La llegada del mes de diciembre trae consigo mucha actividad. Las calles se llenan de luces, los hogares se decoran, las agendas se llenan de actividades, amigos y familiares se reúnen. El ambiente es muy activo para los adultos y llenos de expectativas para los niños, quienes esperan sus regalos con emoción. Las muj eres planifican comidas especiales y hablan de las ropas que usaran para las fiestas. Todo esto conlleva gastos y compras de temporada. Incluso algunos esperan esta fecha para hacer compras especiales como carros o casas, debido a las ofertas especiales en el mercado. En fin, el ambiente festivo motiva el consumo. Según estadísticas de mi país, el consumo aumenta en un 30 por ciento por encima del promedio de los meses anteriores. Es cierto que en muchos países de nuestra América Latina los empleados reciben un pago doble de salario para diciembre, sin embargo, en muchos hogares se gasta aún más de lo que se recibe, ya sea por consumos en tarjeta de crédito o por préstamos tomados. Este consumo recae mayormente sobre las mujeres y madres de familia quienes son las principales compradoras.
Como cristianas, nosotras sabemos que el motivo de la fiesta navideña es conmemorar el nacimiento de nuestro amado señor y salvador Jesucristo pero el comercio lo ha convertido en fiesta de consumo que va desde los intercambios de regalos, elementos decorativos, viajes, consumo excesivo de alcohol, comida y ropas. Podemos decir que la NAVIDAD se ha convertido en VANIDAD. La sociedad ha pasado de celebrar el más grande regalo que la humanidad ha recibido en Cristo a celebrar los regalos temporales que nos damos mutuamente. Ha desplazado al personaje principal, Jesús, por uno mucho más explotable comercialmente: Santa Claus. La Estrella de Navidad no alumbra más el pesebre sino los trajes de gala que buscamos lucir en las fiestas. Por esto es sabio que recuerdes que lo importante es el espíritu con que vives la navidad, la intención de tu corazón y la gloria de Dios que busques en cada compra, reunión o actividad de la época. Ten presente lo siguiente:
1) Si vas a regalar, asegúrate de compartir el verdadero Regalo de Navidad, que es Cristo más que intercambiar regalos terrenales.
2) Si vas comprar algún adorno, considera que este hable algo de Jesús, el verdadero motivo de la navidad, para que cuando otros lo vean puedas compartir la verdad del evangelio hasta en este pequeño adorno.
3) Si vas a celebrar fiestas, que tu enfoque no esté en la comida ni en como luces o lucen los demás. Está bien arreglarse un poco pero celebra que Cristo vino para llenar nuestras deficiencias y por eso no tenemos que ser perfectos.
4) Si vas a gastar, haz que valga la pena cada centavo. Que busques el bien de tu casa, ayudes a tu esposo no derrochando lo que con su sudor ha provisto. Que honres al Señor buscando Su gloria y agradeciendo cada cosa que te provea.
Como mujeres sabias que profesamos piedad, debemos mantener nuestro enfoque en el verdadero sentido de la Navidad y cuidar nuestros corazones de no dejarnos atrapar por esta enorme ola consumista sino al contrario, tal y como nos manda la Palabra procurar ser buenas mayordomas de los recursos (pocos o muchos) que en Su bondad el Señor nos haya confiado. Para ello quiero compartir con ustedes algunos puntos para tener en cuenta:
a) Lo primero es lo primero, prepárate interiormente para el tiempo de Navidad, dando gracias a Dios por Cristo y lo que él representa para nosotras. Si eres casada, trata de hacer esto junto a tu esposo e hijos para ellos también enfoquen sus corazones.
b) Evalúa tu situación financiera. Jesús nos enseñó sobre esto en Lucas 14:28. Verifica con que cuentas y si tienes deudas contémplalas dentro del plan a largo plazo para salir de ellas. Haz tu presupuesto. Cerciórate de colocar primero las necesidades básicas y los gastos fijos. Debes diferenciar entre necesidades, deseos y gustos Entonces chequea si queda dinero para las compras adicionales de navidad.
c) No te endeudes para gastos de navidad. Si después de hacer tu presupuesto normal no te sobra para gastos navideños, sé humilde y no quieras aparentar tener lo que no tienes. Ya tienes a Cristo y es más que suficiente. Pero sigue leyendo que más adelante presentamos algunas ideas para reciclar o intercambiar en navidad.
d) Busca la gloria de Dios. Si puedes contar con algún dinero para los gastos de navidad, te sugiero que memorices este versículo y lo tengas en mente al programar tus compras de navidad: «Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». 1 Cor. 2:7. Todo, incluso las compras navideñas debemos hacerlas de forma tal que le demos gloria. Y ¿cómo hacemos eso?
- Dando gracias por Su provisión (sea pequeña o grande) para poder comprar.
- Que la intención detrás de cada compra sea pura. Es decir, que no decoremos por competencia, para tener la casa igual o más bonita que otra. Que no regalemos para impresionar o no nos vistamos para llamar la atención sobre nosotras o movidas por la envidia. Etc.
e) Desarrolla un plan para controlar los gastos de navidad conforme a las prioridades. Te sugiero que seas prudente y trates de ser frugal. Haz de nuevo una lista de prioridades esta vez de los gastos navideños, y la vas cubriendo según vaya quedando dinero para ello. Podría lucir como algo así:
1) Regalos para los niños.
2) Ofrenda para familia necesitada
3) Comida de navidad
4) Ropa
5) Decoración navideña.
Ya tienes tu lista de compras navideñas, ahora verifica dentro de ella, qué puedes hacer tu misma (sin necesidad de comprar). En YouTube aparecen muchos videos de cómo hacer adornos de navidad con objetos reciclables. Una idea es reunir algunas amigas y hacer un ”christmas shower”, donde cada una trae objetos de decoración de navidades anteriores que ya no van a usar o les gustaría cambiar y hacen intercambios. Resulta divertido y a la vez economizan algo de dinero. Algunas personas arreglan sus closets en esta época para regalar lo que ya no van a usar. Además de objetos navideños pueden llevar ropas de niños u otras cosas que estén en buen estado e intercambiarlas también.
Una vez has sacado de tu lista las cosas que vas a reciclar o intercambiar tienes lo que si vas a comprar. Programa en tu agenda un tiempo para indagar. Define lo que buscas en relación a precio/calidad y enfócate. Busca diferentes opciones en la red y visita locales como plazas donde hay varias tiendas en las que puedes ver y comparar. No compres lo primero que veas, chequea y compara opciones. Sé sabía al comprar. Por ejemplo, si buscas ropa para los niños, cómprale ropa que no sólo puedan usar en navidad sino que le sirva para otras ocasiones. Lo mismo para ti. Lo importante no es cómo vas vestida o van vestidos los tuyos sino con la gracia que te manejas y muestran como familia. La gente no recordará que llevabas puesto, si no que les dijiste, cuánto amor les mostraste y como te comportaste. Eso es más valioso que tu atuendo. «Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso[a], no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad». 1 Tim. 2:9-10
En relación a las comidas navideñas buscar opciones que te permitan gastar menos y a la vez disfrutar el compartir. Por ejemplo, puedes compartir la cena de navidad con otras familias y dividir los platos a servir entre todos. Elige un menú menos variado pero que incluya lo principal. Una idea podría ser en vez de hacer dos tipos de arroz, solo hacer el más preferido por todos. En vez de varios dulces o postres, solo los más buscados. Lo que hace una cena especial no es tanto la comida que se sirva sino el ambiente que se disfruta. Trata de brindar un hogar cálido, amoroso y alegre a los convidados mostrando gentileza y hospitalidad. (Romanos 12:13)
Para los regalos de los niños, busca que sean cosas que les gusten y a la vez sean útiles. Trata de comprarlos antes porque generalmente suben de precio según se acerca la fecha. Si no tienes dinero para los regalos de los niños, sé humilde y comunica tu situación a hermanos de la fe y/o familiares, es posible que Dios mueva algunos corazones y tus niños no se queden sin regalos. Si te sobra algún dinero después de comprar esos regalos, pide a Dios que te guíe para bendecir algún niño pobre. “Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35. Para los regalos a tus amigos, lo importante es el gesto; no tiene que ser caro; incluso puedes regalar algo que tú misma hagas.
Por último, si te excediste en algún renglón recorta esa cantidad en otro. Y si las cosas no salen como las planeaste no te estreses, confía en el Señor y agradece en todo momento.
Querida amiga, que disfrutes tus compras navideñas con sabiduría y gratitud. ¡Feliz navidad!