Tesis basada en 1 Tesalonicenses 2:8. A lo largo de la historia de la Iglesia siempre se ha insistido en la necesidad de discipular. Pero muchas veces hemos malentendido el discipulado porque hemos creído que discipular, básicamente, consiste en enseñar un cuerpo de doctrinas y su aplicación, cuando en realidad discipular es mucho más que eso: es un proceso de toda la vida.