«Pero el alimento sólido es para los adultos los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.» Hebreos 5:14
La palabra discernir es sinónimo de comprender, entender, distinguir, juicio; es decir, cuando una persona discierne algo debe juzgar, distinguir lo que es bueno y lo que es malo, lo correcto y lo incorrecto, y esto le llevara en ser prudente en su manera de actuar.
Ahora bien, para tener un buen discernimiento es menester tener una buena relación con el Señor y Su Palabra que es de donde Él nos provee los limites dentro de los cuales debemos vivir y actuar.
Para desarrollar un buen discernimiento espiritual y conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas debemos sumergirnos en la Palabra de Dios. Es importante utilizar las fuentes que tenemos disponibles, tal como la iglesia, escudriñar Su Palabra, escuchar sermones y leer libros, utilizar concordancias, cuyo contenido este basado enteramente en las doctrinas bíblicas. Y muy importante orar, para que el Espíritu Santo, el Consolador, quien vino a nosotros enviado por Dios Padre, nos proporcione la ayuda necesaria para entender lo que estamos leyendo o escuchando. Jesús lo dijo: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho.» Juan 14:26
Puedo testificar, por mi propia experiencia, la importancia de orar antes de leer la Palabra de Dios, escuchar un sermón, leer un libro o preparar un estudio, ya sea para exponer verbalmente o escrito, ORAR, pidiendo al Señor que Su Santo Espíritu nos guie a toda verdad, para que, conforme a Su buena voluntad, encontremos gracia y misericordia para hacer lo que a nuestro Señor le agrade, para bendecir a nuestro prójimo y para el bien de nuestra alma.
El discernimiento espiritual no se desarrolla de la noche a la mañana, se va desarrollando de manera progresiva. Después que hemos recibido la salvación, el Señor no vierte todo un tonel de conocimiento en nuestra mente. Por lo que como decía anteriormente, es importante buscar con frecuencia Su voluntad y estudiar Su Palabra pidiendo la ayuda del Espíritu Santo.
Si no nos empeñamos en buscar Su voluntad a través del estudio de la Palabra de Dios, aunque tengamos muchos años siendo creyentes, nos quedaremos como los cristianos inmaduros a los que escribió Pablo en 1Corintios 3:2 “Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aun ahora pueden,”
El alimento solido es para los plenamente crecidos, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo. (He.5:14b).
Por esta razón vemos que el apóstol Pedro exhorta a los nuevos creyentes que desde el principio de su conversión: «Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo» 1 Pedro 2:2 NTV
Cuando obedecemos, a la luz de lo que recibimos de la Palabra de Dios, seremos capaces de ejercitar un juicio espiritual que nos salvara de peligros morales y doctrinales.
Al ir profundizando en la Palabra, adentrándonos en los fundamentos de la fe y luchar con asuntos mas importantes, adquiriremos un entendimiento mas amplio de lo que el Señor desea y espera de nosotras. Esto significa que a medida que vamos madurando vamos a requerir de más alimento sólido, una formación firme, extensa y profunda de la Palabra de Dios. Esto nos dará la capacidad para manejar rectamente la Palabra (2 Timoteo 2:15); y poder presentar defensa (1 Pedro 3:15);
Es de vital importancia que entendamos que no se trata de adquirir conocimiento o de que tanta información bíblica podamos manejar; el discernimiento se produce solo poniendo en práctica lo que hemos aprendido.
La madurez espiritual se mide no por lo que sabemos, sino por la fidelidad con que aplicamos lo que sabemos.
Para ello debemos obedecer, porque es a través de la obediencia a Sus preceptos que Dios nos capacita para discernir el bien y el mal. Es solo entonces cuando podremos vivir una vida en “integridad y sabiduría” (usando las palabras de mi pastor).
Dios derrame cúmulos de bendiciones.