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Cristo regresará y la maldad se detendrá

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Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “Cristo regresará y la maldad se detendrá” basado en Apocalipsis 19.

Hoy estamos terminando la serie, “Él es, el Cristo que predicamos” y como era de esperarse, estamos cerrando la serie con un mensaje acerca de la segunda venida de nuestro Señor.

Hoy en día hay una gran cantidad de creyentes poco interesados en los eventos por venir y aún con poco interés en la llegada del Señor. Es bueno volver a recordar algo que Calvino dijo unos 500 años atrás: cuando el cristiano pierde interés en la venida del Señor, su tendencia es a enfriarse y a desenfrenarse. La falta de interés en el mundo venidero implica un alto interés en las cosas y los placeres de este mundo.

En los últimos años, y aún meses, el mundo ha dado un giro de una manera tan radical que los acontecimientos mundiales han llevado a muchos de nosotros a preguntarnos si no estamos viviendo en la antesala de la segunda de Cristo. Las consecuencias de la pandemia del COVID-19 palidecen ante las consecuencias que veremos en los próximos años como resultado de la descomposición moral y social que el mundo está viviendo. La pandemia de este virus pudiera desaparecer potencialmente en unos meses si la vacuna y los medicamentos que se desarrollan tienen los efectos deseados, pero la espiral descendente que el mundo ha emprendido en términos morales es imparable y lo único que la detendrá es el regreso de nuestro Señor Jesucristo.

Creo que muchos estamos familiarizados con las palabras del apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:1-5. Ahí, Pablo anticipa que en la medida que los tiempos avancen y en la medida en que nos acercamos al retorno de Cristo, las cosas empeorarían porque la condición de los hombres también empeoraría. 2 Timoteo 3:13 dice, “Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.” En otras palabras, Dios, por medio del apóstol Pablo, nos advierte que en la medida que el tiempo pase, ese hombre irá corrompiéndose moralmente en una espiral descendente. La razón de este descenso no es mas que una lejanía de Dios.

Cuando abrimos el libro de Apocalipsis nos encontramos con esa fase final que culmina en la segunda venida del Señor y en el establecimiento de nuevos cielos y nueva tierra. Sabemos que el libro de Apocalipsis ha tenido diferentes interpretaciones y obviamente este no es el momento para entrar en las diferentes posiciones. Pero de la manera como nosotros lo entendemos, el capítulo 18 de Apocalipsis describe el final de la gran tribulación de la cual habló tanto el profeta Daniel como el Señor Jesucristo. Y el capítulo 19 entonces abre con esta frase: “Después de esto oí como una gran voz de una gran multitud en el cielo, que decía: ‘¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios…’”

Al final del período de la tribulación, los cielos comienzan a celebrar y anticipar un evento final. Lo que continua después de Apocalipsis 19:1 es una serie de alabanzas a nuestro Dios porque ha llegado la hora final, la hora de Su regreso, la hora de poner fin a la maldad y la hora de las bodas del cordero.