Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “La ira de un Dios misericordioso (Segunda parte)” basado en Judas 11-16 como continuación de la serie “El Espíritu de la Apostasía”.
Es paradójico pensar que un Dios infinitamente misericordioso tenga la capacidad de airarse más que cualquier otro ser en todo el universo. Como humanos, continuamente razonamos en categorías igualmente humanas y no nos podemos imaginar como Dios podría actuar misericordiosamente y al mismo tiempo ser capaz de airarse contra otro debido a su vida de pecado. Nosotros no somos capaces de hacer algo similar.
La mejor ilustración que he oído de cómo Dios puede experimentar emociones aparentemente opuestas al mismo tiempo, es pensando en lo que le ocurre al mar durante un huracán. En la superficie, el mar luce extremadamente embravecido con olas enormes; sin embargo apenas unos metros más abajo estár en completa paz. Eso nos da una idea de cómo nuestro Dios puede experimentar un amor incondicional hacia aquellos que le aman y airarse en extremo contra aquellos que corrompen su diseño y violan su ley al mismo tiempo.
Judas comienza el texto de hoy con la expresión, “¡Ay!” En el lenguaje hebreo hay dos tipos de oráculos: Oráculos de bendición que usualmente comienzan con la palabra bienaventurados o benditos y oráculos de maldición que usualmente comienzan con la palabra ¡Ay!, como aparece en el texto de hoy. Refiriéndose a los falsos maestros, Judas dice en Judas 11,“¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y por lucro se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré.”
En este versículo hay tres personajes, cuyas vidas son usadas por Dios como ejemplos del juicio que vino sobre ellos como advertencia contra los falsos maestros y como ilustración aún para nosotros mismos. Para referirse a la condenación o al juicio que dios traería sobre estos falsos maestros, Judas hace mención
- del camino de Caín,
- como por lucro estos hombres se lanzaron al error de Balaam, y
- de la rebelión de Coré.
El camino de Caín
Como recordarán Caín mató a su hermano Abel. Sin embargo, no creemos que Judas está haciendo referencia a que los falsos maestros son homicidas. Sino más bien que de la misma manera que Caín se rebeló contra Dios, igualmente, estos falsos maestros se rebelaron contra el mismo Dios. El Señor rechazó la ofrenda de Caín porque su corazón no estaba bien con Dios y, al Dios no recibirla, en vez de arrepentirse, Caín se aíra contra su Hacedor. Así nos ocurre hoy que cuando las cosas no salen como nosotros esperábamos o entendíamos, nos enojamos y se nos olvida que nuestro enojo siemnpre será contra Dios que ha permitido esas circunstancias en nuestras vidas con un propósito.
El falso maestro predica en el nombre de Dios, pero su predicación no es endosada por Dios porque Él nunca aprobará la. La mentira es la antítesis de lo que Dios es y estos falsos maestros predicaban y vivían una mentira. Por tanto, ellos no escaparían el juicio de Dios.
El error de Balaam
El error de Balaam fue expuesto ampliamente cuando vimos la segunda epístola de Pedro. Balaam comenzó como un profeta de Dios que fue visitado por el rey de los moabitas, Balac, quien le propuso que maldijera el pueblo judío a cambio de dinero. Balaam coqueteó con la oferta y terminó rechazándola tres veces como leemos en Números 22-24. Sin embargo, más adelante, Balaam logró recibir dinero de parte del rey Balac a cambio de un consejo que terminara maldiciendo al pueblo judío. Este consejo fue que promoviera actos de inmoralidad sexual hasta llegar a las orgías entre mujeres moabitas y los varones hebreos (Números 25). En un solo día cayeron unas 23,000 personas como fruto del pecado cometido con esta tribu pagana de Moab.
Una vez más vemos como la inmoralidad sexual ha sido la causa de algunos de los juicios de Dios mas severos. Balaam mostró su avaricia al coquetear con la oferta de dinero de parte del rey Balac y, finalmente, recibiéndola. Balaam es culpable de haber incitado actos de orgías entre mujeres moabitas y varones hebreos como ya dijimos y de practicar la adivinación o hechizería (Josué 24:9-10). En este caso podemos ver qué tan bajo puede caer el ser humano cuando su conciencia se endurece hacia el pecado.
La rebelión de Corea
Esta narrativa aparece narrada en Números 16 cuando Corea, junto con otros 250 líderes del pueblo, se presentó ante Moisés y retó su autoridad señalándole que Dios no solamente hablaba a través de él, sino que también hablaba a través de todos estos líderes. En otras palabras, Corea no reconocía la autoridad que Dios había puesto sobre Moisés y sobre los líderes que se presentaron con él.
Dios ha establecido un orden de autoridad en la sociedad: los ciudadanos se someten a sus gobernantes; las esposas guardan sumisión frente a sus esposos; los hijos deben obediencia a sus padres; y las ovejas son llamadas a obedecer y a someterse a sus pastores. Cuando esas líneas de autoridad son violentadas, nuestra rebelión no es contra la persona en una posición de autoridad sino contra Dios mismo porque Él es quien ha diseñado y delegado dicha autoridad para ser ejercida bajo Su señorío.
Una de las cosas que Dios más odia es la actitud de rebelión. La rebelión es comparada con el pecado de hechicería. Dicha rebelión humana no es otra cosa que la expresión del orgullo humano y del grito de independencia de la criatura hacia su Creador. En nuestra rebelión le decimos a Dios, “Yo he determinado seguir el camino conforme a mi propia sabiduría y he desechado el camino que tú has dispuesto para mí.”
Dios hizo que la tierra se abriera y se tragó a Coré, Datán y Abirán con todas sus familias; fuego descendió del cielo y consumió a los 250 líderes que se habían levantado contra Moisés. Coré quiso crear una división en el pueblo de Dios levatándose contra el líder que Dios había escogido para llevarlos al desierto pero Dios no tolera la división de su pueblo ni el divisionismo. Por eso dice Pablo a Tito en Tito 9:10-11, “Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, deséchalo, sabiendo que el tal es perverso y peca, habiéndose condenado a sí mismo.”
Esa es la exposición de los tres puntos del mensaje. Ya habló de cómo se comportaban los falsos maestros y luego pasó a describirlos a través de metáforas:
- Primero Juadas habla de “escollos ocultos” (Judas 12) . La NTV les llama, “arrecifes peligrosos” que sería una traducción correcta y luego agrega: “que pueden hacerlos naufragar.” Esa es la idea: un barco pudiera repentinamente chocar contra arrecifes que están debajo del agua que no fueron visualizados y pudiera terminar naufragando. Muchos han naufragado dejándose llevar de las falsas enseñanzas de falsos maestros y, cuando ésto ha ocurrido, ha pasado por una sola razón: dichas personas no estaban revisando las enseñanzas recibidas con la verdad de Dios revelada en Su Palabra.
- Luego Judas habla de que estos falsos maestros se apcentaban a sí mismo. Dicho de otra manera, estos falsos maestros probablemente habían escalado posiciones de autoridad. Posiblemente estos falsos maestros hacían que las ovejas débiles participaran con ellos en actos de inmoralidad sexual ya que ellos se habían entregado al libertinaje, negando la posibilidad de un juicio futuro. Este hecho solo agravaba su juicio venidero.
- El tercer calificativo que Judas usa es el de “nubes sin agua llevadas por los vientos…” para referirse a estos falsos maestros. Palestina siempre ha sido un terreno árido. Imagínate viviendo en aquella región y viendo nubes que vienen hacia ti pero que al llegar no derraman agua sobre el terreno y siguen siendo llevadas por los vientos de manera que te pasan por encima y continúan su camino. Estos falsos maestros tienen un parecido con esas nubes porque quizás hablan mucho pero no tienen nada que entregar porque desconocen la Palabra de Dios y por tanto desconocen Su voluntad.
Luego Judas usa tres otras metáforas para referirse a como son o lucen estos falsos maestros:
- Él comienza hablando de que son como “árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados.”
- Luego “son olas furiosas del mar, que arrojan como espuma su propia vergüenza.”
- La última metáfora usada por Judas para referirse a estos falsos maestros es la de“estrellas errantes” o aquellas a las que nosotros llamamos estrellas fugaces que vemos en el cielo por uno segundo y luego desaparecen.
Judas termina diciendo que es lo que le espera a este grupo de de falsos creyentes y maestros y entonces dice: “para quienes la oscuridad de las tinieblas ha sido reservada para siempre.”