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La fidelidad a Dios en las tentaciones

1966
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¿Cómo puede escribir de fidelidad a Dios una pecadora como yo?

Amadas, les confieso, este es un tema que me humilla, mucho; pero alivia a mi alma el saber que mi pasado, mis fallos diarios y mi debilidad reposan en el MISERICORDIOSO DIOS, quien no es como yo, quien muestra Su favor a mi vida cada mañana, quien es inmutable, infalible y fiel a Sus promesas; NO como yo.

Tentación

«Impulso de hacer o tomar algo atrayente, pero que puede resultar inconveniente”. En nuestra cosmovisión sería la atracción diaria hacia tu debilidad pecaminosa que va en contra de los designios de Dios.

Fidelidad

“Firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, y en el cumplimiento de los compromisos establecidos; lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona”. En nuestros términos de vida, obedecer con voluntad y agrado los mandamientos de Dios en tu proceder diario; lealtad de Dios mismo a las promesas que ha proclamado.

Teniendo los términos claros, leamos juntas este pasaje:

Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla.

(1 Corintios 10:12-13 NBLA)

No nos creamos tan fuertes

La seguridad de tus pasos en el caminar de obediencia a Dios no descansa en el número de veces que vas a la iglesia, la cantidad de ministerios a los que perteneces, los dones que posees, el grado teológico del que gozas. Todo ello es un medio de gracia para ejercitar tu obediencia, pero la Biblia es clara en guiarnos a la autoevaluación a pesar de tales ejercicios de fe porque si nos apalancamos en ellos para sentirnos fuertes y hacer frente directo entrando al terreno de la tentación pensando que saldremos airosas, ¡estamos fritas!  

No eres extraterrestre

Todos los seres humanos disfrutamos de la gracia común que nuestro Señor nos hace vivir: el sol sale para todos, medios para producir sustento, etc. Así que, hay cosas que nos son comunes…no existe ese terreno, esa circunstancia donde solo tu has estado, donde solo a ti te ha pasado. En ocasiones queremos justificar nuestra caída en tentación pensando que nuestra circunstancia fue mas difícil que la de los demás, cuando La Palabra nos enrostra claramente: “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres”.

¡Fiel es Dios… hay una salida!

Dios, que conoce nuestra falibilidad y nuestra limitación, y Él con Su naturaleza de amor y misericordia, pone limite a esa situación de debilidad. Como si fuera poco, no solo establece un muro de contención, sino que te muestra que siempre habrá esa puerta a mano derecha que dice EXIT (SALIDA). El Espíritu Santo te mostrará siempre ese mejor paso a dar que te acercará en fidelidad a Dios (esa pausa para que pienses mejor y digas NO, esa pausa para que huyas, esa pausa para que acomodes tus palabras en la mente antes de emitirlas) y te alejará de ese escenario que al final de cuentas te herirá, te robará, te destruirá, como lo diseña el enemigo de nuestras almas. 

En ocasiones, cuando hablamos de estos temas, solo nos enfocamos en pecados ruidosos como los sexuales… se nos olvida entrar en el saco:

  • Las mentiras por quedar bien
  • La ira que exhibí en casa o en la calle
  • Mi descuido en la edificación del hogar
  • El orgullo mostrado en el trabajo
  • El exhibicionismo de proceder “perfecto” a mis amigas con mis hijos, mi casa, mis labores en la iglesia
  • Las murmuraciones
  • No orar o estudiar las Escrituras como disciplina frecuente
  • Mi irresponsabilidad y/o excesos con relación al templo del Espíritu Santo, mi cuerpo… glotonerías, vida fitness de culto al cuerpo
  • Negar mi fe por mantener estatus social
  • Y agrega tú todo aquello que el Señor traiga a tu memoria.

La fidelidad a Dios ante las tentaciones diarias es una decisión consciente, agarradas de la mano del Espíritu para discernir el momento y accionar en post de la obediencia en vez de mi propio deseo.

La palabra de Dios nos muestra claro la consecuencia de esa toma de decisión determinante: ¿Soy fiel o me entrego a mi deseo?

Recordemos a un David entrando al terreno: miró de lejos a una mujer que no era suya y tuvo la oportunidad porque, en vez de ir a la guerra como le corresponda, decidió huir de su deber y quedarse en casita… Esa aparente minúscula decisión terminó en la muerte de un hombre inocente, la muerte de un niño, la vergüenza y mucho más.

En contraparte tenemos a un José huyendo de terreno: la mujer de Potifar le hablaba todos los días para que durmiera con ella, él no quiso y, un día a solas, ella lo asió de su ropa y él le dejó la ropa en las manos y huyó. Aunque esa decisión de decir ¡no! y huir le llevó a la cárcel, Jehová estaba con José. Como consecuencia a la obediencia, se obtuvo, entre muchas cosas más, la preservación del pueblo de Israel. 

También recordemos a un Pedro dando rienda suelta a Su ira ante un evento injusto que terminó en la perdida de la oreja de un soldado… así como recordemos al divino maestro Jesús, guardando silencio en obediencia ante la calumnia más grande de la historia que terminó en la libertad de la muerte de toda la humanidad.

Entonces, 

En vez de mentir, prefiero quedar mal.

En vez de mostrar mi ira, cerraré mi boca y esperaré.

Seré intencional en agendar las necesidades del hogar y hacerme cargo, pese a mi pereza.

Preferiré callar cuando lo que mostraré será mi orgullo.

Si la motivación de mi corazón al hablar de mis labores como madre, esposa o miembro de iglesia es para recibir el ¡WAO!, mejor obraré en secreto, aunque no reciba mérito. 

Mi boca no se abrirá para resaltar la ineficiente labor o vestimenta de mis hermanos en la fe, o hablar con mi madre sobre mi esposo, edificaré lo edificable en ellos y les ayudaré directo en sus necesidades.

Haré alarmas para de manera realista hacer disciplinas espirituales, así sean 10 minutos diarios. Seré intencional en aprender las maneras más saludables de combinar las comidas y meriendas en casa para mi y los míos; seré sabia en mi tiempo dedicado al ejercicio y cuidado personal, no excesos, no descuidos. 

Exhibiré orgullosa el evangelio que me ha hecho ¡libre!, así me cueste amigos, estatus familiar, burla…

Así que, amada hermana… somos falibles, débiles… lo sé de más por mi propia vida; pero, recordemos juntas que, aunque el enemigo nos traiga al corazón la auto-misericordia de la justificación para caer en la tentación piaría, ¡No tenemos excusa! Nos resalta la carta a los Corintios que Dios es fiel, que limita la tentación a un punto de soporte, que nos ilumina siempre una salida para obedecer y recibir las bendiciones para nosotras mismas y para nuestro entorno… y que sí, se puede ser fiel en las tentaciones… Él lo ha sido primero.