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Anclada: Encontrando Paz en las Tormentas de la vida 

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Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento[a], guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7). 

Estos dos versos han sido un ancla para mi alma por más de 23 años. Cuando me siento abrumada con muchas cosas, cuando comienzo a pensar en todas las dificultades en las cuales tengo cierta responsabilidad, pero, que la mayoría de las veces escapan de mi control, he aprendido a detenerme – literalmente- porque en ocasiones he estado saliendo de mi casa o de la oficina, y me devuelvo, me pongo de rodillas y oro a Dios la Palabra.  Recuerdo a Dios Su Palabra, y siempre comienzo con estos versos. 

La primera vez que empecé a orar con Filipenses 4:6-7, estaba pasando por una de las tormentas más difíciles de mi corta existencia, en ese entonces, la muerte de mi madre.  Nunca había tenido que estar cerca de una persona agonizando y tan cercana, ¡eso fue algo horrible e inexplicable!, ver que a tu ser amado se le está escapando la vida y que nada se podía hacer, ya era el final.   

Abrumada salí de la habitación y en ese momento sonó mi teléfono, una hermana-amiga me estaba llamando, no recuerdo lo que le dije, pero si recuerdo muy bien sus palabras “Jesús es bueno, y Él te da la paz que sobrepasa todo entendimiento”. ¡Había leído esos versos, en alguna parte! así que, antes de irme a mi casa a buscar los documentos necesarios para el funeral busque esos versos en mi Biblia, lo memorice, lo hable en voz alta, en voz baja, en mi mente me lo repetía, muchas veces, pero primero decía, Dios eres bueno, has sido bueno conmigo, y sé que no lo merezco.  Ese abrumador día de tormenta, Dios me dio la paz que sobrepasa todo entendimiento.  No le puedo decir exactamente como paso, pero les cuento que, como hija mayor, hice todo lo que me correspondía, fui cautelosa en todo lo concerniente a los arreglos funerarios, consolé a mis hermanitos, y luego del sepelio, ya en mi casa llore a mi mama, llore no como los que no tienen esperanza (1Ts.4:13b), estaba viviendo una paz que no podía entender.  Aun no comprendo bien como es que Dios lo hace, pero como Isaac Newton dijo “Como una persona ciega no tiene idea de los colores, así nosotros no tenemos idea de la manera en la cual el sabio Dios percibe y entiende todas las cosas”.    

Claro, esto es “La Insondable sabiduría de Dios” ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! (Romanos 11:33) 

Siempre que me abruman las tormentas de la vida, oro recordándole al Padre Su Palabra, ya que si le doy a El mi problema “…todas las cosas cooperaran para bien de quienes le aman y son llamados según el propósito que tiene para ellos” (Romanos 8:28 paráfrasis).   

Lo que he entendido, a través de los años, y con muchas caídas y levantadas, es que hay que tener los ojos fijos en Jesús, no debemos dejar que nuestros pensamientos nos abrumen y nos quiten la paz, porque Él tiene cuidado de nuestras vidas, ya sea que estemos en grandes tormentas, tales como, muerte de seres queridos, divorcio, pérdida de empleo, desastres financieros, etc., o pequeños detalles como simplemente la necesidad de que nos ayude a encontrar un “parqueo”. 

Mantengamos nuestra mirada dirigida al cielo; ahí está el lugar donde podremos anclarnos y mantenernos en paz en las duras tormentas de la vida.  (Hebreos 12:2) 

¡Dios derrame bendiciones de gracia!