¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! Sí, más que la miel a mi boca
( Salmo 119:103 )
Al elegir este tema, pensé que iba a ser fácil hablar sobre él, pues realmente la Palabra del Señor es todo para un hijo de Dios. Hay tanto que hablar de la misma, y además de que he sido muy bendecida con ella, pero debo reconocer que al momento de escribir me asaltó el pensamiento de, ¿qué escribo que pueda en verdad honrar la Palabra de Dios y que a la vez pueda ser de edificación para las hermanas que lo lean? Entonces justo ahí pensé que no era tan fácil como yo asumí, y que necesitaba que el mismo Espíritu que inspiró la Palabra me iluminara para poder escribir, y en ese momento, oré.
Hoy en día hablamos mucho de la Palabra de Dios, pero ¿Cómo podemos definirla? hay una definición que está en la misma Biblia en el Salmo 119:105 que dice: “Lámpara es a mis pies Tu Palabra y luz para mi camino”, creo que no puede haber una mejor definición. Su hermosa Palabra es luz para nuestro camino, wao, ¡qué afortunadas somos de tener y poder leer Su Palabra! Imagínense lo que sería caminar a oscuras en un campo minado, horrible, ¿verdad? Es atemorizante el solo pensar movernos por el temor de que ocurra una explosión, la realidad es que justamente esa sería nuestra vida, si no contáramos con Su guía en este mundo minado de peligros, tentaciones y tinieblas que nos ha tocado vivir, ¡Qué bueno es Dios que nos ha dado Su palabra, esto es gran motivo de gozo y gratitud a Él!
Amadas, somos ovejas, y como tales, en ocasiones no somos muy hábiles, por eso, precisamos de un Pastor que nos dirija para no perdernos, y nuestro Pastor nos guía a través de Su Palabra. Quiero que juntas veamos algunas de las características de la Palabra:
- Eterna
Secase la hierba, marchitase la flor; más la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre. ( Isaías 40:8 )
- Santa
Dios es santo, y, por lo tanto, Su Palabra es santa. Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo. ( 1 Pedro 1:16 )
- Poderosa y Viva
Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. ( Hebreos 4:12 ) NVI
- Verdadera
Santifícalos en la verdad, Tu Palabra es verdad. ( Juan 17:17 )
- Pura
Es muy pura tu palabra, y tu siervo la ama. ( Salmo 119:140 )
Hermanas, dentro de lo que deseo compartir con ustedes no puede faltar decirles que mi corazón está muy agradecido del Señor por Su Palabra, y he aquí, algunos de los motivos:
- Por la guía que ha sido y es para mi vida, llevándome a Cristo, y revelándome cómo es Dios, y como soy yo.
- Por mostrarme que yo estaba perdida y que a través de Jesús soy salva.
- Por ser un instrumento para transformarme y santificarme.
- Por afirmarme que soy perdonada, amada, escogida y aceptada por Dios.
- Por vivificar mi espíritu.
- Por confrontarme con mi pecado, e inventarme a arrepentirme y recordarme que Cristo pagó mi deuda, que Su perdón está disponible para mí.
- Por instruirme y sacarme del error.
¡Por todo esto, y por mucho más, estoy agradecida del Señor por Su Palabra!
En gratitud por Su palabra puedo dar testimonio de múltiples veces, en las que Dios me ha recordado Su Palabra. Puedo dar varios ejemplos, pero les daré uno en particular, hace ya varios años, en mi inmadurez, yo me enojé con una de mis hermanas, porque ésta había interrumpido una diligencia importante que yo tenía pensado hacer, y lo hizo en una manera que yo entendí “desconsiderada” y poco sensible. Le expresé mi sentir con relación a su acto, pero ella no cambió su parecer. A los pocos minutos de esto, ella me solicitó algo, y yo me negué a hacerlo, (me comporté como una niña malcriada) por mi molestia, y en ese preciso instante, el Espíritu Santo me acordó Proverbios 14: 7a: El que fácilmente se enoja, hará locuras, en ese momento fui confrontada con la Palabra, caí de rodillas, llorando, le pedí perdón a Dios por mi enojo, y le pedí perdón a mi hermana también, y le dije que haría lo que ella me pidió. Mirando hacia atrás, puedo dar muchas gracias a Dios por haberme dado arrepentimiento en ese preciso momento, por perdonarme y también por lo dulce que ha sido Su Palabra, en medio de lo amargo que resulta mi pecado.
¿Y a ti, hermana, El Espíritu Santo te ha acordado la Palabra de Dios?
Ten presente que para que sea posible que Él nos la recuerde, nos toca leerla, estudiarla, y meditarla. Él no nos recordara lo que no hemos estudiado. En mi vida, ha habido tiempos en que no he estudiado la Biblia y me he desviado en mi vano pensar, y he cosechado los frutos de mi desenfoque, pero, gracias a Dios que Él me recuerda y te recuerda: El que encubre sus pecados no prosperará; pero el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. ( Proverbios 28:13 ). Muy agradecida con el Señor, que Él me permite recapacitar, y no continuar con el desenfoque. De igual manera agradecida también porque Él es Quien nos ha dado el más precioso regalo que es Cristo Jesús, además, nos ha regalado Su Palabra, que es la que a través de Su Espíritu Santo que mora en nosotros, nos conforta, nos sostiene y vivifica.
Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ella tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. ( Juan 5:39 ). Muy agradecida de que la Biblia más que hablarme de la vida eterna y las bendiciones, que son cosas muy buenas, me habla y me ayuda a conocer, lo mejor de lo mejor, Jesús.
Hermana, es mi deseo y oración que todas podamos decir y vivir las siguientes palabras del salmista: ¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación. ( Salmo 119:97 )
¿Y tú, por qué estás agradecida con Dios por Su Palabra?