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Perseverando a pesar de la debilidad

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“Y El me ha dicho: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad».
Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que el poder de Cristo more en mí”

(2 Corintios 12:9)

Recuerdo los inicios de mi caminar por el sendero del cristianismo y sonrío.  Era confuso para mí entender a los cristianos.  Decían que para vivir había que morir.  Que los últimos serían los primeros.  Que para ser fuerte debemos ser débiles. TODO lo opuesto a lo que había sido enseñada. Y es que ciertamente la vida del cristiano es como una paradoja. ¿Y qué es una paradoja?  Un hecho que parece contrario a la lógica y así es la vida del creyente, corriendo contra corriente, contra lo establecido por el mundo caído en el cual vivimos.

En la Palabra de Dios la vida cristiana es ilustrada como una carrera.   Carrera que durará toda la vida y requiere de perseverancia; de un esfuerzo sostenido y constante que nos permitallegar al final como vemos en Mateo 24:13 “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”, abrazando la meta, el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús, Filipenses 3 14.

Dios nos ha dado TODO lo que necesitamos.  En 2 Pedro 1:3b leemos, “nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda”, para correr la carrera de la Fe, y nos exhorta a añadir a la Fe que ya está en nosotros, perseverancia, 5 Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe…, perseverancia, y a la perseverancia… piedad… 8 Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar.” No solo nos han sido dadas, ¡sino que abundan!

Vivir en un mundo caído desgasta nuestras fuerzas físicas y espirituales. Circunstancias externas e internas, tribulaciones, limitaciones financieras o relacionales, tentaciones y esta real guerra espiritual en la que nos encontramos, nos debilitan. Para poder perseverar necesitamos dependencia de la fuente, de donde viene la provisión continua de la GRACIA que necesitamos en todo tiempo para poder mantener ese esfuerzo sostenido y constante. 

Como vemos en el pasaje de 2 Corintios 12, no le era posible a Pablo confiar en sus propias capacidades, éstas más bien eran un estorbo, su dependencia total era del Señor. Y a Dios le pareció bien dejarle ese aguijón porque este lo mantendría en dependencia de la fuente.

Nuestras debilidades son permitidas por Dios para demostrar Su Poder a través de nosotras. A El no le impresiona nuestra fuerza o autosuficiencia.

Cuanto más débil sea el instrumento humano con más claridad resplandece en medio de la prueba la gracia de Dios. 1 Corintios 4:7 “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros”.

Estar débil no nos impide perseverar, lo que nos muestra claramente es que para poder hacerlo a la manera de Dios debemos depender de Él.  Me gusta pensar “perseverar por causa de mi debilidad” en vez de “perseverar a pesar de la debilidad”, porque el mismo apóstol Pablo dice en el versículo siguiente “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Es una condicionante para que la fortaleza del Señor sea con mi vida, para que no se oponga mi propia fortaleza a la de Él.

  • Nuestras debilidades previenen la arrogancia.  2 Corintios 12:7 “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara”.

Nos mantiene humildes y nuestro ego controlado.

  • Nuestras debilidades pueden hacer que demos un paso que se adelante al paso de Dios.
  • Nuestras debilidades nos dejan ver la necesidad que tenemos de relacionarnos con los hermanos, desplazando ese espíritu independiente que dice “Yo no necesito de nadie”.
  • Nuestras debilidades producen comunión.  Unidos a los que forman el pueblo de Dios somos fuertes.

En la Palabra de Dios vemos a un Gedeón, un Moisés, un Abraham, un Pedro, un David debilitados por la inseguridad, el temperamento, el temor, la impulsividad, el adulterio y todos ellos “sacaron fuerzas de la debilidad” … Hebreos 11:32-34. Dios quiere tomar nuestra debilidad, aquella que pueda incluso estar impidiendo la perseverancia en tu caminar con Él, y transformarla.

Dios usa a las personas débiles. 2 Corintios 12:10 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

Una de las frases de nuestro pastor Miguel Núñez y que alienta sobremanera mi corazón dice, “Nuestra debilidad es el mejor lugar para Dios reflejar el brillo de Su Poder”.

La bendición de estar en debilidad no nos impide correr, por el contrario, corremos con la mirada hacia arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios y donde nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3:1-3)