En este mundo caído en donde predomina el mal y la perfección se perdió en el huerto del Edén, todos tenemos aseguradas en nuestras vidas pruebas diversas y en diferentes cantidades y variedades. Para los cristianos que sabemos que toda nuestra vida está bajo el control de un Dios Soberano y Omnipotente esto implica que las pruebas no nos ocurrirán al azar, sino que tendrán un propósito especifico a la luz de la eternidad: ¡redimirnos y formar el carácter de Cristo en nosotros!
Las pruebas, entiéndase tentaciones, problemas o tribulaciones, a lo largo de nuestra vida en este mundo serán variadas porque son varias las áreas de nuestro carácter que necesitan ser redimidas para parecernos mas a Cristo. La cantidad, la frecuencia y la intensidad de estas pruebas serán siempre predeterminadas por nuestro buen Señor porque como bien nos dice Su palabra, “El nunca nos dará una prueba mayor que la que podamos sobrellevar” (1 Corintios 10:13)
Dios permite las pruebas para ser ejercitados en nuestra fe, y como oportunidades para ayudarnos a desarrollar el carácter de Cristo. Sin embargo, la reacción mas frecuente en nosotros ante las pruebas es de rebelión, autocompasión o una constante queja.
Y si algo nos confirma la experiencia de aquellos cristianos que en medio de las pruebas se han refugiado en Cristo, aquellos que a pesar de sus emociones han decidido creerle y obedecerle, es que en medio de estas el fruto del Espíritu Santo (amor, gozo, paz, bondad, benignidad, paciencia, dominio propio, mansedumbre y fe) se reproduce. Mientras que todos los que se resisten ante las pruebas, se rebelan o se quejan de estas, ¡¡ponen en evidencia su inmadurez de carácter y su falta de confianza en el Dios soberano!!
Para muchos que no conocen o no entienden todavía la línea de pensamiento de Cristo, resulta irónico y hasta chistoso el aprender que en la Biblia se nos enseña que ¡nuestra reacción ante las pruebas debe ser la de sumo gozo! Y aunque a simple lectura parezca absurdo, la razón del gozo viene dada cuando conocemos el buen efecto que tienen en nosotros las mismas.
Las vidas que han sido sometidas a pruebas, y aun mas a severas pruebas, son vidas que nos hablan de la grandeza de Dios. Son vidas que ya sea que estén relatadas en el AT como la de Moisés, o en el NT como la de Pablo, son útiles en las manos de Dios. Hoy en día seguimos teniendo muchos ejemplos de vidas actuales que han sido sometidas a grandes pruebas y que, al refugiarse en Cristo, las mismas les han servido para ver la vida por encima del Sol. Uno de los hechos que mas impacto tiene en los incrédulos, es el ver a los cristianos en paz y gozo en medio de las mayores angustias. Tan solo por mencionar dos ejemplos de vidas que han encontrado gozo en medio de las pruebas, son la ciega Fanny Crosby y la parapléjica Joni Erickson Tada (ver sus biografías). ¡Las aflicciones son para el alma como el fuego caliente que purifica el oro, o el cincel que talla el mármol!
Sabemos que, en muchas ocasiones en esos momentos de tanta angustia, enojo, ira, frustración y demás emociones negativas que florecen ante los problemas, lo que menos quiere nuestro corazón es refugiarse en Dios. Lo que queremos es resolver, buscar, tornar y virar según nuestros propios medios humanos. Sin embargo, aun cuando los sentimientos nos traicionen y nos quieran dirigir por otros caminos, y hasta si nos sentimos hipócritas, seamos intencionales en buscar de Dios, en refugiarnos en El, “Porque Dios es quien producirá en nosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad” (Filipenses 2:13).
Entonces nos podemos preguntar, cuando me toque vivir una prueba y no experimente gozo, ¿qué debo hacer? Este mismo pasaje de Santiago, en el 1:5 nos dice que debemos pedir a Dios. Dios es la fuente de sabiduría, el camino que me llevara al gozo, y en realidad a todo lo que necesite para sobrellevar la prueba, aprender de ella y superarla exitosamente.
La sabiduría bíblica es la que me va a ayudar a entender la prueba y su propósito a la luz de la eternidad asegurada en Cristo, y la perspectiva correcta a partir de una mejor comprensión de mi condición pecaminosa (Romanos 3:10, Marcos 10:18, Jeremías 17:9-10) Y Dios nos enseña en la Biblia que Su sabiduría esta disponible para nosotros, solo nos toca buscarla y pedirla (Proverbios 2:6, Santiago 3:17, 1 Corintios 3:18, Daniel 2:23, Efesios 1:17).
Como soldados que somos, en medio de una constante guerra espiritual debemos prepararnos para el siguiente combate. Y la mejor estrategia es que desde antes de que llegue la prueba, o también después que ha pasado la misma, intencionalmente aprendamos a pensar bíblicamente. Entonces así la próxima vez que nos encontremos en medio de una (y ojo: ¡mientras estemos vivos en este mundo siempre nos llegaran pruebas!) podremos responder según la actitud esperada que nos enseña Santiago: ¡una respuesta de gozo!
Y a modo personal comparto que, aunque claro que en mis oraciones nunca esta el pedir que venga a mi una nueva prueba, si doy muchas gracias a Dios por todo lo que hace en mi, y a través de mi por medio de ellas. ¡No hay palabras o expresiones suficientes para describir todo lo bueno que he experimentado a raíz de las aflicciones pequeñas y grandes que Dios ha orquestado para mi vida!
La Biblia es la revelación del carácter de Dios, esta llena de enseñanzas que si son puestas en practicas son 100% efectivas en nuestras vidas para ayudarnos con las pruebas. Además de que la Biblia también nos alienta con todas las promesas que Dios aquí nos dejó plasmadas.
Y qué mejor forma de cerrar esta reflexión que usando la misma Biblia, la palabra de Dios, lámpara para nuestro caminar: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.” (Proverbios 3:5-6)