Este domingo, el pastor Luis Méndez predicó el sermón “Procura la verdadera sabiduría” basado en Santiago 3:17.
Alguien decía que la vida es difícil pero siempre es más fácil cuando tenemos la sabiduría de Dios. Nuestro problema es que no sabemos cómo encontrar esa sabiduría que necesitamos. Ahí es donde este pequeño
libro de Santiago viene a ser de una ayuda tan especial. Al inicio de su carta, Santiago nos da una promesa maravillosa: “Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1:5) Esa es una buena noticia para todos nosotros; si necesitas sabiduría, ¡pídela!
Es importante destacar que el conocimiento y la sabiduría no son lo mismo. El conocimiento se refiere a la acumulación de hechos mientras que la sabiduría te da entendimiento de lo que significan los hechos. Cualquiera puede obtener conocimiento, pero sólo Dios puede darte sabiduría. La pregunta es, ¿Cómo es la sabiduría de Dios y cómo poder entenderla en la práctica? Santiago 3:17 nos da siete marcas de la sabiduría de Dios que nos demuestra que lo que necesitamos no es sabiduría humana sino sabiduría de Dios o “sabiduría de lo alto”.
Es pura
Dios es puro y todo lo que viene de él es puro. Santiago enumera la pureza primero porque ahí es donde comienza la sabiduría. La pureza implica un carácter sincero, moral y espiritual.
Alguien decía, “muéstrame un creyente y te mostraré una persona cuyo corazón tiene deseos puros.” En la parte más profunda de su ser, cada creyente anhela hacer la voluntad de Dios, quiere servir a Dios, quiere amar a Dios (Salmos 51:6-7). El verdadero creyente odia su pecado y, desde lo más íntimo de su ser, el Espíritu Santo genera un anhelo de perseguir lo que es claro, limpio, puro, santo, bueno y honesto.
Es pacífica
La palabra “pacífica” en el idioma original significa amante o promotor de la paz (Mateo 5:9). Algunas personas se caracterizan por generar problemas porque prefieren pelear mas que hablar y gritan cuando deberían escuchar. Estas personas nunca dan un paso de reconciliación porque siempre piensan que tienen la razón; son los agitadores que rompen la paz, no son quienes la promueven.
El término “pacífica” aplica sobretodo a nuestra actitud en tiempos de conflicto. Santiago ya nos ha advertido de esto en Santiago 3:14-16 donde nos habla acerca de una especie de “sabiduría» que es terrenal y no espiritual. Ese tipo de «sabiduría» trae caos donde quiera que va. Pero la sabiduría de Dios es diferente; cuando la sabiduría de arriba llena tu vida, serás un agente de reconciliación. Una persona «amante de la paz» la trae cuando entra a cualquier lugar ya que, debido a que está en paz con Dios, está en paz dentro de sí mismo y trae una atmósfera de paz con él (Proverbios 14:30).
Es amable
En el idioma original, “amable” es una palabra muy hermosa que ha presentado mucha dificultad para ser traducida. Un escritor la llamó “dulce razonabilidad.” Es el atributo encantador del carácter redimido y la sabiduría piadosa. Significa ser una persona no agresiva, no pendenciera, y que no se molesta fácilmente. Significa ser una persona razonable e incluye ser humildemente paciente y constantemente gentil. Una persona amable se somete a la deshonra, el maltrato, y la persecución con una actitud de humildad (Mateo 5:11-12).
Los ciudadanos del reino son pacíficos y gentiles; son el tipo de personas que no conocen venganza; aprenden a confiar en Dios cuando son ofendidos. Esta actitud se muestra sobre todo cuando la persona esta bajo presión porque el sabe hablar la verdad en amor. Es un fruto del Espíritu Santo de dominio propio que mantiene todo el resto de Su ser en moderación.
Es benigna
La palabra “benigna” en el original puede ser traducida para referirse a aquellos que están dispuestos a ceder. Describe una persona que e condescendiente, una persona fácil de tratar, alguien quien es enseñable. El término se usa para una persona que se somete voluntariamente a la disciplina militar y para una persona que observa los estándares legales y morales en la vida y se somete voluntariamente. Nuevamente, es un reflejo de una actitud similar al de las bienaventuranzas en Mateo (Mateo 5:3-5).
Una persona benigna no es una persona débil que a todo dice que si por temor, sino una persona segura de si misma que sabe poner la gentileza por encima de la pasión. Es motivada por lo que ama y no por lo que teme. Es rápido para reconocer sus errores con humildad, y no para justificar sus errores por orgullo. Escucha a otros con quienes no está de acuerdo porque cree que todos tienen algo que enseñarle.
Está llena de misericordia y buenos frutos.
Las dos cosas están conectadas: su compasión de corazón le mueve a la acción. La primera parte del término significa “lleno de compasión” e implica una preocupación por las personas que sufren, manifestada no solo en perdonar a los que te han perjudicado, sino también en llegar a ayudar a los que están sufriendo (Mateo 5:7). Esa es la sabiduría de Dios; esa es evidencia de fe salvadora y de una vida transformada. Se manifiesta en una sincera preocupación por los demás, una compasión por los demás, un deseo de dar, para satisfacer las necesidades de los demás. (1 Juan 3:16-18).
La segunda parte del término significa “una amplia variedad de obras espirituales.” Es muy parecido a las “bienaventuranzas.” (Mateo 5:6) Esta es la persona cuya vida se demuestra en servicio y ve una necesidad y hace todo lo posible por suplirla (Santiago 2:14-20; Filipenses 1:10-11).
No tiene incertidumbre
Es interesante que este es el único lugar en el Nuevo Testamento donde se usa este término de “incertidumbre”. Significa que es inquebrantable, no está dividido en su compromiso. Significa mantenerse firme al mismo nivel en todo momento. Tal persona está libre de prejuicios y favoritismos porque no hay vacilación y cambio; es consistente, sin parcialidad (Mateo 5:16).
Aplicado a la vida espiritual, significa que dices la verdad la primera vez. No cambias tu historia dependiendo de la audiencia ni tratas a un grupo mejor que a otro grupo. Eres igual en público y en privado.
No es hipócrita
No ser hipócrita significa ser totalmente sincero y genuino e implica una actitud donde no hay falsedad donde la verdadera sabiduría nunca podrá estar divorciada de la integridad; se refiere a un hombre sin máscara. Aquí se habla de una persona sin engaño, que no tienes dos caras, que cuando habla, la gente no tiene que cuestionar la veracidad de lo que dijo.
Ese es el clímax de la verdadera sabiduría.
Resultado
El Santiago 3:18 explica lo que sucede cuando vivimos de acuerdo con la sabiduría de Dios: “Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz.” Los pacificadores que siembran en paz producen una cosecha de justicia. Tanto la ira como la paz produce una cosecha, pero son totalmente diferentes. La ira produce una cosecha de violencia y odio; la paz produce una cosecha abundante de justicia, misericordia, amor, amabilidad, perdón, sanidad y reconciliación. Si sembramos discordia, cosecharemos odio pero si sembramos paz, cosecharemos justicia.