“Entonces el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada. Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y este se durmió. Y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre”.
(Génesis 2.18, 21–22)
En este pasaje la palabra hebrea que se utiliza para describir el término ayuda idónea es la palabra ezer. En el Antiguo Testamento esta palabra a menudo se usa para referirse a Dios como nuestro Ayudador. «La mujer fue creada ayuda idónea porque esa es su esencia. Ese término no describe sus funciones, no describe su posición en Cristo. Ese es su diseño de creación».
Y como decía Matthew Henry en su comentario bíblico “El que formó al hombre (Dios) le conocía y lo que era bueno para él, mejor que él mismo” “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada… (Génesis 2.18). La mujer está para defender, apoyar, proteger, consolar, socorrer al débil y al necesitado. Todas estas palabras se relacionan a la imagen de Dios que la mujer lleva plasmada de una manera especial y femenina. Además, son palabras que implican una gran fortaleza de carácter.
Es de suma importancia que como mujeres sepamos cual es nuestro verdadero rol en la creación de Dios y esto consecuentemente nos moverá a orar a Él por sabiduría para aplicarla en nuestro día a día y así vivir nuestro rol efectivamente.
Como ayudadoras procuremos vivir en sabiduría y esto solo lo lograremos recurriendo a Dios y dependiendo de El en todas las cosas en las que nuestro rol se vea involucrado. Solo Dios conoce perfectamente nuestras necesidades, y es perfectamente capaz para proveer a todas ellas, aunque no lo sintamos así ya Él nos ha equipado.
Mientras más le conozco en intimidad y en la lectura de su palabra constante, profunda y consistente; le conoceré más. “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” (Proverbios 9:10)
¿Cómo aplico mejor la sabiduría de Dios a mi vida conociendo mi rol?:
- Ayudando: La mujer es una ayuda idónea (apta, adecuada) al hombre, supliendo lo que a él le falta, Dios nos ha capacitado para esto: “Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea” (Génesis 2.18).
- Siendo compañera: El hombre necesita de compañerismo. Necesita a alguien a su lado para animarle y apoyarle. ¡Ese alguien es la mujer! “Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea” (Génesis 2.18).
- Cuidando de mi casa: La mujer, al estar en el hogar, provee un bello refugio y un ambiente de estabilidad tanto para el marido como para los hijos. “A ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2.5).
- Siendo Madre. Dios le da a la mayoría de las mujeres casadas la hermosa oportunidad y responsabilidad de tener hijos. Uno de los mandamientos que Dios le dio a la primera pareja fue lo siguiente: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla…” (Génesis 1.28). ¡Es una bendición tener hijos! La Biblia dice: “He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre.” (Salmo 127.3).
- Meditando en Su Palabra. Al rumiar las escrituras diariamente podremos sacar de ella todo lo necesario para alimentar nuestra alma, al conocerlas profundamente siempre estarán frescas en nuestros corazones y Su Espíritu Santo las traerá a nuestra memoria siempre que la necesitemos. “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca” (Proverbios 4 :5)
Entonces a la luz de todo esto me gustaría que meditemos en estas preguntas en nuestros hogares:
- ¿Qué tan profundamente conocemos nuestro rol como mujeres creadas a la imagen de Dios?
- ¿Estamos procurando la sabiduría para obrar sabiamente en nuestro rol?
Es mi oración que después de leer este articulo tu corazón pueda ser movido a vivir en santidad y a procurar como mujer (ayuda) ser luz al lado de tu esposo, ser prudente y sabia en la crianza de tus hijos, pero sobre todo que tu corazón pueda postrarse a los pies de ese Gran creador que te hizo perfecta a Su imagen y para Su Gloria. ¡Dios les guarde sin caída!