La verdadera fortaleza: Descansar en Dios
Jesús nos recuerda que, desde nuestra perspectiva, muchas situaciones parecen insuperables, pero para Dios no hay límites: “Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es posible” (Mateo 19:26. NTV). Sin embargo, vivimos en un mundo que nos ha vendido la mentira de la autosuficiencia, haciéndonos creer que debemos ser mujeres capaces de todo, fuertes en nuestras propias fuerzas, sin necesidad de depender de nadie, ni siquiera de Dios. Esta carga ha llevado a muchas al agotamiento, la ansiedad y la desesperanza, disfrazando la fragilidad con un falso sentido de fortaleza.
La mentira de la autosuficiencia
Nos han hecho creer que el verdadero poder está en nosotras, pero la carga se ha vuelto insostenible. Nos enfrentamos a expectativas inalcanzables, tratando de equilibrar cada área de nuestra vida, mientras nos esforzamos por cumplir con los estándares de éxito que la sociedad impone. Pero esta mentalidad ha traído consecuencias devastadoras: la falta de humildad ante Dios nos ha alejado de Su propósito, la búsqueda de éxito a toda costa ha llenado a muchas de una depresión silenciosa, y los hogares se han quebrado bajo el peso de la autosuficiencia.
¿Te has sentido así? ¿Cómo ha afectado tu vida esta presión por hacerlo todo sola? La verdadera fortaleza viene de Dios
Durante mucho tiempo yo también me creí esa mentira. Quise ser fuerte por mí misma, llevarlo todo sobre mis hombros y demostrar que podía con todo. Pero en el fondo, estaba agotada y frustrada. Fue entonces cuando entendí que no se trata de lo que yo puedo hacer, sino de lo que Dios puede hacer en mí. La autosuficiencia solo nos roba la paz. Sin Dios, no hay verdadera fortaleza, solo un desgaste constante que nos deja vacías.
Dios nos llama a confiar en Él y rendir nuestro orgullo. Su Palabra nos recuerda: “Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad”. (2 Corintios 12:9. NTV). Esto significa que no es nuestra capacidad la que nos sostiene, sino Su poder obrando en nosotras.
Mujeres que confiaron en Dios
Dios ve cada lágrima, cada lucha interna, cada temor que nos paraliza. Cuando intentamos resolverlo todo por nosotras mismas, tarde o temprano nos encontramos con nuestros propios límites. Pero cuando confiamos en Dios, esos límites desaparecen, porque Él es el Dios de lo imposible.
- Ana, quien clamó por un hijo en medio de su esterilidad y vio la fidelidad de Dios en la vida de Samuel.
- Rut, quien perdió todo, pero decidió confiar en el Dios verdadero y encontró un nuevo propósito.
- María, quien recibió una promesa imposible y vio cumplida la voluntad de Dios en su vida.
Dios sigue obrando hoy en nosotras, al igual que lo hizo en ellas. Él es fiel y cumple Sus promesas.
La fe nos conecta con el poder de Dios
El problema no es que Dios no pueda, sino que muchas veces nos cuesta creerlo. Vivimos en una sociedad que nos enseña a depender de lo tangible, de lo que podemos controlar, y la fe nos llama a soltar y confiar en lo que no vemos. “Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos” (2 Corintios 5:7. NTV).
Pero creer no es solo un sentimiento momentáneo. Es una decisión diaria. Es confiar en Dios cuando las cosas no tienen sentido, es rendir el control y permitir que Él dirija nuestra vida. No se trata de ver primero para creer, sino de creer con la certeza de que Dios obrará aun cuando no entendamos el proceso.
¿En qué área de tu vida necesitas confiar más en Dios? Rinde tu carga!
Tal vez hoy te encuentres en una situación que parece no tener salida. Quizá enfrentas un problema familiar, matrimonial, en la crianza de tus hijos, en tu salud o en tu economía. Dios ve cada una de tus lágrimas, conoce tu dolor y quiere recordarte que no estás sola. Su fidelidad no depende de nuestras emociones ni de nuestras circunstancias, sino de Su naturaleza inmutable. Él ha sido fiel ayer, lo es hoy y lo será por siempre.
Si hasta hoy has intentado enfrentar la vida con tus propias fuerzas y has sentido que no es suficiente, Dios te invita a confiar en Él. Es el único que puede traer paz en medio de la ansiedad (Filipenses 4:6), restaurar lo que parecía perdido (Salmo 147:3) y darte un propósito eterno. Él es el Dios que abre caminos, que levanta al caído y que transforma lo imposible en testimonio de Su gloria.
Fortalece tu fe
La clave está en permanecer en Él. Fortalecer nuestra fe requiere desarrollar una relación con Dios a través de la oración y la lectura de Su Palabra. La Biblia nos dice que “la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Mientras más tiempo pasemos en Su presencia, más aprenderemos a confiar en Él.
No te conformes con una fe pasiva. Ejercita tu fe cada día:
- Decide confiar en Dios en los pequeños detalles y en los grandes desafíos.
- Rodéate de personas de fe y escucha testimonios que fortalezcan tu espíritu.
- Recuerda que cada prueba es una oportunidad para conocer más a Dios.
Hoy es el día para dejar de cargar con todo sola. Entrégale tus preocupaciones a Dios y confía en que Él obrará. Comienza con una oración íntima y sincera con Dios y permite que Su gracia te sostenga.
Dios sigue obrando. Su poder no tiene límites. Confía en Él y verás Su gloria en tu vida. “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37. RV60).