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Un llamado a correr

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Serie: A correr y ¡correr bien!

Continuando con nuestra reflexión sobre Hebreos 12:1-3, en este segundo articulo queremos abundar sobre el llamado a correr que Dios nos hace a través de este versículo.

Lo primero a conocer es a quien esta Epístola le esta hablando. Sin duda les habla a judíos, pues es la carta a los hebreos, por lo tanto, la nacionalidad no es una incógnita. Ahora la segunda pregunta es ¿quienes son estos judíos?, ¿eran creyentes o conversos?

Los estudiosos identifican que los receptores de esta carta estaban comprendidos por dos grupos de personas. Por un lado, estaban los judíos cristianos, que habían aceptado a Jesús como Mesías pero que habían comenzado a recibir presión de la familia, de los amigos, de los religiosos y habían comenzado a retroceder en su caminar cristiano y querían volver a sus patrones judíos anteriores. Los primeros capítulos de Hebreos es precisamente una demostración de que a través de Cristo tenemos un mejor pacto, un mejor sacrificio, un mejor profeta que Moisés, un mejor sacerdocio; por lo que podemos estar seguros de que el nuevo pacto es suficiente para poder acercarnos confiadamente al trono de la gracia, tal y como lo dice Hebreos 4:16 “Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.”

En el otro lado, estaban los judíos que intelectualmente estaban convencidos de que el evangelio era cierto, es decir que Jesús era el Mesías y Salvador, pero nunca habían recibido a Jesucristo personalmente porque estaban atemorizados de ver lo que les pasaba a aquellos que habían dado el paso. Estos permanecían en la periferia debido a su temor de comprometerse y a su temor de pagar cierto costo por su fe.

Por el contexto del pasaje, en especial a la luz de Hebreos 10:38, que es donde dice “Mas el justo por la fe vivirá”, y luego todo el capítulo 11, pudiéramos decir que es probable que el objetivo básico del autor fuera decirles a aquellos que estaban en la periferia vengan a correr y secundariamente a los que eran creyentes corran bien. Nuestra realidad actual no es diferente a los receptores de esta carta. Muchas de las que estamos leyendo pudiéramos perfectamente encajar en cualquiera de estos dos grupos.

Puedes que seas de la que haya oído el evangelio, hayas entendido que es verdad, Jesús es Dios y pago por mis pecados, pero por miedo a asumir lo que implica la fe: el perder amigos, el perder la aprobación de la familia, el temor a hacer cambios en tu vida que piensas que te darán menos gozo (lo cual no es cierto), el temor de perder dinero, porque ahora tengo que poner mis finanzas claras y los cristianos pagan impuestos y diezman, te has paralizado y no has dado el paso de comenzar a vivir la vida de la fe.

O puedes ser de las del otro grupo, que te has comprometido con la fe, pero ahora esta carrera es muy pesada, y no quieres seguir soportando la presión de los amigos y de la familia, y piensas que es mejor seguir haciendo las cosas como antes lo hacías, sin esta ardua tarea de seguir la fe. 

Para ambos grupos, Dios, a través de su Palabra y específicamente a través de esta porción de Hebreos 12, te dice, ¡¡Ven y corre, y corre bien!!

¿Pero que es lo que voy a correr bien?, muy sencillo, la carrera de a fe.

Déjenme brevemente explicarles esta palabra “carrera”. En el original para carrera es nada más y nada menos que “agon” de donde en español viene la palabra agonía. Sí, esta es la invitación que te hace esta porción, ven “ven a la agonía”.

Yo se que ahora mismo, lo que les estoy explicando no suena nada apetitoso, atrayente ni convincente, pero no te estoy diciendo algo que Jesús no haya dicho.

El mismo dijo en Juan 15: “Si el mundo los odia, recuerden que a mí me odió primero”, y mas adelante el también dice: “Ya que me persiguieron a mí, también a ustedes los perseguirán”. Luego en el capitulo 16 se agrega: “los van a expulsar de las sinagogas (de su iglesia), los van a matar.” Y luego casi al final del capitulo dice: “Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.”

Jesús nos esta poniendo las expectativas de esta vida en el lugar correcto. Van a tener aflicción, esta carrera es agónica, pero yo he vencido al mundo. Así que corran, corran esta carrera, porque al final les espera el premio que es nuestro: “YO HE VENCIDO AL MUNDO”.