“Confía callado en el Señor y espérale con paciencia;
No te irrites a causa del que prospera en su camino,
Por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.”
(Salmos 37:7)
Como creyentes, es indudable que la mejor decisión que debemos tomar, cuando nos encontramos en medio de intrigas y confabulaciones malignas, es esperar con paciencia a que el SEÑOR actúe.
¿Alguna vez se ha encontrado en situaciones de intrigas malsanas? ¿Has visto que los malvados prosperan en sus perversas maquinaciones y que, aunque todos saben que están mal, nadie dice ni hace nada? Puedo asegurarles que he estado justo ahí, me he sentido impaciente, deseando hacer algo sin poder hacer nada. Pero si podemos hacer algo: orar, confiar en Dios Todopoderoso y esperar pacientemente en Él. Dios actuará.
Pensando en la historia de Ester (nombre que se deriva del término Stareh, estrella), ese era el nombre de una hermosa joven hebrea, llamada originalmente Hadasa, huérfana desde muy joven y adoptada por su primo Mardoqueo. Vivía en Susa, Metrópoli persa. El libro de Ester es un estudio sobre las condiciones en que sobrevivió el pueblo de Dios en medio de la hostilidad.
Mardoqueo educó muy bien a Ester, ella era enseñable y obedecía a todo lo que decía su padre adoptivo; aun ya siendo una joven seguía el buen consejo, era discreta y actuaba con sabiduría y humildad, así que tenía madurez espiritual.
Todo se inicia cuando la reina Vasti desafía al rey Asuero. El rey Asuero, identificado como Jerjes, ordenó en estado de embriaguez que la reina Vasti compareciera en la sala de fiesta para mostrar su belleza a los invitados. Enfurecido por su negativa, el rey siguió el consejo de sus cortesanos: Ordenó la reclusión de Vasti, y para reemplazarla, hizo que se buscara por todo el reino una joven de suma belleza. (Ester 2:2-4).
Entre las muchas jóvenes que fueron llevadas a Susa estaba Ester (Ester 2:5-7). Ester encontró gracia delante de Hagai, guarda del harén (Ester 2:8-9), y la favoreció, le dio a ella y a sus doncellas los mejores atavíos y alimentos, también le asignó el mejor departamento de la casa de las mujeres.
En obediencia a Mardoqueo, no reveló su origen étnico. Aunque este no podía comunicarse con ella directamente, tenia una manera de enterarse cada día de su progreso (Ester 2:10-11). El curso preparatorio de las mujeres antes de ser llevadas a la presencia del rey duraba doce meses. Después que llegaba el tiempo, solicitaban adornos, ropa y joyas especiales, cada una de ellas pasaba una noche con el rey, y no le volvía a ver salvo cuando él deseara verla y cuando la llamara por su nombre (Ester 2:12-14).
Imaginemos por un momento a Ester, esta hermosa joven huérfana, a pesar de que fue bien educada, aun siendo sabia y obediente, es muy probable que, al ver regresar a sus compañeras, luego de pasar una noche con el rey, que eran recluidas, de acuerdo con la costumbre de la época, pensara si tal vez algún día el rey se acordaría de su nombre y la llamaría de nuevo, o si sería una concubina más, o quizás nunca la volvería a llamar; y que ya estaría de por vida recluida. Imagínese a Ester sintiéndose insegura, ella no tenía la certeza de que el rey la escogería como reina, le podría pasar que perdiera su libertad para siempre. Pero ella esperó pacientemente, se mantuvo quieta; cuando llegó su turno de ir al rey no pidió nada, ni adornos externos ni lujos ostentosos, solo siguió el consejo de Hagai, tal vez éste le dijo que dependiera únicamente de su belleza natural; el caso es que el rey amó a Ester más que a todas las demás mujeres, y por eso la escogió como reina. Él celebró con un gran banquete, “el banquete de Ester”, concediendo también un día de descanso para las provincias (Ester 2:15-18).
Luego de todo esto, sabemos que sigue la conspiración contra el rey que descubrió Mardoqueo, y que no le dieron honores por librar al rey de la muerte (Ester 2:19-23). Más adelante, Amán un favorito del rey, al no lograr que Mardoqueo le rindiera honor, arrodillándose y humillándose delante de él como lo hacían los demás, luego de enterarse que era judío, lleno de soberbia, armó una intriga para destruir a todo el pueblo judío que habitaba en Susa y en todas las provincias del reino. (Ester 3). Ester promete interceder. Es en esta parte que vemos cómo Dios utiliza a Ester para salvar a Su pueblo. Amán fue aniquilado, el pueblo celebró su gran victoria. ¡El Dios Todopoderoso se glorificó! Algo único en este libro es que no se menciona el nombre de Dios. Sin embargo, la presencia de Dios y de Sus caminos se hacen evidentes a través de todo el texto en las vidas de Ester y Mardoqueo. Ellos mostraron que temían a Dios y no a las personas.
La madurez espiritual de Ester se advierte en su paciencia para esperar el momento en que Dios le concediera gracia ante el rey para poder abogar por la salvación de su pueblo y denunciar a Amán (Ester 5:6-8; 7:3-6).
Hermanas y amigas, en la vida del creyente todo es entrenamiento hasta que llegue el tiempo de reinar; muy pronto el SEÑOR levantará su iglesia para presentársela a sí mismo, sin mancha y sin arruga o cosa semejante: “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.” (Efesios 5:27) ¡Jesucristo viene pronto!
Confiemos calladas en el SEÑOR y esperemos con paciencia, no pensemos demasiado en las circunstancias que nos rodean; no nos irritemos a causa de los que prosperan en sus malos caminos; ¡Dios actuará, sí, Él lo hará!
Dios les bendiga.