Los hijos son un regalo de Dios, una bendición. Pero la maternidad, en cualquiera de sus formas, no es tarea fácil. Una de las consecuencias de la caída es que la maternidad iba a ser dolorosa. «En gran manera multiplicaré Tu dolor en el parto, Con dolor darás a luz los hijos. Con todo, tu deseo será para tu marido, Y él tendrá dominio sobre ti». (Génesis 3:16). Ese dolor nos acompaña en todo el proceso de la crianza, porque se nos ha otorgado el privilegio de levantar una descendencia que esta contagiada de pecado.
En el capítulo 6 de efesios el apóstol Pablo en los primeros versos de 1 al 4 vemos específicamente como el apóstol habla de las relaciones familiares entre los hijos y los padres. En el verso 1 “Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo.” vemos la importancia de la obediencia de los padres a los hijos. En el verso 2 “Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), “el apóstol apoya su exhortación en el quinto mandamiento, hay una importancia implícita en obedecer este mandamiento. Luego vemos en el verso 3 “Para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra.” Hay un beneficio en obedecer a nuestros padres y esto era importante para los israelitas esto no solamente traería una bendición física sino espiritual al obedecer a Dios a través de este mandato.
Y entonces llegamos a nuestro texto de hoy, no podíamos llegar aquí sin dar una vista a vuelo de pájaro de los versos anteriores, ya que uno conlleva al otro. Según los estudiosos expertos de la Palabra el termino padres al que se refiere esta porción del texto es al termino griego “patéres” que se refiere solo al padre no a la madre y analicemos los detalles:
- La razón aquí por la que el apóstol se refiera solo al padre es porque su exhortación se referirá específicamente a la corrección y la disciplina, que según la Palabra es lugar notable en la crianza de nuestros hijos. “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones la enseñanza de tu madre;” Proverbios 1:8ª y podemos ver que es a los padres a quien compete administrarla.
- La responsabilidad de nosotras las madres es instruir, educar y moldear el carácter de nuestros hijos y esto podemos verlo en los siguientes versos “Y no abandones la enseñanza de tu madre;” Proverbios 1:8b / “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones la enseñanza de tu madre;” 1 Timoteo 2:15
Al padre ser el que administre la disciplina tiene que cuidarse de ser injusto, inflexible o severo, ya que están en constante peligro de provocar o amargar a sus hijos, si los llevamos a crecer en un ambiente así pudieran adoptar un espíritu de desaliento y rebeldía “Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.” Colosenses 3:21
Tenemos como madres que ser bien intencionales en estar pendiente de que nuestros esposos no insistan en causar un enojo desmedido en nuestros hijos al corregirlos severamente, sino que se dominen así mismo Matthew Henry en su comentario dice “Una disciplina que se impone a base de –palo y tente tieso- no puede producir buenos efectos, pues los niños tienen gran sentido de la justicia del amor y saben cuándo a los mayores se les va la mano, con lo que se les provoca a enojo, resentimiento, perdida del necesario afecto y con frecuencia a la rebeldía descarada.”
Entonces a manera práctica qué cosas podemos sacar de esta primera parte del texto:
- Procura tener un comportamiento justo y amoroso: Los padres deben evitar acciones o palabras que causen enojo, resentimiento o frustración en sus hijos.
- Procura perseguir la equidad y respeto: Es fundamental tratar a los hijos con justicia, respeto y comprensión, creando un ambiente familiar armonioso.
- Procura evitar favoritismos: Favorecer a un hijo sobre otro puede generar sentimientos de rencor e injusticia entre los hermanos.
Ahora viene la parte positiva del verso 4 de efesios “…sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor.” Es una realidad que los niños no suelen hallar mucho gusto en la disciplina, sin embargo, es necesaria para que aprendan sabiduría práctica.
- Guianza y enseñanza: Los padres tienen la responsabilidad de guiar e instruir a sus hijos en los caminos del Señor.
- Principios bíblicos: Enseñar valores morales y éticos basados en las enseñanzas de la Biblia.
- Modélales con el ejemplo: Los padres deben ser modelos ejemplares de conducta cristiana para sus hijos.
- Disciplinales con amor: La disciplina debe ser aplicada con amor, paciencia y firmeza, buscando el bien del hijo.
- Inspírales confianza: Fomentar una comunicación abierta y honesta con los hijos, donde puedan expresar sus sentimientos y dudas.
En todo lo ya antes escrito pudimos ver que, en la crianza de los hijos, los padres tienen una parte y las madres otra, pero ambos trabajamos en conjunto en su crianza y entrenamiento, ninguna cantidad de disciplina puede compensar la falta de entrenamiento. Y el entrenamiento adecuado siempre funciona en todos los niños, pero si nosotros como madres somos negligentes al entrenarles entonces crearemos circunstancias lamentables para nosotros y nuestros hijos. La disciplina por sí sola no producirá una conducta correcta y con el pasar de los años hemos visto que eso no ha dado resultado.
Actualmente me encuentro leyendo un libro escrito por Michael y Debi Pearl, sobre “Entrenar a un niño” y me animó la respuesta de una madre en particular que les visitó a ellos en una ocasión y les decía “Mis hijos desean agradarme. Se esfuerzan tanto por hacer todo lo que les ordeno. Nos deleitamos tanto juntos.” Para sus hijos era un deleite y una honra el obedecer a sus padres, ella les había enseñado con determinación y un corazón abierto. Esta madre ha criado hijos que le han dado gozo y honra; cuando les enseñamos a nuestros pequeños los principios bíblicos sencillos que están en la Palabra sobre la obediencia será más llevadero el proceso.
Este versículo de Efesios llama a los padres a criar a sus hijos con amor, respeto, justicia y disciplina al guiándolos en los caminos de Dios. Recordemos que cada uno de nuestros hijos es único y requiere un enfoque individualizado en la crianza. Como padres debemos buscar la sabiduría de Dios y la orientación de la comunidad cristiana para cumplir con esta importante responsabilidad.
Dios les guarde sin caída.