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¿Qué hacer cuando el desánimo te domine? 

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Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer, para que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Romanos 15:13) 

¿Qué hacer con el desánimo? Excelente pregunta. Y ¿En qué consiste el desánimo? 

El desanimo se puede definir como falta de ánimo, entusiasmo, ganas o voluntad para hacer o enfrentar algo.    

Esta palabra tiene muchos sinónimos tales como: decaimiento, desaliento, abatimiento, apatía, desfallecimiento, desconsuelo; es estar sin fuerzas para seguir adelante.    Esto es lo que define el diccionario.  Pero entendemos que el desaliento o desanimo está en el espíritu de la persona y permea todo nuestro ser; cuando este ocurre, toma control sobre nuestra vida, sobre las decisiones, y tiene mucho que ver con nuestros pensamientos acerca del futuro, o cuando algo se nos va de las manos, lo cual pensábamos que estaba seguro o que podíamos controlar.   

Nos desanimamos cuando tenemos esa percepción que nos dice ¡No puedes!  Esto hace que nos incomodemos, nos irrita, luchamos, pero al final te desanimas y sientes que ya no tiene sentido. Entonces, podemos ver que el desánimo es ‘’pecado’’, es falta de fe.  ¿Por qué? Porque nos estamos enfocando mas en lo que humanamente podemos hacer, en lo que podemos controlar; nos olvidamos del Señor creador de los cielos, de la tierra y de todo lo que hay, Quien si tiene control sobre Su creación.  

Cuando nos sentimos desanimados, porque a cualquiera le puede pasar, y notamos que esta emoción o sentimiento nos quiere dominar, debemos acudir de prisa a la Palabra de Dios en oración. 

Sufrir desanimo es un estado emocional que le puede ocurrir al no creyente como al que ya ha sido lavado por la sangre de Jesucristo, aquellos que han comenzado la carrera de la fe.   Muchas veces se desaniman y dejan de crecer. Piensan que ya no vale la pena y se alejan poco a poco de la congregación y de los hermanos. 

Recordemos cuando Jesús andaba con sus discípulos, ya casi al final de su vida terrenal.   Para esa época le repetía muchas veces que ya no estaría mucho mas tiempo con ellos y eso le causaba tristeza. (Juan 16:5-15).  Al parecer los discípulos no estaban tan interesados en lo que Jesús tenía delante de Si.  Aunque habían preguntado de manera general ‘’a donde iba’’ (v5), no parecían demasiado entusiasmados; esto denotaba que estaban más interesados en su propio futuro que en el del Señor.   Jesús sabia como ellos se sentían y les dijo:  Pero porque les he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado su corazón. (v6).   El Señor le continúo diciendo (v7) que les convenia que El se fuera porque enviaría a un Consolador.  El Consolador vendría a los que creen.  El termino en griego de ‘’Consolador’’ es ‘’Paracletos’’.  En la cultura romanoa el consolador era un abogado defensor, defendía a un acusado en la corte romana. 

El Consolador le daría fuerzas, valor y enseñanzas y les haría a Cristo mas real de lo que jamás hubiese sido.  El Consolador hace que nuestro espíritu sea vivificante – porque es Cristo mismo en nosotras. 

Cuando nos desanimamos contristamos al Espíritu Santo que vive en el creyente, El es el Consolador.  El verso de Romanos 5:13 es una hermosa bendición, una oración especial para el creyente:  ‘’El Dios que da buena esperanza por medio de la gracia nos llenara de todo gozo y paz al creer en El.’’  Esa esperanza abunda en nosotras a través del poder del Espíritu Santo.  El es quien nos da la fuerza para seguir adelante.    

Así que, cuando el desanimo nos quiera dominar, ¿Qué hacer?  Orar e ir corriendo a la Palabra de Dios.  Evitemos a toda costa apoyarnos en nuestro propio entendimiento.  Debemos reconocer al Señor en todos nuestros caminos, Dios tiene el control.   Mantengamos el foco en Jesús, Él es el Camino. 

Bendiciones.