Inicio Artículos La paz de Cristo es el remedio para nuestros corazones ansiosos

La paz de Cristo es el remedio para nuestros corazones ansiosos

761
0

“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Alguien dijo una vez que “la ansiedad es la mente yendo más rápido que la vida”, y creo que tuvo razón al decirlo, pues, cuando sentimos ansiedad por algo, nos precipitamos a preocuparnos o a sentir miedo por cosas que tal vez nunca sucedan, o por algo, que aunque suceda, tiene remedio.

Una de las definiciones de ansiedad de La Real Academia, es:  Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. Ciertamente cuando estamos ansiosas nos sentimos agitadas e inquietas, y nuestro ánimo se ve afectado. Hermanas, en esta reflexión no hablaremos de la ansiedad como trastorno, sino de los sentimientos de ansiedad. Si tenemos estos sentimientos, debemos de manera humilde, confesarlos y arrepentirnos delante del Señor; reconocer que nuestra preocupación es falta de fe, y echar nuestras ansiedades sobre Él, sabiendo que Él tiene cuidado de nosotras, como dice Su Palabra en 1 Pedro 5:7.

Es necesario aceptar que en nosotras está ese deseo de controlar lo que nos sucede, en áreas que no podemos controlar. Hermana, si enciendes una estufa para preparar algún alimento, puedes (y debes) vigilar el tiempo que la tendrás encendida, así también, debes hacer con tus pensamientos, lo que hablas con tu boca, y tus acciones. Sin embargo, no puedes controlar las acciones o palabras de los demás, tampoco las circunstancias. Amada hermana, el querer controlar cosas que no podemos controlar, nos descontrola a nosotras y nos genera ansiedad; ten presente que sobre las cosas que no podemos controlar, Dios tiene el control. Así que, descansa en el hecho de que alguien infinitamente Sabio, está a cargo, y recuerda, que en Su Bondad, el Señor nos ha dejado un regalo del cual debemos apropiarnos, y ese regalo es Su Paz; leamos juntas el siguente versículo:

“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Cristo Jesús es nuestro Principe de Paz, Él es quien nos ha reconciliado con el Padre por su sacrificio en la cruz en nuestro lugar, y es el Único que puede darle paz a nuestro corazón cuando está con angustia o ansiedad. La paz que Él nos ofrece es una paz duradera, es el remedio a todas nuestras ansiedades, y Él nos dice repetidamente que no temamos, sino que confiemos.

La ansiedad nos puede asaltar por diferentes motivos; aquí mencionaré algunos:

1-Por preocuparnos más de la cuenta por problemas familiares, laborales, económicos, escolares, entre otros.

2-Por temor a un futuro que desconocemos.

3-Al preocuparnos por los posibles efectos secundarios de una enfermedad.

4-Cuando somos diligentes para alcanzar un objetivo, pero vemos que tarda en concretarse.

5-Al ser negligentes sobre un asunto, y por esta negligencia, perder algo importante.

Amada hermana, después de leer estos motivos por los cuales tenemos ansiedad, me gustaría que puedas ver si te identificas con algunos y que también pienses si hay otros, además de esos, que te inquietan y atemorizan; y si es así, quiero que sepas que no eres la única, a muchas de nosotras, las mujeres, nos inquietan estos asuntos, pero no podemos dejar que estas cosas nos definan; nuestra identidad está en Cristo, y fue pagada por Su preciosa sangre derramada en la cruz. Hermana, antes de que sigas leyendo, quiero que hagas una pausa, le entregues estos motivos a nuestro Padre Celestial, le pidas perdón por los mismos, y  que además, en el poder del Espiritu Santo y en el nombre de Jesús te sostenga y te ayude a vencer la ansiedad y que a cambio de la misma te llene de Su paz. Mientras escribo, he orado por ti y por mí en este sentido. Te exhorto a que tú hagas lo mismo.

A ti que lees este escrito, y que tal vez estás teniendo sentimientos de ansiedad, quiero decirte que después de arrepentirnos por estar ansiosas, podemos poner en práctica lo siguiente:

1-Poner toda confianza en nuestro Señor y entregarle todas nuestras cargas y  ansiedades, dejarlas a Sus pies,  y apropiarnos de la paz que nos ha sido dada en Cristo.

2-Dejar en las manos de un Dios conocido un futuro que desconocemos. Se vale planificar, pero sabiendo que Dios tiene el control, y que las cosas saldrán según sus planes, que no son necesariamente los nuestros, por ende, saber estar en paz con esto, y además, estar agradecidas.

3-Orar al Señor, derramando nuestro corazón delante de Él, de forma sincera y sin pretensiones ni hipocresía. Él lo conoce todo de nosotras, y aun conociéndolo todo, nos ama; así que no temas.

4-Reconocer la soberanía de Dios, y parar de querer controlar lo que no podemos ni debemos controlar.

5-Compartir tus luchas y temores con una hermana en Cristo, que además sea tu amiga, alguien que te escuche y te acompañe en oración. Y sobre todo, te lleve a Cristo, que es el Príncipe de Paz.

Hermanas, yo les confieso que tengo una lucha con la ansiedad, y no les puedo decir que estoy totamente libre de la misma, pero, sí les puedo decir que Dios ha sido muy bueno conmigo, y me ha dado mucha paz, ha calmado mi inquieto corazón, enseñandome que Él es Soberano; y reconocer Su Soberanía, me ha aquietado muchas veces, y lo que antes fuí no es ni sombra de lo que soy ahora; mi corazón ha hallado Su Paz que soprepasa todo entendimiento, y cuán agradecida estoy con el Señor por esto. Yo no tengo cómo pagar el alto precio que el Señor pagó en la cruz por mi paz, tú tampoco puedes hacerlo, pero, hay algo que podemos hacer en respuesta a Su Sacrificio y regalo de paz, y es confiar en Él, depositar toda nuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Él es un Puerto Seguro en el cual podemos anclar nuestras almas, Él es un Dulce Refugio para cualquier tormenta. Recuerda que Él es quien lleva amorosamente nuestras cargas, no estamos solas y nunca lo estaremos; tenemos Su compañía para siempre, sólo Él puede dar paz a nuestros corazones ansiosos.

Por último, quiero compartirles algunos versículos en la Palabra del Señor que me han dado mucha paz en mi caminar con Dios:

“Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra” (Salmos 46:10).

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado” (Isaías 26:3).  RVR1960.

“Y adelantándose un poco (Jesús), cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como Tú quieras” (Mateo 26:39).

¡El Señor te llene de Su paz!

Artículo anteriorJezabel; mujer controladora, vil manipuladora, baldón de infamia
Artículo siguienteLa ansiedad tóxica, un asunto de enfoque
Hija de Dios, salva por gracia y misericordia. En los caminos del Señor desde temprana edad, miembro de la iglesia Bautista Internacional en Rep Dom, graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y actualmente realizando una concentración en Consejería Bíblica.