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El negocio de Pablo: cambiando lo terrenal por lo eterno

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Hoy fue interrumpida la serie del pastor Miguel Núñez por atender una invitación a predicar en una iglesia hermana de Santiago de los Caballeros, Rep. Dominicana. En su lugar en la IBI predicó Enrique Crespo con el mensaje titulado: El Negocio De Pablo: Cambiando Lo Terrenal Por Lo Eterno, basado en la carta del apóstol Pablo a la iglesia de Filipos ( Filipenses ), capítulo 3, versículos del 5 al 11.

 

La ciudad de Filipos era de mucha importancia comercial dentro de la provincia de Macedonia, situada en lo que hoy es la parte norte de Grecia; por consiguiente, fue el primer lugar donde se formó la primera comunidad cristiana de Europa, y el apóstol la fundó durante su segundo viaje misionero.

 

Pablo escribió esta carta estando preso y el motivo principal fue agradecerles una ofrenda que les enviaron a la cárcel. Además del agradecimiento, Pablo aprovechó para dar algunas instrucciones y exhortaciones para confirmarlos en la fe, así como animarlos para que sus vidas personales sean acordes a la doctrina que él predica y que personalmente practica, como corresponde al evangelio de Cristo.

 

En estos versículos, Pablo les dice que todo lo que él consideraba como ganancia en la carne, ahora lo considera pérdida por amor a Cristo. Les menciona sus hoja de vida, por lo cual cualquiera que no conociera a Cristo podría sentirse orgulloso, ya que fue circuncidado al octavo día de nacido, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín ( de donde fue escogido el primer rey de Israel ), en cuanto a la ley fariseo, perseguidor de la iglesia, pero ahora todo eso lo considera pérdida, basura, ya que por amor a Cristo lo ha perdido todo, y lo tiene por basura para ganar a Cristo. Además, desea ser hallado en Él por fe, a fin de conocerle, porque quiere ser como Cristo, y padecer como Él, hasta Su muerte, para conocer el poder de la resurrección.

 

Si logramos descubrir para nuestras vidas el propósito de Dios y que provocó que Pablo, al hacer este intercambio de su erudición, cultura, abolengo, etc, por conocer a Cristo, conocerlo íntimamente, sus pensamientos, conocer hasta sus reacciones, entonces tendremos vida, y vida eterna y abundante. Mientras no conocemos a Cristo, solo existimos, no vivimos.

 

El poder de la resurrección nos ha sido dado para completar la tarea que Dios nos ha asignado, como la predicación de Su palabra en todas partes. Y ese poder incluye el participar de los padecimientos de Cristo. Esta participación es un testimonio de vida para que otros al verlo puedan llegar a los pies de Cristo.

 

Pablo prefirió cambiar todo lo que tenía que lo podía hacer sentir orgulloso, para tener el conocimiento de Cristo y experimentar el poder de la resurrección. Es un buen negocio el cambiar las cosas materiales y perecederas, temporales, por lo eterno de la resurrección en Cristo. La perspectiva eterna de Pablo le produce paz, y esa paz es la que debemos buscar a través de conocer el propósito de Dios para nuestras vidas.

 

Que el Señor ponga en nuestros corazones buscarlo a Él a través de Cristo, para alcanzar esa paz que sobrepasa todo entendimiento y nos da vida eterna.

 

Bendiciones.

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Dios lo llamó a conversión en 1980 a los 18 años de edad, y a partir de ese momento ha sido utilizado por nuestro Señor para evangelizar, enseñar, aconsejar, y predicar la palabra de Dios en diferentes púlpitos. Ha ejercido como docente en varios niveles en la iglesia, colegio cristiano y universidad. Es miembro de la IBI desde el 2005 y a partir del 2012 fue inquietado por Dios para servir en el campo misionero como entrenador (Timoteo) y movilizador, labor que hace desde el 2015 al frente de “Misión Antioquía”, el ministerio de evangelismo, plantación de iglesias y misiones de la IBI. Posee una licenciatura en Mercadeo de UNIBE, y realizó estudios de Derecho en la UASD. Es egresado del Instituto Integridad & Sabiduría, y ha realizado cursos de Educación y Teología en seminarios de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo (IBSJ) y Columbia International University (CIU) en Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. También posee una Maestría en Estudios Teológicos del Seminario Teológico Bautista del Sur. Está casado con Aurora Almánzar desde 1988, teniendo tres hijos, Aldo, Iván y Javier, mayores de edad y con inquietudes misioneras.

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