“Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros (Juan 13:34-35)
El 14 de febrero, día del amor y la amistad, es una fecha que se celebra a nivel mundial. En este día, las muestras de amor y cariño son expresadas; el color rojo; los regalos; y los corazones abundan mucho en las decoraciones. Algunos eventos que observamos son que las parejas de esposos o novios celebran su amor, algunos aprovechan el día para declararle su amor a alguien, otros comparten y dan gracias por los amigos, en fin, es un día celebrado por muchos. Hay varias versiones de los origenes de la celebración, así como diferentes posiciones de si un cristiano debe o no celebrar ese día, pero mi intención no es entrar en ese debate, si no que a la luz de la celebración, quiero aprovechar la ocasión para hablar del mandato que nos ha dado Dios de amarnos los unos a los otros.
El amor se expresa con palabras, pero la genuinidad de esa expresión se evidencia con hechos. El Señor nos dice en Su Palabra lo siguiente: “Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones” (1 Juan 3:18). Al acercarse el día del amor y la amistad quiero exhortarte y exhortarme a mi misma a mostrar a los demás el amor de Dios de una manera práctica. En una fecha como esta, donde vemos manifestaciones de amor por doquier, nos podemos ver tentadas a enfocarnos sólo en nosotras mismas, en nuestras circunstancias y en nuestro deseo de sentirnos amadas, cuando el enfoque, no sólo en este día, si no siempre, debe ser el prójimo, el amar a los demás. Ya sea que seas soltera y pienses que necesitas una pareja para celebrar el amor, ó ya sea que estés casada, y pienses que no te toco un esposo cariñoso, nos toca enfocarnos en el amor por los otros, para llevar a cabo lo que Dios nos ha mandado, y por favor, no me vayas a malintepretar, que anheles ser amada, que desees una pareja o que quieras un esposo cariñoso, es algo legitimo, pero es ilegitimo que el no recibir aquellas cosas que esperas, te desenfoquen del mandato que tienes de amar.
Si hemos decidido seguir a Cristo, amar a los que Él ama está dentro del paquete. Amarnos los unos a los otros no es una opción, es un mandato dado por el Maestro a Sus discipulos (Juan 13:34-35) y esto nos incluye a ti y a mí. Tal vez, pensarás en lo dificil que es amar a algunas personas, si, es verdad, a mi también me es díficil, pero recuerda, nosotros también somos dificiles de amar para otras personas, y ellos también están llamados a amarnos. El Señor no nos da un mandato sin darnos ejemplo, Él nos manda a amarnos los unos a los otros, pero ya Él nos ha amado primero, al ser amados por Dios, Él nos da la capacidad para amarlo no sólo a Él si no también a los demás. En el capítulo 13 de 1 de Corintios tenemos un ejemplo de amor extraordinario, parte de lo que nos dice este capítulo es: que el amor es paciente; bondadoso; que todo lo sufre; todo lo cree; todo lo espera, tal vez ya has leído el capítulo completo, pero quiero invitarte a que lo leas de nuevo, en este preciso momento y que medites en él. Este capítulo no está ahí por estar, sino que Dios permitió que estuviera para enseñarnos cómo es el amor, y cómo debemos amar.
Nuestra tarea dada por el Señor es amar a los demás, aún a aquellos que no son dignos de nuestro amor, porque hemos sido amados por Dios aún siendo nosotros indignos de Su asombroso amor. Si no crees que amar está dentro del paquete, o si piensas que no puedes amar a alguien que no consideres digno de tu amor, quiero que recuerdes al profeta Oseas. Gomer era una mujer prostituta, y Dios mandó a Oseas no sólo a casarse con ella sino también a amarla, no era una tarea fácil, ¿verdad que no?, el Señor le asignó esta encomienda, para que representara el amor de Dios por Su pueblo infiel (Oseas 1:2-3) por Israel, y también representa el amor de Dios hacia nosotras, que también hemos sido infieles con el Señor.
Amada hermana, el 14 de febrero se aproxima, por favor, si no llega un principe de armadura resplandeciente, como sacado de un cuento de hadas, que te prometa amor por siempre, piensa en que ya tienes a alguien que te ama, con un amor verdadero y eterno y que te llama a que ames de verdad a los demás. También te quiero animar a amar y a hacer manifiesto ese amor. Recuerda, has sido amada por Dios primero, por lo tanto, tienes las herramientas para amar, (1 Juan 4:19), también recordarte que nosotras estamos llamadas a amar, no a que nos amen, los demás están llamados a amarnos, y como tienen el mismo llamado que nosotros, de lo que dependa de nuestra parte, hagamosle la tarea más fácil, seamos amables, pero, ten presente, no es un intercambio, no esperes que los demás sean amables para amarlos, tienes el mandato dado por Dios, obedece a Dios y dejale a Él los resultados, te recuerdo de nuevo, el ejemplo de Oseas, su esposa no era amable, de hecho, a nuestros ojos(no a los de Dios), es indigna, pero Oseas obedeció al mandato del Señor, y la amó, porque él amaba a Dios, y ese amor lo llevó a amar a Gomer también. Hagamos nosotros lo mismo con los demás, y no sólo las esposas con los esposos, ó con aquellos que son parte de nuestro núcleo familiar, si no con todos a los que el Señor nos de la oportunidad de amar.
Te he mencionado a Oseas, pero quiero que pienses en alguien superior a Él. Por las Escrituras sabemos que Oseas era un hombre piadoso, pero piensa en alguien Santo, a quién nunca se le halló pecado, piensa en Cristo, mira la cruz, El Señor dejo Su trono y Su gloria, y nos amó aún sin merecer ese amor, “Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Nosotros no mereciamos Su sacrificio, mucho menos Su amor, pero Él se entregó por que nos ama, la cruz de Cristo es sinonimo de amor, así que, ¡por amor a Él, amemos a los demás!
Somos el cuerpo de Cristo, algunos son manos, otros pies, otros cabeza, por ende, no todos tenemos las mismas funciones, pero si todos estamos llamados a amarnos los unos a los otros, aquí te dejo algunas formas prácticas de amar a tus hermanos, no sólo en el día del amor y la amistad, si no siempre.
- Ora por los demás. Santiago 5:16
- Perdona las ofensas de aquellos que te ofenden. Efesios 4:32
- Confróntalos, no los critiques a sus espaldas. Santiago 4:11
- Alégrate de las bendiciones que reciben los demás, como si las recibieras tú misma. Romanos 12: 15a
- Acompaña a los demás si están pasando por un momento dificil, ¡anímalos!, Hebreos 10:24, Gálatas 6:2, Romanos 12:15b.
- Dale el beneficio de la duda a tus hermanos. No los juzgues antes de tiempo. Romanos 14:13
Hay muchas maneras de poner el amor en acción, puedes agregar muchas otras más a esta pequeña lista. Antes de finalizar, quiero dejarte con este pensamiento:
“Haber experimentado el amor de Dios por nosotros y no amar a los demás, es tan imposible como estar vivo sin respirar”.¨