Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Preparando nuestro corazón para la navidad

Las vitrinas van mostrando lo que se avecina. Rojo, verde, dorado… Tintineos, música, juguetes… Arbolitos, fiestas, comida. Y nuestro corazón, con tanta dinámica, se envuelve en el encanto de la época… ¡¡¡Sí, se acerca la Navidad!!!

Nuestra agenda comienza a llenarse de eventos y el presupuesto a adquirir un nuevo acápite: REGALOS y COMPRAS. Así van pasando los días, distraídos y entretenidos con todo esto. Hasta pudiéramos afirmar que estamos tratando de distanciarnos de la realidad que esta “covidianidad” va gritando. Y nuestro corazón, engañoso, pudiera olvidar el sinsabor que al final de todo nos queda, cuando confiamos nuestra alegría y estabilidad en la oleada encantadora de la Navidad, en lugar de no gozarnos en la verdadera razón y significado de la misma.

“El corazón humano es lo más engañoso que hay”. Jeremías 17:9 NTV

Cuando leemos esto, vemos que, en cierta manera nuestro corazón nos define, y dependiendo de lo que esté lleno, así actuaremos… Es por esto por lo que el Señor nos recuerda en Su Palabra:

“Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón.  Porque son vida para los que las hallan, y salud para todo su cuerpo.  Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. Proverbios 4:20-23 LBLA

En este tiempo de inseguridades, de vaivenes emocionales, aunado a un corazón falible y cambiante, es cuando más nos conviene anclarnos firmemente a la Palabra, y a la vez disfrutar con gozo y obediencia del grandioso sentido de la Navidad: CRISTO.

Qué glorioso sería recordar lo que generalmente se olvida en esta época: que a una humanidad llena de delitos y pecados y viviendo en la oscuridad, le fue enviada LA LUZ, EL CAMINO Y LA VIDA para otorgarle la ESPERANZA de una vida plena y maravillosa.

¿Por qué llenar de continuo nuestros corazónes de noticias angustiantes, de actividades con efectos fugaces…en lugar de llevarnos del sabio consejo de Dios, y llenarlo de Su Palabra, “porque de él brotan los manantiales de la vida”? 

La Navidad, en el corazón del cristiano, debe ser una época de continuo gozo y celebración, pero no por los regalos, fiestas y adornos, sino por LA PAZ que nos llena el saber que hemos sido reconciliados con Dios, que la victoria sobre la muerte triunfó y que la esperanza de una vida eterna se nos regaló. Y todo inició con un perfecto plan que incluía al mismo hijo de Dios viniendo a la Tierra con una asombrosa humildad y una trascendental gloria que nos cubre hoy por hoy.

Este artículo es material producido y creado por el equipo del ministerio de mujeres de la Iglesia Bautista Internacional, Ministerio Ezer.