Inicio Artículos Rindiendo mi tiempo al Señorío de Cristo

Rindiendo mi tiempo al Señorío de Cristo

2558
0

“Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
(Efesios 5:15-16)

Dios quiere que seamos sabias. Nosotras también anhelamos serlo. Queremos tener sabiduría para poder entender los tiempos en medio de los cuales estamos viviendo. ¿Verdad? La carta a los Efesios puede servirnos como un manual en el que podemos encontrar la normativa de cómo debemos vivir si somos hijas de Dios.

En Efesios 5:15, el apóstol Pablo nos insta a ser cuidadosas en nuestra manera de andar. Dice que andemos “no como necias, sino como sabias». Esto supone caminar cuidadosamente, como quien anda entre espinos. El versículo 5:16 agrega algo sumamente importante también. Expresa, “aprovechando bien el tiempo”. ¿Que nos está diciendo Pablo en este versículo? En realidad, lo que está expresando es que, conociendo ya la voluntad de Dios, no debemos dejar pasar la más mínima oportunidad para vivir conforme a lo que nos ha sido establecido.

Me imagino que todas estamos conscientes de que debido a que somos mujeres, por idiosincrasia, siempre estamos “queriendo aparar varias pelotas con tan solo dos manos” … Esto es algo que lo hacemos de manera natural. ¿Saben por qué? Porque ya sea por temperamento o por educación, creemos que todo lo podemos…y todo queremos hacerlo al mismo tiempo. Nos involucramos en más cosas de las que podemos hacer o resolver. Y en ese afanar, se nos olvida que en realidad el único dueño del tiempo es Dios. Se nos olvida, por añadidura, que, así como no podemos controlar el tiempo tampoco podemos controlar las circunstancias. Nos ocurre que la mayoría de las veces queremos hacer tantas cosas a la vez que quedamos exhaustas, y lo peor es que, cuando nos damos cuenta de que no logramos terminar todo lo que nos habíamos propuesto, nos sentimos mal con nosotras mismas porque nos parece que hemos perdido el tiempo. Entonces nos sentimos fracasadas.

No sé si a alguna de ustedes les pasa lo mismo que a mí; pero yo me paso la vida corriendo de un lado para otro, tratando de hacer muchísimas cosas al mismo tiempo, pero claro, nunca me alcanza el tiempo para todo. Entonces me frustro. La realidad es que, si no cuantifico el tiempo que necesito para cada cosa que debo hacer, eso que se llama “tiempo” se me acaba y yo sigo sin terminar.

Dios dispuso que el tiempo se marcara por el movimiento de los cuerpos celestes. Esto podemos encontrarlo desde el principio de la Biblia: “Entonces dijo Dios: «Haya lumbrerasen la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años;” (Génesis 1:14).Las divisiones del tiempo diseñadas por Dios constituyen el marco en que se insertan los acontecimientos, y las circunstancias dependen de Dios. Los acontecimientos se desarrollan de manera cronológica, todo firmemente relacionado con el tiempo y el espacio, pero todo, absolutamente todo, de acuerdo con los propósitos de Dios.

La palabra “tiempo” es un sustantivo. Denota una temporada de duración determinada. Se acompaña de un artículo determinado cuando nos referimos a “el tiempo”. Por ejemplo: el tiempo de duración de una vida, el tiempo que tiene una persona siendo creyente, el tiempo que llevo asistiendo a la iglesia, etc.

En la Biblia, se nos manda a aprovechar bien el tiempo. Dice Santiago 4:14, “Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.”  Si es así, como de hecho lo es, en obediencia y de manera práctica hagamos nuestro mejor esfuerzo para sacar el mayor provecho de nuestro tiempo en este mundo caído para así poder cumplir con los propósitos que Dios trazó para nosotras, y tratemos de no perder las oportunidades que el SEÑOR ha puesto en nuestros caminos para servirle.  No olvidemos nunca la brevedad de la vida. Tomemos la firme decisión de rendir, de someter nuestro tiempo al SEÑOR. Para ello necesitamos pedirle que nos de sabiduría. Dios es la fuente de toda sabiduría, dice Proverbios 2:6, “Porque el Señor da sabiduría, De Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia.”  Lo interesante de todo esto es que podemos pedir esa sabiduría con toda confianza porque dice en Santiago 1:5, Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”

Si Dios es quien controla el tiempo, dirige las circunstancias y es, por demás, la fuente de la sabiduría, sometámonos a Él de manera consciente e intencional en nuestro tiempo de cada día y Él nos ayudará a usarlo sabiamente sin frustrarnos. De esa manera podremos ser instrumentos sabios en Sus manos.