Inicio Sermones Ocasiones Especiales La verdadera buena vida

La verdadera buena vida

6696
0

Este domingo, uno de nuestros ancianos en entrenamiento, Jairo Namnún, predicó el sermón La verdadera buena vida basado en el Sermón del Monte (Mateo 5:1-12).

En el evangelio de Mateo 5:1-12 vemos el inicio del tan conocido Sermón del Monte. Esta porción de la Biblia es una de las más conocidas pero, más importante, ha sido una de las más influyentes en toda la historia de la humanidad. El Sermón del Monte es el primer sermón que encontramos en el Libro de Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento. Dentro de este sermón, las bienaventuranzas son la introducción y base de todo lo que va a decirse. Estas bienaventuranzas contienen las técnicas y características de cómo vivir verdaderamente bien.

Los primeros dos versículos nos dan un poco de contexto: “Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a El. Y abriendo Su boca, les enseñaba, diciendo:” Notemos quiénes seguían a Jesús: lasmultitudes; pero fíjate quiénes seacercaron a Él y a quiénes Él enseñó: Sus discípulos. Jesús era un predicador muy conocido; donde quiera que fuese se encontraba con cientos o miles de personas siguiéndole. Estas eran multitudes compuestas por personas en diferentes momentos de Su vida, con diferentes motivaciones, en diferentes momentos de su caminar con Dios y Jesús, por supuesto, conocía a cada una. Sin embargo, Él preparó Su enseñanza solamente para Sus discípulos. El ministerio de Jesús tocaba las masas, pero impactaba a sus discípulos. Todos recibían algo, pero algunos recibían todo.Piensa de cuál grupo serás tú: ¿las multitudes que rodean a Jesús, o los discípulos que se acercan a aprender de Él?

El discurso inició con una simple palabra, que luego la repite una y otra vez: Bienaventurados. Esta palabra pudiera traducirse como “dichoso” o feliz pero se quedan cortas. Feliz o dichoso tiene que ver con un sentimiento interno pero bienaventurado tiene más que ver con recibir un buen veredicto de alguien de afuera.

La palabra que más comúnmente se usa para definir “bienaventurado” en las redes es “bendecido”, o como generalmente se usa “#Blessed”. Lo ves en Instagram cuando un amigo sube una foto de la playa, o de un buen restaurante, o terminando la universidad con el #Bendecido o #Blessed. Parece ser que el bendecido, el bienaventurado, el que está bien es el que aparenta tener toda la vida resuelta. Pero lo que Cristo nos dice ahora es totalmente lo contrario.

El reino de Dios es un reino contracultura—es el reino al revés. Nosotros no llegamos a vivir la vida verdaderamente buena porque no nos damos cuenta que nos estamos esforzando para el lado que no es. Como nadie sabe mejor que nuestro Creador cómo debemos vivir, aquí vienen los trucos para una verdadera buena vida.

Primero, Mateo 5:3 dice, “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.”La pobreza no es tan fácil de definir, pero es fácil de ver. El pobre sabe que no tiene mucho de valor, recibe lo que le dan y pide porque se sabe en necesidad. El verdadero pobre no tiene a quien mirar para abajo. Pero, como dice Don Carson, “El ser pobre en espíritu no es falta de valor, sino el reconocer nuestra bancarrota espiritual.  Es confesar nuestra indignidad delante de Dios y nuestra total dependencia de Él”.

El pobre espiritual sabe que no tiene mucho que mostrarle a Dios y sabe que está en necesidad de salvación. Él recibe lo que le dan por gracia porque no puede hacer nada para ganar su libertad. El pobre espiritual pide y clama y busca y ora—no tiene a quién mirar hacia abajo. El reino de los cielos es un regalo, de gracia; no puede ser ganado por raza, valor, herencia o riqueza. El reino de los cielos se les da a los pobres, a los despreciados, a las prostitutas y los endeudados. ¡El reino al revés es para los que se les está cayendo el mundo encima! 

Segundo, Mateo 5:4 dice “Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.” Pareciera una contradicción: sean felices ustedes que están llorando. Llorar debería ser la respuesta natural a nuestra condición: pecamos y otros pecan contra nosotros todos los días. Esa es simplemente la condición de la vida debajo del sol. Pero, ojo: No dice bienaventurado los llorones. No es llorar por llorar ni vivir con la cara larga. Es llorar por nuestro pecado y nuestra condición de pobreza y la de los demás. Cristo nos enseña que si tan solo lloráramos por el pecado, seríamos consolados y seríamos verdaderamente felices y bienaventurados.

Tercer truco: “Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.” (Mateo 5:5) Mientras los fuertes, valientes y los mejores son los que “mandan” en el mundo, Cristo bendice a los mansos y humildes, a los que son fáciles de de ignorar y no llaman la atención sobre sí mismos. Esos mansos y humildes son los dueños de la tierra, por herencia. Son los mansos quienes reciben la ofensa, porque saben que es peor de lo que la gente piensa; perdona, porque sabe que ha sido perdonado; no busca gloria, porque sabe que no la merece.

Entonces, para vivir una verdadera vida buena, entonces, tenemos que ser pobres, llorosos, humildes y ahora veremos que en cuarto lugar debemos ser hambrientos. Mateo 5:6 dice, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.”El hambre y la sed se refiere a los deseos más profundos de nuestro interior; lo que nos motiva en el nivel más básico. 

Nuestros apetitos están dañados—sabemos disfrutar cosas que, si las pensáramos bien, nos sabrían a muerte. Hay algo en nosotros que se llena de basura y luego sigue con hambre. Pero acostumbramos nuestro paladar a la basura y por eso nos sentimos “llenos”, aunque enfermos, y temporalmente. Por el contrario, el hambre y la sed por la justicia nos mueve a decir que no al pecado porque sabemos que es contrario a la voluntad de Dios para nosotros y a ser íntegros de corazón, y no solo de apariencias. Nos lleva a desear la justicia alrededor de nosotros y dolernos con el necesitado, el extranjero, la viuda y los huérfanos, los animales maltratados, (etc.). De manera particular, nos mueve a querer ver más personas conocer la justicia de Dios revelada en el evangelio. 

La quinta característicade aquellos que viven una verdadera vida buena según Jesús se encuentra en Mateo 5:7, “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.” Otra vez, esto es totalmente contrario a nuestra cultura. Nuestra sociedad se burla de poner la otra cara. Pero el camino de Cristo es uno trazado por pisadas de misericordia, en una vida de misericordia.

Nuestro Señor sigue diciéndonos cómo vivir una verdadera buena vida, y nos dice en sexto lugar: “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8) El enfoque es la sinceridad, que nuestra vida sea transparente. Jesús nos está hablando de una vida sin hipocresía, engaño, doble-moral y deseos ocultos. Esto trae una libertad y tranquilidad como nada más. Es esto lo que nos da tranquilidad cuando nos acusan; lo que nos lleva a descansar.

Por supuesto, solo Jesús es completamente puro. Pero nosotros tenemos la capacidad de traer nuestra vida delante de Dios de manera tal que su luz ilumine nuestra oscuridad, y su santo fuego queme nuestras impurezas. Solo al vivir así, buscando la transparencia y la pureza, podemos vivir frente a Dios—viéndolo constantemente, de frente, no huyendo de él. 

En séptimo lugar, Mateo 5:9 dice, “Bienaventurados los que procuranla paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.” Por un lado, esto se refiere a la paz que Dios trae entre nosotros y Él a través de Jesús en el evangelio. Pero hay muchas situaciones en el día a día donde también estamos necesitados de traer paz entre Dios y el hombre y paz entre los hombres. Ser pacificador implica que a los lugares que nosotros llegamos hay menos drama, disputas y problemas. No hay lugar para un cristiano feliz que sea un matón. 

Debemos recordar que así como la paz que nos trajo el Hijo de Dios tuvo un gran costo, así el nosotros ser pacificadores también costará significativamente. Se burlarán de nosotros; pensarán que queremos aprovecharnos o que somos miedosos. Pero los que son de Dios nos llamarán hijos de Dios.

Por último, Cristo deja el truco más escondido, más extraño, menos esperado para el final. Nos dice en Mateo 5:10, Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.” La causa de Cristo nos va a costar. La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres de Dios que fueron perseguidos por su fe en Dios. 

Una verdadera buena vida, entonces, conlleva

1. Pobreza

2. Llanto

3. Humildad

4. Hambre y sed

5. Misericordia

6. Pureza

7. Paz

8. Persecución

Nosotros no somos los grandes ni los poderosos. En este reino al revés hay un solo rey: Cristo. Pero si mantenemos nuestro rostro abajo y nuestros ojos puestos en Cristo, tú y yo también podremos ser parte de la celebración de coronación de nuestro majestuoso rey, el único que merece toda la gloria.