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Descansando en sus promesas experimentaremos verdadera libertad

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“Pues tantas como sean las promesas de Dios,
en Él todas son sí; por eso también por medio de Él,
Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros”
(2 Corintios 1:20)

Vivimos en un mundo que cada día nos presenta más y más retos, un mundo que avanza aceleradamente. Cada día tenemos la percepción de que tenemos que correr tán rápido como lo hace todo a nuestro alrededor. En la sociedad en la que vivimos se le da tanto valor al status social, educativo y cultural, que muchas veces trabajamos incansablemente,  más allá de lo que nos permiten nuestras capacidades para lograr llenar los stándares de la sociedad, sin darnos cuenta de que en ese afán descuidamos nuestra relación con el Señor y con nuestros familiares.

Desde los tiempos del Antiguo Testamento el Señor nos ha instruido sobre la importancia del descanso en nuestra vida. Podemos ver como en En Éxodo 16:4-5, el Señor dio instrucciones a su pueblo de recoger el maná que Él iba a proveer diáriamente e indicó que en el sexto día debían recoger doble porción para el día de reposo. Además se le  instruyó que no se debía recoger más de lo indicado. Expresamente el Señor indicó la necesidad de pausar todas nuestras actividades y dedicar ese tiempo para encontrarnos con Él. El Señor quiere que tomemos ese tiempo para aprender de su Palabra, la cuál es el medio por el que podemos ser transformadas a su imagen, conocer al Dios en el que hemos confiado, para así abrazar la libertad y la plenitud a las cuáles fuimos llamadas.

La mayoría de las veces no tomamos tiempo para descansar, dado que tenemos muchas necesidades económicas, o preocupaciones sobre cuál sería nuestro sustento en el futuro. Ocuparnos de estas realidades no es malo en sí mismo, pero cuando nuestra preocupación nos lleva al  punto de olvidar el mandato del descanso que el Señor nos ha hecho, debemos evaluar cuáles son nuestras  creencias y en qué hemos  puesto nuestra  confianza. El Señor ha dicho en su Palabra, en Filipenses 4:19: “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en Glopria en Cristo Jesús”. Nuestro sustento no vendrá de nuestro desempeño, o de nuestra capacidad laboral, dado que todo esto puede faltar, ya que  Puedo enfermar, perder el trabajo, etc. De lo único que podemos estar seguras es que aquel que creó todo lo que existe con el poder de su palabra, abrió el mar en dos, sanó a los enfermos y venció la muerte, es fiel a su palabra. Recordar sus hechos poderosos en el pasado y en nuestras propias vidas, nos debe dar la seguridad de que nuestro futuro está asegurado en sus promesas. Podemos estar seguras de que si somos sus hijas porque le hemos aceptado como nuestro Señor,  el tomar tiempo para encontrarnos con Él será la mejor inversión a futuro que podamos hacer con rendimientos de por vida.

Para que entendamos profundamente quién es Él y la libertad que el conocerle nos concede, debemos ser transformadas, nuestra mente debe ser renovada (Romanos 12:2); sólo de esta manera podremos realmente descansar en Él, depender de Él y vivir libres de los afanes de este mundo. Esto no quiere decir que no tendremos aflicción en este mundo, pero sí,  que pase lo que pase, estaremos ancladas en el sustentador de nuestra alma. Quiero preguntarte: ¿Estás tomando tiempo para deleitarte y conocer a tu Señor? Si no lo estás haciendo, hoy es un buen día para empezar, y experimentar en medio de tu descanso su provisión. “Pon tu delicia en el SEÑOR, y Él te dará las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4).