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Covid-19: Una muestra del favor de Dios

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¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad,
ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Romanos 2:4

Cuando era niña una de las cosas que más temía era la disciplina de mi madre. En nuestro hogar ella era la que llevaba en su mano la vara correctora. Mi padre rara vez nos disciplinaba, pero mami era entusiasta en el tema.  Recuerdo que lo que más me atormentaba era cuando ella nos decía que nos iba a disciplinar cuando llegáramos a la casa. El tiempo pasaba lento y cuando íbamos llegando yo me sentía como una oveja al matadero. Llegué a guardar resentimiento contra mami por sus medidas disciplinarias, pero hoy día puedo decir que estoy muy agradecida de ella y sé que lo hacía con todo su amor por mi bien.  

Nuestro Padre Celestial es un Padre amoroso y presente, pero también es un Padre que disciplina. A diferencia de los padres humanos sus castigos nunca son injustos y siempre están acorde a la falta cometida o guardada en el corazón, pero sin lugar a duda nunca nos deja sin disciplina. Tal como mi madre lo hacía, él nos anuncia su disciplina. Él nos advirtió que vendrían tiempos peligrosos donde la gente viviría de prisa, la ciencia aumentaría, pero a la vez la maldad crecería en gran manera, “donde abundarían los hombres amadores de sí mismos, avaros, blasfemos…envanecidos, amadores de los placeres más que de Dios”. Podemos ver que estas características se pueden verificar hoy día en nuestra sociedad. La gente en su gran mayoría le ha dado la espalda a Dios. Si quieres buscarlo puedes encontrar esto en las siguientes citas: Daniel 12:4, 2 Timoteo 3:1-5.

El no sólo nos advirtió que estos tiempos llegarían sino también que el enviaría juicios sobre la tierra que servirían también como advertencia y disciplina para Su iglesia. Nos dijo que vendrían guerras, hambre, terremotos, plagas o enfermedades como epidemias en diversos lugares. (Lucas 21:10-12) Estas tragedias han ocurrido en diversas ocasiones a lo largo de la historia de la humanidad, y podemos estar seguras de que, en cada una de esas ocasiones, como en ésta que estamos viviendo actualmente, la mano amorosa, misericordiosa y justa de nuestro Padre las ha enviado o permitido, controlado y usado conforme a sus propósitos buenos y perfectos.

El Señor está llamando la atención al mundo. Esta dando una voz de alerta a nuestra sociedad. No es coincidencia que en este 2020, en el cual estamos sólo en el mes cuarto, ya hemos tenido incendios forestales en Australia y Rusia, diversos terremotos grandes, varias erupciones volcánicas y esta pandemia del Covid-19 que a la fecha de esta reflexión ha infectado a más de 1,900,000 personas y ha cobrado más de 125,000 vidas. Se puede ver el pánico de la gente en las redes sociales. Hay mucho dolor, miedo y preocupación en el ambiente. Muchos se preguntan “¿qué sucederá con la economía como consecuencia del cese comercial que ha producido esta pandemia?”, se pronostica una fuerte recesión mundial y hambrunas. Es cierto que todo esto es muy triste, pero a la vez es esperanzador porque podemos ver la fidelidad de Dios, la seguridad de su palabra, de sus profecías y de sus promesas; la gracia de Dios obrando, llamando al mundo al arrepentimiento, a volver a El antes de requerir juicios mayores o más dolorosos.

Quiero aclarar que este juicio es para todos y afecta por igual a personas piadosas que andan en integridad en los caminos de Dios como a otras que lo desprecian y no quieren saber de Él. Mueren “buenos y malos” por igual. Y todos sufrimos. Pero amadas, aunque no siempre sabremos el por qué nuestro Dios permite ciertas situaciones o qué es lo que él está haciendo, siempre podremos confiar en Su amor.  Sus caminos son misteriosos, sus pensamientos no son nuestros pensamientos ni sus caminos nuestros caminos; pero a través de la revelación de Su palabra sabemos que Él se duele con nuestro dolor y llora con nosotros. Él se duele al disciplinar, al enviar juicio o al permitir situaciones de dolor. Él nos prometió que en el mundo tendríamos aflicción, pero que podíamos estar confiadas porque él venció al mundo. Y en medio de la oscuridad nos permite ver destellos de su luz, en su infinita gracia nos permite ver cosas maravillosas aún en medio de toda esta confusión y dolor; no sólo en su iglesia sino también en el mundo entero. Él está agregando a su familia a muchos que están respondiendo a su llamado. Él está purificando corazones, afirmando la fe de otros, revelando Su gracia y poder, respondiendo oraciones, fortaleciendo rodillas débiles, consolando corazones rotos, trayendo paz mental a tantos, animando rostros tristes y revelando su presencia a solitarios y esto es hermoso.  Dios trabaja de forma especial cuando interviene de forma especial en nuestro mundo. Pidamos a nuestro Dios que abra nuestros ojos espirituales para poder ver sus detalles de amor.

¿Qué te parece si nos unimos a Él en todo esto? Podemos hacerlo a través de la oración. Oremos para que El se revele a quienes no le conocen. Para que consuele corazones y responda oraciones. Para que traiga provisión a los que están en necesidad. Para que fortalezca a los débiles y se manifieste a los solitarios, para que nos use como instrumentos para ayudar a otros. Para que nos dé la humildad para pedir ayuda cuando seamos nosotras las que necesitemos. Para que nos ayude a alabarlo y adorarlo en medio de las pruebas. No tenemos por qué ser observadoras pasivas, podemos unirnos y ser parte de la obra preciosa y llena de amor que nuestro Padre está obrando en el mundo hoy.  ¿Te animas? Pues manos a la obra. Alabemos juntas su Nombre.

“Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los Santos”.
Apocalipsis 15:3