Tesis basada en Hecho 20:26-27. En nuestros días es muy común escuchar a un predicador ir de una porción de la Palabra a otra porción de la Palabra y luego a otra porción de la Palabra, siempre buscando aquellos pasajes que bendicen a la congregación, pero evitando de manera intencional aquellos pasajes que confrontan el pecado en el corazón de la misma congregación.