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Resoluciones de año nuevo para la Gloria de Dios

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Algunas estadísticas dicen que solo el 8 % de las personas que hacen resoluciones para el año nuevo suelen cumplirlas, pues son muchos los que dejan de hacer resoluciones porque se cansan en el camino. ¿Te identificas? ¿Cuántas veces te has propuesto una meta para luego dejarla en el olvido?

Antes de hablar de algunas resoluciones para la Gloria de Dios, debemos evaluar las causas por las cuales en muchas ocasiones no logramos cumplir lo que nos proponemos:

1) La procrastinación:  es definida en el diccionario como postergación o posposición, es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.

La procrastinación es una epidemia en nuestros días, tendemos a posponer lo que nos es trabajoso y difícil, cuando en realidad es esto lo primero que deberíamos de hacer, porque es lo que más nos cuesta, y dejar para el final lo que es más fácil y agradable, lo cual sería algo energizante.

Las personas acostumbradas a procrastinar son las que hacen las tareas la noche antes de la entrega, las que tienen que pedir prórroga porque no logran terminar sus compromisos a tiempo, las que llegan a la hora de cerrar la tienda o las que compran las últimas taquillas u ofertas, etc. Con esto estamos dando muy mal uso del tiempo que Dios nos ha regalado.

Efesios 5:16-17 dice:Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”

2) No planificar de manera específica: En ocasiones decimos que queremos crecer más espiritualmente, pero no nos sentamos a planificar detalladamente la forma en que puedo lograr eso. Qué plan de acción tomaremos a través de objetivos realistas.

Si no tengo un plan de acción claro y detallado no llegaré a ningún lugar. Lucas 14:28-30 dice: Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar.”

Antes de hacer resoluciones debemos sentarnos a evaluar nuestros puntos débiles, nuestras fortalezas, nuestras posibilidades, expresar cada detalle, aun dejando espacio para los imprevistos.

Un ejemplo de cómo ejecutar la resolución de querer crecer espiritualmente, sería ser más específica con este deseo. En lugar de sólo planearlo, hay que hacer un compromiso. Una idea sería, intencionalmente hacer el hábito de tener 3 tiempos diarios a solas con Dios; la primera a las 6 a.m., donde estudie Su Palabra, otra después del almuerzo y otro tiempo antes de dormir, además de meditar durante el día en lo aprendido durante el tiempo de estudio de la Palabra.

Haz resoluciones que sean realistas para ti, si entiendes que tres tiempos con Dios durante el día sería mucho para ti, pues mejor inicia con un solo tiempo durante el día, pero sé fiel y cúmplelo.

Ahora bien, me pregunto cuáles son nuestras metas, si están centradas para propósitos terrenales, pues si analizamos nuestras metas, resoluciones y deseos veremos donde está nuestro corazón “ porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” Mateo 6:21.

¿Son tus resoluciones hacerte rico, ser famoso, vestir sólo ropa de marcas?  ¿Qué te hace despertar cada mañana?

Haz que tu vida cuente para la eternidad, mira la vida por encima del sol recuerda lo breve que son tus días, y que todo se quedará aquí, pero las obras que hayamos hecho para Dios nos seguirán por la eternidad.

Por eso Pablo podía decir:

 “Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.  Pero si el vivir en la carne, esto significa para mí una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger, pues de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor; y, sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de vosotros”. Fil. 1:21-24.

Las resoluciones de Pablo, su meta de vida y propósito era Cristo, El prefería partir de esta vida, porque eso significaba estar más cerca de Su amado, nada de esta vida le era de valor, el único propósito por el cual vivía era la extensión del reino de Dios, no había lugar para resoluciones vanas y vacías, que muchas veces ocupan nuestras mentes y tiempo.

Dios quiere ser atesorado por encima de todas las demás cosas que amas, Él es celoso con Su gloria, recuerda, cuando hagas  tus metas que tú no eres el dueño de tu destino, no te perteneces, si has aceptado el sacrificio de Jesús a tu favor, El no sólo es tu Salvador también es tu Señor, esto significa que debes de rendir tus planes a Su voluntad, antes  de escribir tus resoluciones  debes preguntarle a Él qué es lo que  quiere para tu vida.

 Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; Gál.  2:20

Evalúa tus resoluciones y mira si estás viviendo para ti, o es Cristo viviendo a través de ti. Al hacer tus resoluciones para este nuevo año busca primero Su reino y todo lo demás será añadido. Decide vivir únicamente para la gloria de Dios.

Mas bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Lucas 6:33.

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Angélica Rivera de Peña es miembro de la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana, es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute, está casada con el pastor Joel Peña, encargado del ministerio de Vida Joven de la Iglesia Bautista Internacional (IBI) donde Angélica sirve junto a él. Es parte del equipo del ministerio de mujeres Ezer. Tienen dos hijos, Samuel y Abigail.