El pastor Miguel Núñez finaliza la serie La santidad de Dios en personas ordinarias enseñándonos que la santificación es un proceso progresivo que puede ser contemplado tanto por otros como por nosotros mismos. El ascenso en nuestra purificación tiende a ser lento, pero es posible y mensurable; se puede observar más claramente a lo largo de meses y años, a pesar de que se presentan altas y bajas en el camino. El pastor también destaca la importancia del arrepentimiento como parte de nuestro día a día en la meta de agradar a quien nos salvó, tomando en cuenta lo propensos a caer en tentación que somos. La santidad en progreso es la suma de millones de pequeñas cosas: el evitar pequeñas maldades, hacer a un lado pequeñas mundanalidades, abstenernos de pequeñas concesiones… todo con tal de honrar al Santificador.
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