Dios. ¡Cristo nos está enseñándonos una mejor forma de vivir!

Mayra: En esta parábola hay tres personajes: la vid que es Cristo mismo, el viñador que es Dios Padre y los sarmientos que son Sus seguidores. En el capítulo 15:2, leemos: “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto”. Noten que se refiere a aquellos que están “en mi”. Es decir que no se trata solamente de que estemos siguiéndole, sino de que estemos en Cristo.

Los teólogos llaman esto una ‘verdad posicional’ porque, cuando estamos en Cristo, el Padre nos trata como si fuéramos Cristo mismo.

Aileen: Si estamos en Cristo, es porque tenemos una relación correcta con el Padre. Como Romanos 8:1 nos asegura, “no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús”. Por eso también Pablo nos continúa afirmando en el versículo 17 de Romanos que, si somos hijos, entonces somos herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Dado que nuestra posición está segura, entonces Jesús nos dice en Juan 15, en el versículo 2 que, “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto”.

Es bueno aclarar que la palabra usada aquí en el original es una palabra griega que, aunque puede significar ‘quitar’, su significado primario es ‘levantar del suelo’, como cuando se levanta para atar a un enrejado.

Mayra: Muchos son los que han mal interpretado este versículo, estableciendo que se puede perder la salvación. Sin embargo, así como no hacemos nada para ganar la salvación, porque esta es un regalo de Dios dado por gracia, tampoco podemos hacer nada para perderla.

Lo que sí sucede es que Dios nos va podando como parte del proceso de redención que toma lugar a lo largo de toda nuestra vida. Por amor, ¡Dios nos va quitando todo aquello que no se parezca a Cristo para que así podamos dar más fruto que sí nos lleve a parecernos más a Él!

Como mencionamos, los versículos 4-5 establecen que es imposible dar fruto apartados de Él; leamos: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15)

Aileen: Por esto mencionaste que es imposible vivir a la manera de Dios alejados de Él. ¡Nuestro deber es seguir aprendiendo a cómo depender totalmente de Dios en todo!

Y, ojo, debemos ser intencionales en desarrollar esta relación íntima dependiente de Dios.

El crear una real dependencia de Dios en todo es un proceder opuesto a mi naturaleza pecadora, y obviamente también opuesto a lo que el mundo nos enseña.

Necesitamos aprender a separarnos de nuestros padres para formar nuestras propias familias. Las casadas necesitamos aprender a ser una sola carne con nuestros maridos y las que somos madres necesitamos aprender a tener y criar hijos, de forma tal que ninguna de estas dinámicas relacionales desplace a Dios de Su primer lugar.

Como mujeres cristianas, tenemos que llenar todos los roles que nos toquen asumir en nuestras vidas, en total dependencia de Dios y no en una forma autosuficiente, ¡ni a expensas de otros!

Esto requiere un cambio en el chip al venir a Cristo; en vez de creernos autosuficientes, ser responsables y obedientes a la manera de Dios. En vez de hacernos codependientes de otra persona, ¡promover un vínculo cada vez más estrecho con Dios!   

Mayra: Si hacemos así, Dios obrara y nuestras vidas darán un buen fruto, no producido por nosotras, sino por Dios mismo obrando en nosotras: este debe ser nuestro propósito, pero no nuestra responsabilidad. Nuestra responsabilidad no es trabajar para producir el fruto, sino el promover una relación con Cristo vibrante y activa. Es conectarnos con Dios a través del conocimiento y aplicación de Su Palabra a nuestras vidas. En consecuencia, Él producirá el fruto, y este se hará evidente a los que nos rodean.

Es imposible producir un carácter piadoso por nosotras mismas.  Es el Espíritu Santo obrando en y a través de nosotras quien desarrolla en nosotras un carácter piadoso. 

Cuando permanecemos en Cristo, estudiando y aplicando Su Palabra a nuestras vidas, nuestro carácter es transformado y esto trae gloria a Cristo. Cambiamos de tal forma que nuestros deseos son los deseos de Dios y vemos cómo nuestras oraciones son contestadas afirmativamente porque nuestros deseos son los deseos de Dios. Todo lo que pidamos en Su nombre, Él lo hará para que el Padre será glorificado.

Valdrá aclarar que me referí específicamente a una respuesta afirmativa porque Dios siempre contesta y no solamente con un ‘sí’, sino también con un ‘no’. Mientras más alineados estén nuestros deseos a la voluntad de Dios, ¡más respuestas afirmativas tendremos de parte de Dios a nuestras oraciones! 

Así reflejaremos mejor el carácter de Dios, amando más porque Dios es amor (1 Juan 4:8) y los que nos rodean podrán notar el cambio. Si hay una cosa que es difícil resistir… es el amor. Cuando amamos a nuestro prójimo, ellos ven la diferencia. Experimentamos más confianza y paz, lo que a su vez desarrollara en nosotras gozo.

Este gozo del Señor es algo difícil de explicar, porque aún en las peores circunstancias tendremos confianza en que Dios está en control sin importar que tan mala sean nuestras circunstancias, Dios lo usara para nuestro bien.

En el mundo no podemos encontrar gozo, si acaso experimentamos fugaces momentos de felicidad, y estos desaparecen tan pronto experimentamos dificultades.

Aileen: Ni el pueblo de Israel, ni la iglesia por sí misma pueden producir fruto a menos de que permanezcamos en Él. Salomón es un excelente ejemplo que nos confirma esto. Salomón fue dotado por Dios de gran sabiduría y un discernimiento divino al máximo. Sin embargo, no permaneció en Dios y su padre, David, aun con todos sus pecados, demostró más frutos que su hijo Salomón. ¿Por qué? David tuvo un corazón conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14) y, tan pronto que reconocía su pecado, siempre volvía a su Señor en arrepentimiento y retomaba de nuevo su relación con Él.

Volviendo ahora de nuevo a Jesús en el aposento alto, Mateo 26:26-28 nos dice que Jesús “tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.”

Podemos especular lo que los discípulos estaban pensando en aquel momento; ¡primero Jesús les dice que tienen que permanecer en Él y ahora está instruyéndoles comer Su cuerpo y beber Su sangre! ¡Imagino que estos debieron estar totalmente confundidos!

Mayra: En el versículo 29 Jesús dice: “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.” Hoy nosotras sabemos el significado completo de lo que Jesús estaba diciendo en aquel momento, porque conocemos el desenlace. Sin embargo, los discípulos acababan de oír a Jesús establecer que Él es la vid y que ellos tenían que permanecer en Él. Sin embargo, Jesús no tomaría del fruto de la vid hasta tanto se encontrara de nuevo con ellos en el reino de Su Padre.

Si nos ponemos en el lugar de los apóstoles, esto era como si estuvieran tratando de armar un rompecabezas, faltándole piezas importantes. ¡De seguro en medio de un ambiente pesado porque Jesús sabia la muerte que le esperaba!

Aileen: Ahora Jesús les dice que todos le habrían de abandonar, precisamente lo opuesto de lo que Él acaba de instruirles. Sin embargo, en Su misericordia Jesús les advierte que después de resucitar, Él no solamente se juntaría de nuevo con ellos, sino que Él iba a ir delante de ellos. Pedro, aunque fue movido con buenas intenciones, en ese momento con poco discernimiento sobre su propia debilidad, le dijo a Jesús: “Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré.”

Sabemos que Jesús le advirtió a Pedro lo que ocurriría y, sino hasta que el gallo cantó por tercera vez, fue que Pedro recordó lo que Jesús había dicho (Mateo 26:33-34).

Mayra: Muchas veces pensamos mal de los discípulos por cómo abandonaron a Jesús y se escondieron por miedo. Sin embargo, estos estaban confundidos con todo esto que Jesús les acababa de explicar. Además, el disturbio era tan grande que vino una gran multitud con espadas y garrotes de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo para arrestarlo.  El odio de los religiosos contra Jesús era evidente.

Para complicarlo aún más, todo aquello sucedió en la noche, en medio de un jardín con poca luz. ¡La escena en realidad debió ser muy intimidante y probablemente nosotras hubiéramos actuado igual o peor!

Desafortunadamente, ya tenemos que terminar el programa de hoy y creo que es importante que, al revisar todos estos hechos, ¡nos pongamos en los zapatos de los discípulos para aprender mejor de su ejemplo!

Aileen: En el próximo programa seguiremos con la vida de Jesús, específicamente revisando la noche en que fue entregado.

Evaluemos cuál sería nuestra reacción si nos tocara vivir un momento tan intenso como el que le tocó vivir a los discípulos? ¡Sobre todo a la luz de toda la enseñanza que hoy tenemos en la Biblia!

Ya saben, no dejen de sintonizarnos en nuestro próximo programa.

Mayra: Queridas hermanas, sigan orando por el programa Mujer Para la Gloria de Dios. ¡Necesitamos la protección de nuestro Señor! Recuerden seguirnos en Twitter e Instagram escribiendo a @MPLGDD y en Facebook Mujer para la gloria de Dios.