Este domingo, el pastor Joan Veloz predicó el sermón “Un recordatorio oportuno” basado en Deuteronomio 7:6-11.
Al leer estos versos que fueron dados al pueblo de Israel previo a su triunfal entrada a la tierra prometida, podemos conocer mas a Dios, entender quienes somos y profundizar en el llamado que Él nos ha hecho.
Dios conoce el corazón humano, el sabe que si le damos una brecha a Satanás, él terminará entrando. Esa era la realidad para el pueblo de Israel y es la realidad para nosotros. Es por esto que Dios no podía permitir que naciones idolatras moraran juntos en la misma tierra que los suyos. Dios quería que Su pueblo le adorase solo a Él, que Su pueblo estuviera consagrado solo a Él. Nuestro texto de hoy nos recuerda él porque.
“Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios;” (v.6)
Eso era el pueblo de Israel y eso somos tu y yo si hemos puesto nuestra confianza en Jesucristo: un pueblo santo; un pueblo consagrado a Dios para ser santo como Él es santo (Levítico 11:43). Cuando estudiamos las Escrituras, vemos un claro interés de parte de Dios en recordarle a Su pueblo el concepto de Su santidad: el concepto de que, si ellos querían acercarse a Él, debían de vivir de una manera santa, apartados del pecado y de todo aquello que pudiera desviar sus corazones. En su peregrinar por el desierto, vemos a Dios mostrando este concepto claramente, ejecutando incluso a alguno de los suyos que se atrevieron a deshonrar Su santidad.