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Viviendo Según Quien Soy – Joan Veloz

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Joan Veloz es el predicador invitado hoy domingo en la IBI y su mensaje ha sido titulado: Viviendo Según Quien Soy, basado en la primera carta del apóstol Pedro, capítulo 2, versículos del 1 al 10.

Una de las portadas de la revista National Geographic  hace referencia al tema del género que está muy de moda. Menciona que un niño o niña puede decidir por sí sólo el sexo que desea ser. Es una muestra clara que los valores cristianos están siendo perseguidos y pisoteados, pero lo que queremos los creyentes en Cristo es defender la verdad del evangelio.  En occidente, en América Latina, no estamos siendo perseguidos para muerte, pero sí para cambiar nuestros valores y principios. La iglesia está siendo perseguida y nunca ha dejado de estarlo desde sus inicios. En este contexto el apóstol Pedro escribe esta carta en el año 64 de nuestra era debido a la persecución que sufría la iglesia y muestra  la dulzura, bondad y el amor humilde de Cristo. Da un resumen muy claro de las consolaciones y de las instrucciones necesarias para estimular y dirigir al cristiano en su viaje hacia el reino de los cielos.

En estos versículos que vemos hoy, Pedro hace una recomendación de tener un temperamento que corresponda con el carácter cristiano.  Hablar mal es señal de maldad y engaño en el corazón y estorba nuestro provecho por la palabra de Dios. La vida nueva necesita un alimento idóneo. Los infantes desean leche y hacen por ella lo mejor que puedan conforme a su capacidad; así deben ser los deseos del cristiano por la palabra de Dios.  Nuestro Señor Jesucristo es muy misericordioso con nosotros, miserables pecadores y tiene plenitud de gracia. Pero hasta el mejor de los siervos de Dios en esta vida tiene sólo un anticipo de las consolaciones de Dios. Cristo es llamado Piedra para enseñar a sus siervos que Él es la protección y la seguridad de ellos, el fundamento o cimientos sobre el cual son edificados.  Todos los creyentes verdaderos son un sacerdocio santo; sagrado para Dios, servicial para los demás, dotados de dones y gracias celestiales. Pero los sacrificios más espirituales de lo mejor en oración y alabanza, no son aceptables sino por medio de Jesucristo.  Él es la piedra del ángulo que une a todo el número de creyentes en un templo eterno, y soporta el peso de toda la construcción.  Elegido o escogido para un fundamento que es eterno.  Ser edificado en Cristo significa creer en Él; pero en esto se engañan muchos a sí mismos, no consideran lo que es, ni la necesidad de participar de la salvación que Él ha obrado. El alma creyente se apresura a ir a Cristo, pero nunca encuentra causa para apresurarse a huir de Él. Los cristianos verdaderos son linaje escogido; constituyen una familia, un pueblo distinto del mundo: de otro espíritu, principio y costumbre; que nunca podrían ser sí no fueran escogidos en Cristo para ser tales y ser santificados por su Espíritu.  No nos atrevemos a abusar ni a afrentar la libre gracia de Dios si queremos ser salvados por ella; pero todos los que quieran ser contados entre los que obtienen misericordia anden como su pueblo.

Pedro hace tres (3) exhortaciones claras en estos versículos y una aclaración hacia el final. Las exhortaciones son las siguientes:

1.- Desechad. Cuando menciona esta palabra se refiere a que el cristiano debe quitarse las suciedades y cosas de la carne que se oponen al amor de Cristo. Debemos eliminar la malicia, desechar el deseo intenso de que algo malo le pase a otro. El engaño debe ser removido, las medias verdades, la mentira, la falta de información. La hipocresía, el aparentar lo que no somos para ser aceptados por los demás, no es la forma de actuar del cristiano.  El cristiano vive de manera transparente, cae, se arrepiente, pide perdón, el Señor lo levanta y sigue adelante. La envidia debemos eliminarla. Debemos vivir conforme con lo que Dios nos ha dado, sin envidiar lo de otro. La difamación es otro aspecto que debemos eliminar. El creyente no habla mal de otra persona. El hablar mal de otro significa hablar mal de la imagen de Dios en esa persona. Estas y otras son las cosas de nuestro carácter que debemos desechar, eliminar en nuestro caminar con Cristo.

2.- Deseo Hambriento por la Palabra de Dios. Existen lecturas cristiana y devocionales que ofrecen bienestar espiritual, que de alguna manera funcionan como sustitutos de la buena alimentación, pero no por mucho tiempo. La Palabra de Dios es el único alimento sólido que existe, no tiene sustitutos, no tiene rivales. Para tener el deseo por el estudio de la Palabra de Dios, tenemos 3 recomendaciones prácticas: a) Recordar quien es el autor y que ha preparado la Palabra. Pablo nos recuerda que toda la Palabra es inspirada por Dios. b) Ser honestos con Dios y decirle que no tenemos hambre por Su Palabra. Debemos pedirle que ponga ese deseo en nuestro corazón, y como dice Santiago, al pedirle algo que es Su deseo y voluntad, lo concede. Pondrá el deseo de estudiar la Palabra. y, c) Examinar las bendiciones que trae la Palabra. El más bendecido de estudiar la Palabra soy yo, y luego serán bendecidos mis relacionados.

3.- Ser Edificado. Pedro exhorta que vengamos a la piedra viva para ser edificados y tener una vida plena. Venir diariamente a Cristo para ser recargado. El Padre lo ha escogido, es un tesoro preciado, por lo que no debemos rechazarlo. Cristo ha sido bendecido para siempre. El cristiano es una morada digna del Espíritu Santo, es edificado a través de Cristo, quien es la piedra angular.

Hemos sido constituidos como morada del Espíritu Santo para sacrificios espirituales, para rendir mi vida como sacrificio a Dios. Por eso hemos sido constituidos como sacerdotes, y en proceso de santificación.

Finalizando estos versículos, Pedro hace una aclaración como expresando seguridad de todo lo dicho anteriormente.  Cita porciones del Antiguo Testamento que muestran que para Dios Cristo es importante y lo ha puesto como piedra angular de la construcción de nuestro carácter, y nunca seremos avergonzados.

Sin embargo, los que han desechado a Cristo, para ellos, éste se convierte en piedra de tropiezo. El día del juicio Cristo los rechazará. Porque negar el evangelio es negar a Cristo y al mismo Dios.

Dios nos ha escogido por su gracia y por amor. Nuestra identidad está en Cristo.  Hemos sido separados por Dios para servirle y adorarle. Somos llamados por Dios como posesión de Él, por eso debemos alabarlo y vivir consecuentemente a Sus principios.  La identidad cristiana no está definida por nuestra profesión y lo que hacemos, sino por nuestra relación con Dios, y vivimos para alabar a Dios y mostrar al mundo lo que Él es. El propósito de nuestra vida es para mostrar las virtudes de aquel que nos llamó. Debemos mostrarlo a través de nuestra vida diaria.

Finalmente, Pedro nos recuerda que antes no éramos Su pueblo, pero que ahora sí hemos sido injertados y somos llamados Sus hijos y recibimos Su misericordia. Sólo por Su gracia, por Su amor, porque Él quiso. Ahora puedo ser lo que soy por Su gracia.

Padre celestial, fortalece nuestra fe. Que en nuestro corazón esté siempre presente que Cristo es nuestra fortaleza y a través de Su Palabra es que vamos a edificarnos y crecer para ir santificando nuestro carácter. Que Dios nos ayude a vivir acorde a lo que somos ahora. Bendiciones.

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Conoció la gracia de Dios y fue llamado a salvación en la IBI en el año 2005. Desde su conversión sintió un profundo deseo de servir al Señor impactando e instruyendo a los jóvenes y las familias de la iglesia. Actualmente se desempeña como Coordinador de los Grupos Pequeños de la IBI e iniciativas de discipulado y membresía. Su pasión es dar a conocer al Señor Jesucristo y ver crecer la Iglesia para la gloria de Dios. Él es graduado en Derecho y tiene una Maestría en Gerencia y Productividad con Especialidad en Alta Gestión Empresarial. En la actualidad tiene un cargo directivo en una empresa farmacéutica. Joan es graduado de la primera promoción del Instituto Integridad & Sabiduría. Recientemente tuvo el privilegio de graduarse y completar una Maestría en Estudios Teológicos (MATS) en el Seminario Teológico Bautista del Sur y una Maestría en Divinidad (MDiv) en la misma institución. Está casado desde el 2009 con Michelle Suzaña y juntos tienen tres hijos: Daniella, Camila y Miguel Andrés.

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