Este domingo, el pastor Héctor Salcedo predicó el sermón “Una vida que resplandece” basado en Filipenses 2:12-16.
¿Qué hace que una vida resplandezca para la gloria de Cristo? Esa es la pregunta que trataremos de responder al estudiar el pasaje de hoy. Ahí se nos muestra al menos 7 aspectos para que una vida resplandezca para la gloria de Cristo.
Antes de entrar en el estudio del texto mismo es necesario que haga ciertas observaciones. Filipenses 2:15 (LBLA) se refiere a los creyentes como “luminares en el mundo”, la NTV lo traduce como “luces radiantes”, la NVI lo traduce como que los creyentes “brillan como estrellas”. En otras palabras, son vidas que “resplandecen”, que se notan, que se distinguen. Es claro que la luz que emanan estas vidas no proviene de aquellas cosas que el mundo considera “luminosas” sino de su “obediencia a Dios”.
Lo cierto es que la obediencia es la marca distintiva del hijo de Dios. Una profesión de fe, ir a la iglesia, orar y leer la Biblia no me hace cristiano. Es si mi vida se adecúa a la voluntad de Dios revelada en Su Palabra (Mateo 28:19-21). Si la obediencia es la marca distintiva del cristiano, podemos afirmar que: “La intensidad y el poder de la luz que refleja mi vida dependerá de mi grado de obediencia a Dios.”
¿Qué caracteriza entonces la obediencia de aquellos cuyas vidas resplandecen? Una obediencia:
- inspirada,
- responsable,
- reverente,
- dependiente,
- voluntaria y confiada,
- absoluta y
- que proclama la “Palabra de vida”.