Dios, en Su soberanía, nos ha permitido vivir en una época, en donde el mundo entero ha sido afectado por una pandemia que ha afectado a miles de personas; muchas de ellas han enfermado; otras, han perdido sus empleos y lo más triste es que seres queridos han partido de este mundo sin siquiera poder despedirlos. Tampoco podemos abrazar ni besar a nuestros familiares y relacionados, ni honrar en funerales a los que mueren. No podemos salir libremente a realizar nuestras actividades cotidianas y hasta tenemos la incertidumbre de no saber las secuelas económicas que esta situación, provocada por este virus traerá. No hay duda de que debemos ver este tiempo con sobriedad y considerar que en esta cuarentena Dios está llamando nuestra atención de una forma especial.
Si con todo esto que está sucediendo, no reflexionamos y hacemos un cambio en nuestro estilo de vida, ¿qué más tendrá que hacer Dios? El panorama no se ve muy esperanzador. Este no es un tiempo para estar relajados, no es un tiempo de vacaciones, es un momento especial en la historia de la humanidad para buscar a Dios con ahínco y diligencia.
“Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán.
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela en
tierra seca y árida donde no hay agua”.
Salmo 63:1
¿Es así nuestra búsqueda de Dios, cómo habla el Salmista? La verdad es que la mayoría de los cristianos hemos sentido pereza a la hora de practicar las disciplinas espirituales y esto significa que no amamos a Dios lo suficiente ni lo anhelamos como Él espera.
Debemos venir arrepentidas anhelando iniciar un nuevo caminar con Dios practicando esas Disciplinas Espirituales.
¿Qué son las Disciplinas Espirituales?
Son definidas como medios de gracia que Dios ha permitido para que le conozcamos, maduremos en nuestra fe, le amemos y nos deleitemos en Él. Cuando son parte regular de nuestras vidas, el resultado es una forma de vivir que agrada a Dios. Dentro de estas disciplinas está la oración, la lectura y meditación de las Escrituras, la adoración, el ayuno y otras más.
¿Qué objetivos buscamos al practicar las Disciplinas Espirituales?
Practicar cualquiera de las disciplinas espirituales nos enseña a conocer mas el carácter de Dios, tener más comunión con Él, y esto lleva a que nuestro amor por Él sea mayor. Siendo este el objetivo principal, debemos tener cuidado en realizar estas disciplinas de una manera errónea; es decir, como un fin en sí mismo y no como medios para acercarnos a Dios y madurar espiritualmente. Otro error sería buscarle para obtener bendiciones de su parte y no para atesorarlo a Él.
Una prueba indudable para evaluar nuestras motivaciones al acercarnos a Dios es preguntarnos, ¿seguiré buscándole y amándole aún si Dios permitiera que la enfermedad llegue a mi hogar y pierda a alguien amado? No debemos buscarle como si Él fuera nuestro amuleto mágico o como el genio de la lámpara que concederá nuestros deseos. Le buscamos porque Él es nuestro Creador y merece de nosotros obediencia y adoración.
Otra aclaración importante que debemos tomar en cuenta al buscar a Dios a través de las disciplinas espirituales es que a través de ellas no ganamos méritos delante de Él, sino que éstas nos ayudan a centrar nuestras vidas en Cristo, que es quien produce el cambio en nosotros.
Veamos algunas de estas disciplinas y como realizarlas en medio de este tiempo de pandemia:
La Lectura y Meditación de la Biblia
La manera más fiel y certera de tener comunión con Dios es a través de la lectura de Su revelación escrita. Ella es la fuente de conocimiento verdadero acerca de quién es nuestro Dios y qué desea de nosotros. Aunque no me pase todo el día leyendo la Biblia, sí puedo mantenerme todo el día conectado con Dios. ¿De qué manera? Meditando en lo que he leído anteriormente. Nuestro problema, a veces, es que identificamos el tiempo devocional con Dios como un tiempo sagrado y luego las demás tareas del día las separamos de Dios, porque las vemos como cosas seculares. La meta es ver todo nuestro día como sagrado, porque Dios está con nosotros y anhela que atesoremos Su palabra en toda situación.
El llamado, entonces, es que no sólo leas y estudies la Palabra, ámala. Cuando amas la Palabra tienes anhelo de leerla y obedecerla. Medita en Dios día y noche, buscando obedecerle en todo lo que Él mande. En lugar de llenar tu mente y pensar en la situación actual, medita en la Palabra de Dios. Hazlo mientras estás limpiando tu casa, cocinando o acostada en tu cama. Pregúntate, ¿qué es lo que consume tus pensamientos? ¿las noticias? ¿tus temores? o ¿la Palabra de Dios?
“Sino que en la ley del Señor está su deleite,
y en su ley medita de día y de noche!”.
Salmo 1:2
La Oración
La oración es hablar con Dios e incluye acciones de gracias, adoración, peticiones, confesión de pecados, etc. Al orar debes considerar constantemente las motivaciones de tu corazón al hacerlo. Por esta razón, evalúa periódicamente por qué oras, o sea, analiza si buscas que se haga Su voluntad y Su reino, o sólo buscas tu deseo y las cosas terrenales.
Ora para que la imagen de Cristo sea formada en nosotros y para que al salir de esta pandemia seamos diferentes. Ora por los presidentes y los que están en posiciones de autoridad para que Dios les dé sabiduría al tomar decisiones. Ora por el perdón de nuestros pecados. Ora para que el nombre de Dios sea exaltado y conocido por todos y que nuestro amor abunde, a fin de que podamos ayudar a aquellos que están en necesidad y que podamos discernir estos tiempos para vivir sabiamente.
Realmente tenemos mucho por qué orar. Pero recuerda que no oramos para que Dios nos conceda lo que queremos y se haga mi voluntad, sino para que mi corazón esté alineado con Su Voluntad.
La Adoración
La adoración es nuestra respuesta, interna y externa, a lo que Dios es y lo que ha hecho. En este tiempo, adórale basada en Su carácter y atributos, no basada en las circunstancias actuales. Él sigue siendo Santo, Justo, Fiel y Sabio, aún cuando no entendamos la situación. Mi adoración puede verse cuando entonamos canciones a Él, pero la adoración es más el estilo de vida de un corazón que se humilla ante Él, rindiendo nuestra voluntad, deseos, planes ante la autoridad del Dios que reina, orquesta y gobierna.
Ayuno
Este tiempo de pandemia es un excelente tiempo para ayunar de las cosas terrenales y enfocarnos en las cosas celestiales. Te motivo a dejar por unos días las redes sociales y que uses ese tiempo a pensar y meditar sólo en las verdades de Dios y Su reino. Te sorprenderá la diferencia que esto hará en tu vida. También podrías tomar un tiempo especial para ayunar de comida y concentrarte en Dios. Estamos viviendo tiempos estresantes, de crisis, de mucha dificultad y necesitamos ayunar, humillarnos y estar en comunión con Dios. Son tiempos para ser valientes y afinar nuestros sentidos espirituales. Tiempos donde debemos cuidar nuestra salud espiritual aún mucho más que la física, y de buscar no sólo tiempos con Dios si no de vivir en comunión con Dios.