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Enfoquémonos en ser sabias, jamás imprudentes

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Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnian como malhechores, ellos, por razón de las buenas obras de ustedes, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación (1 Pedro 2:12).

Una mujer sabia debe vivir de tal manera que aun los incrédulos den gloria a Dios a causa de su testimonio.  Jesús dijo en Mateo 5:16: “Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.”

La descripción de la mujer virtuosa en Proverbios 31, es verdaderamente la más bella en toda la literatura.

El aspecto más importante de la mujer virtuosa es su carácter; “Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas” (Proverbios 31:10).

Una mujer piadosa es como un gran tesoro a los ojos de Dios, es hacendosa y con un valor que supera las joyas preciosas.  Es todo lo contrario a lo que nuestra cultura y el mundo valora, pues solo toman en cuenta la apariencia física, el interés radica en cómo luce o cómo se viste la mujer.  La Biblia nos enseña una evaluación totalmente diferente, lo que da valor a una mujer sabia es su belleza interior. 

Su carácter se muestra vívidamente en el cuidado de su familia; es diligente y buena administradora.  Estas virtudes son sus motivaciones tanto en el hogar como en el trabajo fuera de casa.  Su forma de hablar también revela su valor. Sabe cómo comunicarse con su esposo, con los niños, con los amigos y compañeros de trabajo; suele animar e instruir, reconoce la importancia de las palabras bien escogidas, lo cual es clave para ser de influencia en su casa y fuera de ella. Una mujer sabia es de vital importancia en el seno de la familia, pues su éxito depende en gran manera de ella.  Creo que hay un proverbio popular que dice que “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer,” ¡esa es una mujer sabia!

Esto contrasta en gran manera con la mujer imprudente.  Es difícil compartir con una mujer imprudente, dice Proverbios 21:9: “Mejor es vivir en un rincón del terrado Que en una casa con mujer rencillosa.”  Esas son palabras muy duras, y esto ¿Por qué?  Veamos la descripción de la mujer imprudente de Proverbios 7:10-12:Entonces una mujer le sale al encuentro, Vestida como ramera y astuta de corazón.  Es alborotadora y rebelde; Sus pies no permanecen en casa; Está ya en las calles, ya en las plazas, Y acecha por todas las esquinas.”

Vemos cuánta diferencia; comparada con la serena sabiduría en palabras y hechos de la mujer virtuosa, la mujer imprudente es alborotadora, rebelde, chismosa, no se ocupa de su casa, ya que sale mucho; es exhibicionista, se viste inapropiadamente para conquistar, y dice además el proverbio en su versículo 13, que es descarada, no tiene pudor ni vergüenza.

Una mujer sabia hace el bien aun a aquellos que no la estiman, debido a que reconoce esto: “Porque esta es la voluntad de Dios; que, practicando el bien hagan callar la ignorancia de los insensatos” (1 Pedro 2:15 NVI).  Personalmente doy testimonio; esta palabra la he practicado últimamente en mi lugar de trabajo con mis diversas compañeras/ros. Dios ha sido fiel.  Él nos ayuda siempre y nunca nos deja en vergüenza, todo lo contrario, he visto cómo “hace señal para bien, para que la vean los que me aborrecen y sean avergonzados;” (paráfrasis Salmo 86:17a). 

Hermana, amiga, Dios es bueno y muy fiel; así que, si te encuentras en alguna situación difícil solo practica y usa esto: “con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros” (Tito 2:8). ¡Esto es ser sabia!

Si alguna vez sentimos que no tenemos sabiduría, solo hay que pedirla a Dios; Santiago 1:5 dice que Él la da abundantemente y sin reproche; pidamos sabiduría, “Porque el Señor da sabiduría, y
De Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6).

Si somos sabias, los hábitos que deben regir nuestro diario vivir son los que exhiben una mujer sabia, prudente, diligente, buena administradora, hacendosa, que hace el bien y es serena, dando testimonio en su casa y en cualquier ámbito en donde nos toque estar; así seremos como” Joyas preciosas del SEÑOR”, dignas embajadoras de reconciliación entre Dios y los que ni le conocen.

Te pregunto: ¿Cuáles hábitos rigen tu diario vivir?

¡Dios les bendiga!