Mis primeros años como madre se caracterizaron por una inmensa alegría y agradecimiento. Con tres bendiciones que disfrutaba, amaba y cuidaba, en ocasiones me sentía incompetente, porque era nueva creyente y estaba consciente de la responsabilidad que se me había encomendado. Quería mostrarles a mis hijos al Dios que había empezado a conocer y que supieran donde ir cuando no supieran que hacer.
En la lectura de la Biblia y en oración constante he aprendido como corresponder a lo que el Señor me pide, no por obligación sino por amor.
Algunas madres de la Biblia nos sirven de modelo al revelarnos el corazón de Dios a través de como desempeñaron su rol.
Cito algunos ejemplos:
1-María, madre de Jesús.
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”. Lucas 1:38
“Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. Lucas 1:46-47
Al recibir la noticia de que sería la madre del Hijo del Altísimo, María no se llenó de orgullo, al contrario, respondió mostrando humildad, mansedumbre y obediencia. Se vio a sí misma como una persona necesitada de un Salvador, sabía que no se trataba de ella y por eso le dio la gloria a Cristo.
Esto nos lleva a meditar: ¿Cómo respondemos a las bendiciones que recibimos y a los logros o méritos de nuestros hijos? ¿Reconocemos que todo lo que tenemos del Señor procede y Él es quien merece toda la gloria?
2-Eunice, madre de Timoteo.
“Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que en ti también”. 2 Timoteo 1:5
Eunice y Loida eran mujeres de fe, piadosas, que habían transmitido a Timoteo las enseñanzas del Señor y él había sido influenciado por ellas, en su crianza.
En su segunda carta a Timoteo capítulo 3, versos 14 y 15, Pablo le recuerda que persistiera en lo que había aprendido de las Sagradas Escrituras. Esta había hecho su trabajo en él, transformándolo, hasta convertirlo en el hombre íntegro que conocemos.
3-Jocabed, Madre de Moisés
Moisés nació en una época en que el faraón había decidido mantener el control sobre los esclavos hebreos, arrojándolos al Nilo, y ahogando a todos los bebés varones.
“Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del Nilo”. Éxodo 2:3
Jocabed, caracterizada por un amor valiente, sacrificial y abnegado. No temió a hacer lo correcto, aunque esto significase ponerse en peligro al desafiar a las autoridades, ni tampoco a entregar su hijo para ser criado por otra persona, aún si esto implicaba romper su propio corazón en el proceso.
4-Bitia, Madre adoptiva de Moisés
Hija del faraón, vio a Moisés cuando su verdadera madre tuvo que dejarlo en el río, y llena de compasión y bondad, decidió adoptarlo.
“Al abrirla, vio al niño, y he aquí, el niño lloraba. Y le tuvo compasión, y dijo: Este es uno de los niños de los hebreos”. Éxodo 2:6.
En Éxodo 2:10 se nos muestra cómo progresó esta relación. Bitia era considerada la madre de Moisés.
5-Rizpa, madre de Armoni y Mefiboset
Su historia aparece en 2 de Samuel, capítulo 21.
Saúl ya estaba muerto y David era el rey. Habían pasado tres años de hambre en Israel, y El Señor le dijo a David que la razón era que Saul y su familia eran culpables de la muerte de los gabaonitas. El pueblo de Israel había jurado no matarlos, pero Saul trató de exterminarlos.
Los gabaonitas demandaron que para resarcir lo ocurrido ejecutaran a 7 hijos de Saul. Entre ellos estaban los hijos de Rizpa, su concubina.
“Y Rizpa, hija de Aja, tomó tela de cilicio y lo tendió para sí sobre la roca, desde el comienzo de la cosecha hasta que llovió del cielo sobre ellos; y no permitió que las aves del cielo se posaran sobre ellos de día ni las fieras del campo de noche”. 2 Samuel 21:10
Rizpa no se sentó a lamentarse, quería darles un entierro digno a sus hijos, y protegiendo sus cuerpos, mostró su amor, fidelidad, dedicación y determinación, logrando que cuando David se enteró, ordenara que los cuerpos fueran sepultados.
Estas madres, aun en medio de las peores circunstancias, nos enseñan mucho del corazón de Dios.
A ti, que estás criando a tus hijos y piensas que estás sola porque eres la única responsable de instruirlos en la fe cristiana y de proveer para sus necesidades, porque el padre de tus hijos no puede o no asume su función por la razón que sea. O tú, que estás embarazada y estas considerando la mentira que el mundo ofrece de que la solución es el aborto, sin dar la oportunidad a tu hijo de cumplir con el destino que Dios tiene para él. Quizás, tengas un hijo descarriado o alejado, o has decidido ser madre adoptiva. Puede ser que tengas el corazón destrozado por la muerte de uno de tus hijos.
Cualquiera que sea tu caso, es mi oración que Dios nos conceda la humildad necesaria para reconocer que no podemos desempeñar nuestro rol fuera de Él. Ir a la palabra de Dios y meditar en estas mujeres de la Biblia que son un ejemplo de abnegación, amor sacrificial, humildad, mansedumbre, valentía, firmeza, compasión, bondad y fidelidad es un medio de gracia para lograrlo.
Te animo a tener esperanza, porque, aunque parezca difícil, la lucha por cumplir nuestro rol en este mundo caído vale el esfuerzo.