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Gracia Salvadora

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“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe,
y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios;”
(Efesios 2:8)

¿Qué es gracia? 

Gracia es uno de los términos más usados en la Biblia, del griego “charis”.  En el N.T. aparece más de 170 veces.  Tiene diversos sentidos:

  1. Atracción o encanto, como vemos en: “La gracia se derramo en tus labios” (Salmo 45:2b); “Graciosa gacela” (Proverbios 5:19); “engañosa es la gracia, vana es la hermosura” (Proverbios 31:30).
  2. Favor. Como la frecuente expresión hebrea “hallar gracia a los ojos de alguien” (Génesis 19:1-3; 33:10; Hechos 2:47 y 7:10). “Sea vuestra palabra siempre con gracia” (Colosenses 4:6).
  3. Beneficio, bendición (Juan 1:16; Efesios 3:8). También se refiere a agradecimiento, etc.

Nosotras debemos ser agradecidas, dado a que todo el proceso de nuestra salvación se debe a la gracia (un favor inmerecido) de Dios, la cual se obtiene mediante la fe.  No somos salvas por fe simplemente, sino por gracia mediante la fe en Cristo Jesús (Romanos 10:9-11). Podemos ilustrar esto así: La gracia es como el alimento, y la fe es como la cuchara o el tenedor con el que tomamos la comida; se entiende que lo que nos alimenta no es la cuchara o el tenedor, sino la comida que tomamos con la cuchara.  Pero también, la fe es un regalo de Dios, Pablo nos dice: “y esto no procede de ustedes, sino que es un regalo de Dios” (Efesios 2:8b).  El apóstol Pablo hace esa aclaración debido a que alguien podría decir: “Dios pone la gracia; el hombre pone la fe.”  Particularmente he escuchado esto, porque muchos entienden que el hombre pone su parte en su propia salvación (obras). Nosotras no ponemos nada en nuestra salvación, Dios en Su bondad nos da todo: La gracia y la fe para que seamos salvas.

Entendemos que el apóstol Pablo o Saulo, su nombre hebreo helenizado (Hechos 7:58; 13:9), trae esa explicación debido al proceso de su propia conversión, puesto que él sabía su proceder antes de tener ese violento encuentro con el mismo Cristo resucitado (Hechos 9:1-6).   

No se conoce con certeza la razón por la cual la familia de Pablo se estableció en Tarso, pero es posible que su caso fuera igual al de muchos judíos, especialmente entre los de la Diáspora (Hechos 9:11, 21:39; 22:3).  Es posible también, que su familia emigrara voluntariamente, dado a su profesión de comerciantes.  La familia de Pablo parece haber sido numerosa e influyente (Romanos 16:7,11; Hechos 23:16).  Pablo mismo explica la importancia de su posición en Filipenses 3:4-7. Las mismas palabras del apóstol prueban que siendo un personaje importante, y teniendo en el comienzo mismo de su carrera la perspectiva de honores y fortuna, no era perteneciente a una familia de baja condición. Fue criado en la obediencia a la Ley y la piedad judía tradicional, por cuanto su padre era un fariseo estricto (Hechos 23:6).  Por todo esto suponemos que, aunque era joven cuando el martirio de Esteban posiblemente ya era un miembro del Sanedrín: “Esto es precisamentelo que hice en Jerusalén. No solo encerré en cárceles a muchos de los santos con la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo añadía mi voto.” (Hechos 26:10)

La ciudad de Tarso era una de las capitales intelectuales de la época, un foco de la cultura griega; en la época de Pablo estaba de moda el estoicismo.  Es muy probable que Pablo acudiera a escuelas griegas en un principio, y que luego sus padres enviaran al joven a Jerusalén.  La educación recibida lo arraigó profundamente en el fariseísmo. Fue instruido en el conocimiento preciso de la ley de sus padres; su maestro fue uno de los más célebres rabinos de la época, Gamaliel. Pablo fue animado de un excesivo celo por las tradiciones de sus padres (Gálatas 1:14).   El ferviente joven fariseo estaba preparado para grandes logros en su pueblo.  Me encanta el apóstol Pablo, porque era íntegro y fiel en lo que eran sus creencias, él estaba “sinceramente equivocado”.  Pablo aborrecía a todos los adeptos a esa nueva secta, menospreciando a su Mesías; por esa razón fue uno de los mayores instigadores del martirio para todos sus seguidores.  Después del martirio de Esteban organizó la persecución contra los de ese Camino (Hechos 8:3; 22:4; 26:10, 11; 1 Corintios 15:9).

Pero el mismo SEÑOR Jesús, estando Pablo en esos menesteres, le salió al encuentro, camino a Damasco (Hechos 9:1-19), su conversión fue dramática y repentina.  Es una historia de conversión increíble, nos tomaría páginas contarla y comentarla.

Hermana, amiga, una cosa si sabemos, cuando Dios nos sale al encuentro es difícil resistirnos, Su luz nos deja ciegas para las cosas del mundo porque solo podemos verlo a Él; Su amor, Su gracia y bondad nos comprimen dejándonos vacías de las cosas del mundo y de nosotras mismas.  Y créeme, Dios siempre intercepta, justo cuando más ocupadas estamos. Su gracia es Su bondad inmerecida y es además irresistible, es la fuerza del Espíritu Santo convenciéndonos de pecado, de justicia y juicio. 

Su gracia es suficiente para salvar; reconozcamos que es su amor, misericordia infinita que nos otorga el perdón para presentarnos justas delante de Dios Padre, todo por la muerte expiatoria de Cristo en la cruz.  La buena noticia es esta: “Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.” (1 Juan 4:15)¿No es maravilloso?

¡Dios te bendiga!