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El rechazo a la mujer

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Aileen: Les damos la bienvenida a Mujer para la gloria de Dios, Cathy Scheraldi de Núñez, Mayra Beltrán de Ortiz y Aileen Pagan de Salcedo.

El programa de hoy lo titulamos “El rechazo a la mujer”. Un programa más de nuestra serie “El valor de la mujer ante los ojos de Dios”.

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Cathy: Gracias a Dios por bendecirnos con su sintonía y mensajes.   Sabemos que la única forma en que este programa puede impactar nuestros corazones es a través del obrar del ES. ¿Oremos para que nuestro Señor abra nuestras mentes a Su voz, Mayra puedes orar?

Mayra: ¡Claro que sí! Oremos.

Aileen: Quiero resaltar que las mujeres con la que Jesús tuvo un acercamiento son mujeres con circunstancias especialmente vulnerables. Poniendo en evidencia el verdadero desprecio de la cultura hacia las mujeres.

Mayra: ¡Exactamente! En el programa anterior revisamos en detalle el trato de Jesucristo para con la mujer que tuvo un sangrado por 12 años. Y también para con la mujer encontrada en adulterio.  Vimos la diferencia entre el trato compasivo de Jesús, versus el trato despiadado dado por los religiosos a estas mujeres. 

Hoy queremos revisar cómo Jesús se relacionó con la mujer samaritana, cuando se encontró con esta en el pozo de agua. Y quiero comenzar especulando sobre cómo debió sentirse esta mujer, también rechazada por todos. 

Inferimos que esta samaritana era rechazada, dada la hora en que fue al pozo a buscar agua. ¿Saben cuándo?

Aileen: Al medio día, la hora más caliente del día, cuando nadie buscaba agua en el pozo por el calor tan fuerte. Y especulamos que la samaritana fue a esa hora para no encontrarse con nadie. Porque las otras mujeres iban temprano en la mañana o al final de la tarde cuando era más fresco. 

Para aquel momento, la mujer samaritana había tenido 5 esposos, ¡y el hombre con quien convivía ni si quiera era su marido! 

Cathy: Suponemos que esta mujer había sido por un lado estigmatizada como una mujer promiscua. Y, por otro lado, ¡también había tenido que lidiar con el rechazó de sus 4 esposos! 

Por eso su actitud distante en aquel día al llegar al pozo, que se encontró con Jesús. Este era un hombre extraño y judío, quien le estaba dirigiendo la palabra para pedirle agua para beber. Y esto debió sorprenderla en gran manera porque no era costumbre que un hombre extraño le hablara a una mujer en público, y mucho menos siendo él judío y ella samaritana. 

Probablemente esta pensó que aquel hombre tendría algún motivo extraño al acercársele. ¡Su respuesta fue un poquito sarcástica, evidenciando el dolor que había en su corazón!  

Mayra: Y para traducir lo que la samaritana le respondió a Jesús, usando un lenguaje más coloquial esta le dijo “que estas buscando? porque los judíos no hablan con las samaritanas en público!” Pero Cristo ignoró su sarcasmo porque El realmente estaba interesado en salvar su alma. 

Jesús le respondió “Si tu conocieran el don de Dios, y quien es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva”. (Juan 4:10)

Aileen: La samaritana continúo hablándole sarcásticamente porque ella no entendía la oferta que le acababan de hacer, ni conocía quien era que le estaba hablando. Por eso le preguntó “Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo?” (Juan 4:12) 

¡Y el leer esto me causa risa porque lo irónico es que en verdad Jesús era mucho mayor que Jacob!

Cathy: Y la respuesta que Jesús entonces le dio es pura teología.  Escuchen lo que dijo “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.” (14) 

Aileen: ¿Y para este momento, como debió estar la samaritana?

Cathy: Imagino que debió estar media confundida, porque, aunque no entendía del todo lo que Jesús le decía, ni tampoco sabía quién era que le hablaba, si debió percibir la autoridad con la que Jesús hablaba.   

Mayra: Y conociendo el contexto de esta mujer rechazada, es fácil entender por qué su receptividad a esta invitación que Jesús le hiciera.  Leamos su respuesta: “Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla”. (Juan 4: 15)

Vemos a Jesús pacientemente presentándole una verdad muy profunda a una mujer que a penas entendía las palabras.  Sin embargo, la ignorancia nunca detuvo a Jesús de cumplir su cometido.   

Aileen: Por encima de su sarcasmo, Jesús pudo ver más allá, y percibir fijándose el dolor, las heridas y todos los rechazos que esta mujer había sufrido. Jesús miraba su corazón!

Esto me trae a la mente lo que Dios dijo a Samuel en su primer libro en el capítulo 16:7 “Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón”. 

Cathy: El sarcasmo fue la forma en que esta mujer trato de encubrir sus heridas; no era un rechazo hacia Dios, como hicieran los fariseos.  

Una vez más vemos a Jesús prestar una atención especial a una mujer, porque El ama un corazón dispuesto a aprender, ¡sea hombre o mujer!

Salmo 34:18 explica lo que Jesús sentía por esta mujer: “Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu.” 

Mas que sanarla de sus heridas, Jesús quería salvarla.  ¡Y por eso lo que Jesús le pidió luego hacer fue como una espada en su corazón!

Aileen: ¿Y qué fue lo que Jesús le pidió hacer?

Mayra: Jesús le pidió traer a su esposo. Y si evaluamos superficialmente esta petición que le hizo Jesús, pudiéramos pensar que Jesús estaba tratando de avergonzarla. ¡Sin embargo, era todo lo contrario! 

Jesús quería que ella entendiera que Él era Omnisciente porque Él es Dios, y Él quería tener una relación con ella a pesar de su pasado. Esta mujer samaritana estaba ya resignada a ser tratada como un objeto y no como una persona con valor.

Aileen: ¿Saben también porque esta declaración de Jesús calo de tal forma en su corazón? Por lo que leemos en hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”.

Cathy: Jesús no quería herirla, sino hacerla sentir aceptada, ¡sanarla y salvarle! Y la respuesta de la samaritana demuestra su honestidad. ¡Ella dijo la verdad, que no tenía marido!

¡Y en aquel momento Jesús le dejo saber que ya El conocía todo de su vida y a pesar de…Él se interesó por ella! Esta era una mujer que había vivido rechazo tras rechazo, más el Dios del universo le manifestó Su amor. ¡OAW, no hay condenación! 

OJO: Para este momento, la samaritana asumió que quien le hablaba era un profeta (Juan 4:19). ¡Todavía no sabía que este era Jesús el Mesías!

Mayra: Imagino que, para este momento, si bien la samaritana había sido receptiva a las palabras de Jesús, ella debió de seguir confundida.  Los samaritanos creían que para adorar a Dios debían estar donde estaba Dios. Y los judíos creían que Dios estaba en Jerusalén.

Sin embargo, un profeta judío, estaba en la tierra de los samaritanos. Porque Jesús le estaba revelando cómo la forma de relacionarse con Dios estaba “cambiando”.

Aileen: Antes de la llegada de Jesús, los judíos tenían que ir al Templo para poder estar en la presencia de Dios y adorarle.  Sin embargo, ahora que Dios, la segunda persona de la Trinidad se hizo carne y caminó en la tierra, ¡Su presencia podía ser sentida en cualquier lugar!

¡Jesús es la salvación de todos, y con su presencia en medio nuestro apunta a que lo importante no es dónde adoramos a Dios, sino a quién adoramos y cómo lo adoramos! 

Cathy: Y de nuevo, la mujer samaritana se acerca a la verdad porque afirma que el Mesías viene, y que revelaría todo.  Escuchemos lo que Jesús entonces le revelo: “Yo soy, el que habla contigo”. (26) 

Y hasta este punto ¿Ustedes recuerdan que Jesús se le identificara como el Mesías a alguna otra persona? ¿Qué claramente les dijera que Él era el Cristo?

Mayra y Aileen: ¡no! ¡A nadie!

Cathy: Precisamente, es a esta mujer, la primera persona a quien Jesús le dice tan claramente que Él es el Mesías. 

¡A una mujer, con una vida pecaminosa, rechazada por todos, pero no rechazada por Dios!

Mayra: ¿Y acaso esto les sorprende?  ¡En verdad no debería sorprendernos porque Jesús vino para revindicar el valor que Dios mismo les había dado a las mujeres desde el momento de Su creación en el jardín del Edén!

La samaritana estaba experimentando lo que Salmo 27:10 nos enseña “aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá” Porque como hemos dicho tantas veces, ¡los caminos de Dios no son los nuestros!

 Y otro detalle importante a resaltar de esta interacción entre Jesús y la samaritana, es que esta es una de las conversaciones más largas relatadas en el NT.  ¿Y con quien fue? ¡Con una mujer! 

Aileen: ¿Y sabemos lo que la mujer samaritana hizo después?  Esta mujer nació de nuevo y no pudo permanecer callada; ¡sino que se fue al pueblo para compartirle a todos sobre su encuentro con el Mesías!

Y quiero preguntarles ¿creen que este encuentro de Jesús con la mujer samaritana fue fortuito?

Cathy: ¡Clara que no! ¡Porque sabemos que Dios lo orquesta todo!

Aileen: ¡Precisamente! De hecho, al principio del capítulo 4 de Juan, donde es relatado este acontecimiento, leemos que Jesús partió por Galilea, y el versículo 4 dice que Jesús “tenía que pasar por Samaria”. 

Cathy: Déjenme darles un poquito de contexto geográfico y cultural. Aunque la ruta más cercana para llegar a Galilea era a través de Samaria, sin embargo, los judíos preferían caminar alrededor de la cuidad en vez de cruzarla, para no tener que entrar en Samaria porque ellos odiaban a los samaritanos. Los samaritanos en su origen eran judíos, pero que se habían casado con paganos, después de la invasión de Asiria, al reino del norte. 

Mayra: Y ¿por qué Jesús tuvo que ir a Samaria? Obviamente para buscar la oveja perdida. Y sabemos que esta era la voluntad del Padre porque Jesús dijo a las autoridades en Juan 5:19 “el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre, eso también hace el Hijo de igual manera”.

Dios Padre quien nos ama, mandó a Jesús a buscar a todos Sus hijos, incluyendo a esta mujer.  ¡Y el ES la regeneró para que ella pudiera aceptar a Jesús como El Mesías! 

Aileen: Y luego de este encuentro con la samaritana, vemos a Jesús obrar en medio del resto de las personas de Samaria. Muchos vinieron a conocerlo luego de escuchar el testimonio de la mujer. ¡Y aunque ya sabemos que en la cultura judía las mujeres no eran consideradas testigos creíbles, a pesar de esto muchos creyeron en el cómo el Mesías! 

Mayra: Que buen punto para terminar, viendo una vez más el respaldo intencional de Jesús a la mujer. ¡Porque las mujeres fuimos creadas por Dios con igual valor que los hombres!

Esta semana meditemos sobre cómo El Señor ama tanto a las mujeres que Jesús fue a la cruz por ellas también.

Aileen: Y que, ¡así como hizo la samaritana, como cristianas podamos compartir estas verdades con otras mujeres que todavía no conocen del amor de Dios ni del plan de salvación dado en Jesús!

Cathy: Recuerden que pueden seguirnos en Twitter e Instagram escribiendo a @MPLGDD y en Facebook Mujer para la gloria de Dios. 

Mayra: Y por favor, no olviden de orar por nosotras, les esperamos en nuestro próximo encuentro aquí en MPGD.