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Ester, una mujer dependiente del Señor en sus decisiones

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“Con tu consejo me guiarás,
y después me recibirás en gloria.
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
Y fuera de ti, nada deseo en la tierra”

(Salmos 73:24-25).

“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae,
pero en la abundancia de consejeros está la victoria”

(Proverbios 11:14).

Cada día de nuestras vidas está lleno de decisiones que deben ser tomadas, algunas más sencillas, que nos toma tan solo segundos llegar a una determinación; otras más complejas, las cuales requieren que empleemos más tiempo, y en algunos casos, hasta que recurramos al consejo de otras personas para llegar a una conclusión. Algunas de estas decisiones impactarán nuestra vida a corto plazo y otras, tendrán un impacto para el resto de nuestra vida. A medida que crecemos, nuestra forma de tomar decisiones va cambiando, dado que este proceso está íntimamente ligado al desarrollo de nuestro carácter.

En los capítulos 1 y 2 del libro de Ester, podemos encontrar dos personajes que contrastan completamente por la manera en que tomaron decisiones muy importantes en su vida. Por un lado, el rey Asuero, quien representa aquella persona que no ha puesto su confianza en el Señor y que toma sus decisiones guiado por su orgullo, por lucir bien delante de los demás, sin medir las consecuencias, y escuchando consejos poco sabios de quienes lo rodean. Por otro lado, tenemos a Ester, quien si poseía un corazón dependiente del Señor, que buscó escuchar el consejo de alguien sabio; fue sumisa y obediente a la guía del Espíritu Santo.

Estas ilustraciones pueden ser una representación perfecta de nuestras propias vidas. Cuando no conocemos al Señor y no dependemos de Él, vamos a tomar decisiones guiadas por nuestros impulsos, por las emociones del momento y por nuestros deseos pecaminosos. No tenemos un freno, no vemos las luces rojas de alerta. Al momento de buscar consejo, no discernimos si la persona a la que estamos recurriendo es sabia o no. Y lo que es peor, no medimos las consecuencias que esto va a traer a nuestra vida.

Por otra parte, cuando dependemos del Señor, reconocemos que nosotras mismas sin su ayuda no podemos continuar; que dependemos totalmente de Él para guiar nuestros pasos. Nos tomamos el tiempo para aclarar nuestros pensamientos antes de actuar y así estaremos sumamente conscientes de la necesidad de buscar consejo en líderes espirituales sabios, maduros en la fe, que a través de su experiencia puedan ayudarnos a tomar decisiones que traigan honra y honor al Señor.

Como mujeres, debemos cultivar nuestra vida de dependencia del Señor para la toma de decisiones, buscando su rostro con afán cada día, poniendo nuestro deleite en obedecerlo, ya que esto hará que nuestro carácter se fortalezca y que cada día poseamos más de la belleza verdadera de la que nos habla 1 Pedro 3:3-4.

Cuando ponemos nuestra confianza en El Dios Todopoderoso que nos ama, podemos estar confiadas en que Él va a permanecer fiel aun cuando nosotras no lo seamos (2 Timoteo 2:13). Sin importar cuanto nos desviemos, Él va a cumplir su propósito en nosotras; su amor va a proteger nuestras vidas y va a hacer que todas las cosas operen para nuestro bien (Romanos 8:28). Va a poner la gracia que necesitemos ante los ojos de los hombres, ya que su amor no depende de nuestras obras, sino de su sangre derramada en la cruz por nuestros pecados.

Quizás en este momento no sepas donde se encuentra esa fortaleza y esa guía que necesitas para ser una mujer como Ester. Y quizás sientas que tu vida luce más como la de Asuero. Quiero recordarte que en Jesús se encuentra toda la plenitud que necesitan nuestras almas. En Él encontramos un lugar seguro para nuestras vidas y podemos descansar en que, si le buscamos, Él va a orquestar todos los acontecimientos de nuestra vida para traer gloria a su nombre, y nos mostrará el camino por el cual debemos andar, porque así lo ha prometido en su Palabra. Solo debemos disponer nuestros corazones como nos indica Mateo 7:7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.”

Quiero preguntarte: ¿Le estás buscando en medio de las decisiones que enfrentas cada día?, ¿Estás confiando en su promesa de guiar tus pasos? ¿Estás buscando consejos sabios cuando te encuentras ante las dificultades de la vida?

Hoy es un día propicio para que le busquemos con todo nuestro corazón y podamos llevar ante sus pies cada una de las decisiones de nuestras vidas, ya que ésta es la mejor manera para expresarle nuestra necesidad y nuestro anhelo de que guíe nuestra vida entera.

Que ésta sea nuestra oración: “Llegue mi clamor ante ti, SEÑOR; conforme a tu Palabra dame entendimiento” (Salmos 119:169).