Hace algunos años tuve la oportunidad de ver un video en el que un joven hacia una encuesta en una universidad preguntando si el hombre y la mujer pueden ser sólo amigos. Al hacerle las preguntas a las mujeres, ellas de forma unánime respondieron que sí y que de hecho su mejor amigo era un varón. Al hacerle esa misma pregunta a los hombres todos concluyeron que no, y algunos abundando, dijeron que la amistad con una mujer podía implicar el tener sentimientos hacia ella. Para probar su punto, se les hizo a las mujeres la pregunta de que, si ellas entendían que ese amigo varón podía tener sentimientos amorosos hacia ella, a la cual todas respondieron con una sonrisa un sí. La encuesta demostró que la amistad puede producirse de forma unilateral, y que debido a la atracción hacia el otro sexo que todo ser humano posee, la amistad, podía saltar el límite y convertirse en algo más.
Pero si esa es una realidad que puede visualizar la mente secular, cuánto más pudiera decir una mente advertida por las verdades de la Palabra de Dios. Aunque la Biblia no encontramos ningún versículo que se refiera específicamente a este tema y pueda dar una respuesta afirmativa o no, de ella podemos sacar varios principios que nos llevarán a una conclusión.
La Biblia nos dice que Dios nos creó Varón y Hembra, es decir, personas sexuadas, por lo tanto, personas que se atraen. Esta atracción es natural, es orgánica, es normal y como es normal hay que estar conscientes de que al momento de un hombre y una mujer interactuar de forma cercana, dicho sentimiento puede aflorar.
Ahora bien, de ningún modo estoy diciendo que una mujer no puede tener amigos varones. Por su puesto que puede. A lo que me refiero es que ya sea que estés soltera o casada, el considerar a un varón como parte de tu circulo de amistad tiene implicaciones.
De la vida de nuestro Señor Jesús podemos sacar información de los niveles de interacción con nuestros amigos. Lucas 10:1 nos habla de que Jesús se relacionó con un grupo de discípulos que sumaban unos setenta. Luego en varias partes de los evangelios se habla de que Jesús andaba con sus discípulos que sabemos que en número eran doce. Y luego En Mateo 17:1 y Lucas 9:28, se nos dice que Jesús se llevó a Pedro, Juan y Jacobo a orar con El, y pudiéramos especular que con ellos tenía una relación estrecha de amistad, a lo que llamaríamos el circulo de los “tres”.
Tomando el ejemplo de amistad de nuestro Señor Jesús, podríamos decir que para la soltera o casada, la cercanía a un varón bajo el circulo de los doce no tendría mayor problema. En el caso de la casada, lo más sabio es que esa relación sea siempre a través de su esposo.
Pero algo diferente pasa en el círculo de los tres, en donde se cultiva una relación de intimidad mucho mayor. Para la soltera esta cercanía no se va a tornar pecaminosa porque ella es una mujer libre. Lo único que ella tiene que hacer es guardar su corazón, ya que existe el gran potencial de que esta simple amistad se convierte en otra cosa y la misma puede ser correspondida o no. Si es correspondida has ganado un novio, si no, has perdido un amigo.
Para la casada, esta cercanía además de que es inapropiada, tiene un alto potencial de convertirse pecaminosa. A cualquier mujer que piense que la línea entre los sentimientos de amistad y sentimientos de amor nunca se va a cruzar, debe tener muy en cuenta 1 Corintios 10:12 “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”. Nadie nunca debe de minimizar el potencial de pecar que nosotros los seres caídos y aun siendo redimidos, tenemos. Esta relación de cercanía entre una mujer casada y un hombre, además de lo pecaminoso que puede ser, es lo inapropiado que es. ¿Como te sentirías tú que estás casada si tu esposo tuviera una mejor amiga mujer? A los mejores amigos es a quien le contamos nuestras luchas, con quienes nuestro corazón se desahoga. Que peligro es cuando ese consuelo y apoyo viene de alguien o lo experimentas con alguien que por como fuimos creados puede llevar a que otro tipo de relación se materialice.
En conclusión, a la pregunta de que, si yo como mujer puedo tener un mejor amigo varón, me atrevería a dar un rotundo no. No es posible, no es sano, no es seguro, lo he visto una y otra vez en el ministerio, tanto con los jóvenes como con los casados. Las mujeres enamoradas de sus amigos y ellos en el limbo o viceversa. Y penosamente en las relaciones de pareja he visto como las infidelidades se cometen no con el más bonito sino con aquel que se ha ganado mi corazón.
Si estas en esta situación, sé que no es fácil cortar, nadie quiere perder un amigo, pero por amor a ti misma, y mucho más, por amor al nombre del Señor, hay medidas que hay que tomar, hay relaciones que hay que cortar. No te agobies por lo que el otro piense o no, si el otro se ofende o no, agóbiate por lo que Dios piense por lo que Dios se ofende. Nuestro Señor es digno de ser glorificado, por lo tanto, has que tu relación de amistad con el sexo opuesto de gloria al nombre del Señor y nunca sea un motivo de pecado.
Una vez más, la que cree que este firme cuide que no caiga, en mi relación con el sexo opuesto, debo de observar cuidadosamente las advertencias que me hace la Palabra y aplicar sabiduría para saber cómo actuar en cada situación. El que esté a falta de sabiduría, La Biblia nos anima a pedirla y nos garantiza que Dios la dará abundantemente a todo el que la necesita (Santiago 1:5).