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Fuerza y dignidad son sus vestiduras y sonríe al futuro 

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Fuerza y dignidad son su vestidura; Y sonríe al futuro (Prov. 31:25) 

Catástrofes naturales, niños abandonados, guerras entre naciones, pandemias, enfermedades catastróficas, accidentes, muertes prematuras, asaltos, robos y crisis financieras, son las noticias que recibimos a diario en los periódicos y noticieros. A nuestro alrededor vemos mucho sufrimiento e injusticias y, aunque me gustaría decirte que las cosas se pondrán mejor, la realidad es que este mundo va de mal en peor. Así que, nos preguntamos: ¿Cómo esta mujer de Proverbios puede ser fuerte y mirar el futuro con optimismo y esperanza? La respuesta está en que el corazón de esta mujer está confiado en Dios, quién es sabio, bueno, fiel y será capaz de sostenerle y fortalecerle sin importar el valle oscuro que le toque atravesar. 

Ante tanta maldad y situaciones difíciles, podemos vernos tentados a pensar que Dios ha perdido el control del mundo, pero lo cierto es que Él gobierna y tiene un plan sabio y justo que pronto ejecutará. Por lo tanto, podemos reírnos de lo por venir porque confiamos en Su sabiduría y bondad aún en medio de la más profunda oscuridad, reconociendo que nada ocurre sin que Él lo permita y que somos amados con un amor extraordinario, de tal manera que aún en la más profunda aflicción Él mismo estará a nuestro lado para consolarnos y fortalecernos. 

Si hubieran hecho una premiación para seleccionar a la persona más temerosa del futuro, creo que yo hubiera ganado. Recuerdo que, en mis primeros días de matrimonio, el solo hecho de pensar en que mi esposo podría fallecer, me hacía llorar por largo rato. Y al pensar en enfermedades que me podrían afectar a mi o a algún ser querido, me llenaba de temor y ansiedad. El futuro se veía incierto y lleno de peligros, hasta que llegó un dolor que en mis fuerzas no hubiera podido resistir y fue la muerte de nuestro bebé con dos días de nacido. Allí, en medio de ese profundo dolor, conocí a un Dios tierno, compasivo y consolador quien me visitaba, trayendo Su Palabra como un bálsamo sobre mis heridas. Aprendí que sin importar el valle o desierto que Él me permitiera atravesar Su gracia sería más que suficiente para sostenerme y fortalecerme. Así que increíblemente, esa tribulación en vez de volverme desconfiada y temerosa, me fortaleció en mi Señor, porque entendí que Él es suficiente y mi mayor bien. Ciertamente hoy puedo decir que, aunque no sé lo que traerá para mí el mañana, Dios será fiel en sostenerme, hasta llevarme a mi dulce hogar en el cielo. 

Esto no significa que seamos masoquistas y que nos guste sufrir, si no que no estaremos ansiosos, preocupados, ni amedrentados por el futuro, porque nuestra confianza estará en el Dios que nos ama y siempre tendrá lo que es mejor para nosotros. Él estará a nuestro lado si nos toca atravesar las llamas, o andar en el valle de sombra de muerte, así que esta confianza y fortaleza no viene de nosotros, si no de un Dios que es poderoso para fortalecernos y sostenernos aún en la más profunda aflicción, cambiando nuestro temor por esperanza. 

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Angélica Rivera de Peña es miembro de la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana, es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute, está casada con el pastor Joel Peña, encargado del ministerio de Vida Joven de la Iglesia Bautista Internacional (IBI) donde Angélica sirve junto a él. Es parte del equipo del ministerio de mujeres Ezer. Tienen dos hijos, Samuel y Abigail.