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El tiempo perfecto de Jesús

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Aileen: Bienvenidas a Mujer para la gloria de Dios, les hablan Aileen Pagan de Salcedo, Cathy Scheraldi de Núñez y Mayra Beltrán de Ortiz. MPLGDD es una producción del Ministerio de mujeres, Ezer, de La IBI bajo la sombrilla del Ministerio de Integridad & Sabiduría.

Dentro de esta serie sobre Jesús, hoy queremos comenzar con este programa que hemos titulado “El tiempo perfecto de Jesús”.

Cathy: Gracias a Dios por todas aquellas que nos apoyan con su sintonía y mensajes. ¡En verdad es una bendición poder compartir con ustedes! Esperamos que durante este programa podamos reflexionar sobre la respuesta a esta pregunta: ¿Cómo me ayuda el estudiar los milagros de Dios?

Como siempre, oremos antes de iniciar.

Mayra: La semana pasada indagamos sobre dos sanaciones que Jesús hizo al mismo tiempo, una de una mujer sangrando por 12 años y otra de una niña de 12 años que acaba de morir por una fiebre. Vimos como los milagros de Dios siempre tienen un propósito divino para apuntarnos hacia Él y ensenarnos más de Él.

En estas dos sanaciones vimos como las personas fueron hasta donde Jesús para pedirle más milagros. Hoy en día nosotras venimos ante Dios a través de la oración.

Como vivimos en un mundo caído, después de Génesis 3, el dolor, el sufrimiento y las enfermedades son parte de la vida. Por lo tanto, ¡debemos esperar las aflicciones preparadas y aceptar las pruebas confiadas en que nuestro Dios puede utilizarlas para nuestro bien!

Aileen: Todo el que está vivo tiene asegurada la muerte, entonces, lo más lógico es que estemos preparados para cuando nos llegue la muerte. ¡La parte más importante de esta preparación es una relación íntima con Dios! Estas dos personas supieron a dónde ir y nosotras también debemos saberlo. Esto no significa que si estamos enfermos nos resignemos y no hagamos uso de la sabiduría dada por Dios a los médicos, sino que todo lo que hagamos sea cubierto en oración y fe. Como la oración eficaz del justo puede lograr mucho (Santiago 5:16), debemos orar el uno por el otro. En tiempos difíciles, aun cuando Dios decide que el milagro no ocurrirá, el amor, el ánimo, la ayuda y la paz que podemos compartir con otros, ayuda en gran manera para aliviar la ansiedad y sobrellevar el sufrimiento. Es muy triste morir en rebeldía, sin aceptar la voluntad de Dios…

Cathy: Otra cosa es morir en paz porque su confianza está en aquel que, cuando pase por el valle de sombra de muerte, Cristo camina con nosotras, infundiéndonos aliento con Su vara y cayado (Salmos 23:4).

Nuestro Dios está vivo, intercediendo por nosotras en todo tiempo (Romanos 8:34). Aunque sabemos que una enfermedad no necesariamente viene como resultado de una vida de pecado, no olvidemos pedir perdón por nuestros pecados. De hecho, la enfermedad puede ser un recordatorio de que somos pecadores con necesidad de arrepentimiento, porque queremos entrar en la presencia de Jesús con un corazón limpio, dando gracias a Dios en todo, ya sea que Dios decida darnos sanación o si decide no sanarnos. Además, aun cuando la sanación venga dado a que tengamos un buen cuidado médico, es Dios y no el médico, ni la medicina quien nos sanó.

Mayra: Sabemos que Dios puede sanar a todos, sin embargo, también sabemos que Dios no siempre sana a los enfermos. Lo que nunca debemos dudar es que Él es un Dios bueno, que murió por nosotras cuando éramos Sus enemigos y que Él no niega a los que andan en integridad (Salmos 84:11).  Dios siempre tiene un mejor propósito, ¡aunque no siempre lo entendamos!

Aquí era justamente donde estaban Marta y María cuando su hermano Lázaro murió. Recordemos que un mensajero llegó donde Jesús dos días antes de que Lázaro muriera.  Sin embargo, leemos en Juan 11 que Jesús, a propósito, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego de camino hacia donde Lázaro, Jesús explicó el propósito de Su espera. Leamos en los versículos de Juan 11:14-15, “Lázaro ha muerto; y por causa de vosotros me alegro de no haber estado allí, para que creáis;”

Aileen: Recordemos que Marta y María no oyeron esto y, al igual que nos pasa a nosotras muchas veces en nuestro sufrimiento, tampoco sabemos lo que Dios está haciendo. Por eso necesitamos tener una confianza tal que podamos descansar en Su bondad.

De camino, cerca de Jerusalén, Marta lo estaba esperando. Su fe fue tal que desde que Marta oyó que Él venia, salió de su casa para encontrarlo. ¡El problema fue que su fe no fue completa! Marta conocía la doctrina y sabía que aun cuando Lázaro ya había muerto, el resucitaría en el día final… pero su conocimiento era limitado.

Jesús es el Dios Todopoderoso quien creó todo lo que existe, quien nos mantiene con vida y quien puede devolvernos la vida cuando Él así lo decide.

Cathy: Es verdad que Él lo resucitaría en el día del juicio, pero lo que Marta todavía no entendía era que, siendo Él quien orquesta todo, ¡no haya orquestado evitar la muerte de Lázaro!

Escuchemos ahora la profundidad de la enseñanza bíblica que Jesús le reveló en aquel momento: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Juan 11:25). Jesús estaba trayéndole mayor profundidad al entendimiento de Marta…Él es la resurrección y, en un poco de tiempo, Él demostraría al mundo que habría de resucitar de la muerte; así como Él resucitaría, ¡nosotras también!

Sin embargo, en Su proceder con Lázaro, Jesús quería llevarla a un entendimiento más profundo de Su Omnipotencia. Antes de seguir quiero que notemos lo que Jesús le pregunto a Marta: “¿Crees esto?”

Mayra: Esta es la pregunta que cada uno de nosotros necesitamos también responder, ¿creemos que Él es la resurrección? Ella entendió bien y contestó: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene al mundo.”

Para este momento, ¡ya no está pensando en que resucitaremos sino en que Él es el Cristo! Hace lo que uno esperaría: fue a buscar a su hermana María para que ella también lo entendiera y esta responde justamente lo mismo que su hermana había dicho.

Quiero que nos fijemos ahora en lo que Jesús hizo: “Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció” (Juan 11:33). Cuando estamos sufriendo, muchas veces sentimos que Jesús nos ha abandonado.

Aileen: Cuando en realidad, Jesús sufre con nosotras. Él lloró viendo el dolor de la gente. Él sabía que lo iba resucitar, y que todos experimentarían no solamente asombro, sino también gozo. En verdad, Dios tiene un propósito al relatar esto en la Biblia. En un principio, cuando Dios creó el mundo, la realidad es que no había enfermedad, dolor, sufrimiento, ni muerte. Todo esto vino como consecuencia de nuestro pecado y no hay forma ya de evitarlo. Sin embargo, la cantidad de sufrimiento depende de nuestra cosmovisión.

Lo que nos llena de esperanza es saber que nuestro dolor tiene propósito y que, después de la muerte, todo esto terminará. Incluso aquí, cuando se establezca la nueva Jerusalén, Apocalipsis 21:4 nos dice que “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado”.

Cathy: En el ínterin, Jesús vino para sanarnos de la enfermedad más letal que exista jamás, la enfermedad eterna: el pecado. Jesús no necesariamente vino para prolongar nuestra vida aquí, ni para mimarnos, ¡sino para darnos el gozo de tener paz y esperanza a pesar de vivir en un mundo caído! Jesús resucitó a Lázaro, mostrando a todos que Él tiene el poder sobre la vida y la muerte.

Escuchemos lo que Jesús dijo antes de llamar a Lázaro: “Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado” (Juan 11:41-42). Como mencionamos anteriormente, el objetivo de los milagros muchas veces era solo para autentificar al mensajero.

Mayra: Noten que los milagros no son para mostrar poder, aunque lo muestran; tampoco son para llamar la atención, aunque la llaman. Son por un propósito divino. Por eso es que, a menos de que profundicemos en lo que ocurrió, solamente captaremos algunos de los propósitos del milagro.

En este milagro de Lázaro vemos claramente que Jesús estaba demostrando que Él era Dios mismo encarnado. Muchos de los judíos que vieron este milagro creyeron en Él y otros fueron donde los fariseos y saduceos para contarles lo que Jesús había hecho. Como podemos imaginar, estos vieron a Cristo como una amenaza. Su popularidad estaba creciendo y la complejidad de los milagros que estaba haciendo también. ¡Lo que hacía era cada vez más obvio de que estos milagros solamente podían ser realizados por Dios mismo!

Aileen: Pero la ceguera del orgullo fue tal, que aquellos quienes supuestamente representaban a Dios y que conocían las Escrituras, no vieron lo que era obvio a las personas comunes.

En consecuencia, los principales sacerdotes y fariseos convocaron un concilio para decidir qué hacer porque “Si le dejamos seguir así, todos van a creer en El, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación” (Juan 11:48).

E, increíblemente, Dios profetizó a través de Caifás, el sumo sacerdote, cuando este dijo, “ni tenéis en cuenta que os es más conveniente que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca” (Juan 11:50). Profetizando que Jesús moriría no solamente por los judíos, sino por todos los hijos de Dios.

Cathy: ¿Cuál fue la conclusión de su concilio? “desde ese día planearon entre sí para matarle”. Su ceguera fue tal que estos no pudieron ver, ¿el poder que tenía Jesús sobre la muerte?

Aparte de que los religiosos debieron ser capaces de conectar los puntos, primeramente, el hecho de que solamente Dios era quien podía hacer estos milagros y, por tanto, es imposible matar a Dios. Además de que ni deberían querer hacerlo, dado que estos eran las autoridades religiosas.

Aparte de que cuál era el sentido de matar a Jesús, cuando este ya había demostrado Su poder sobre la muerte, ¿qué valor tenía el matarlo?

Era obvio que la hostilidad contra Jesús estaba aumentando y, como Cristo sabía que Su hora todavía no había llegado, Él no andaba públicamente entre los judíos, sino que se quedó con Sus discípulos en Efraín.

Mayra: Estaban ya cerca del tiempo de la Pascua y, como Jesús siempre iba a Jerusalén para las fiestas, los religiosos le acecharon y dieron órdenes de que si alguien sabía dónde estaba Jesús, diera aviso para apresarle.

Toda esta historia nos hace evidente que el Espíritu Santo necesita abrir nuestros ojos para que podamos ver la verdad, sin importar qué tan obvia esta parezca ser. ¡Oremos que el Espíritu Santo abra nuestros ojos y así podamos estudiar las Escrituras teniendo un entendimiento más profundo!

Este es un excelente punto para terminar el programa de hoy.

Aileen: Meditemos sobre lo que hemos estudiado y escuchemos Su voz mientras seguimos estudiando Su Palabra esta semana.

Recuerden que necesitamos que oren con nosotras por el programa de Mujer Para la Gloria de Dios,

Cathy: Ya saben que pueden seguirnos en Twitter e Instagram escribiendo a @MPLGDD y en Facebook, Mujer para la gloria de Dios. Les esperamos en nuestro próximo encuentro, ¡Dios delante!