Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “La oración de Daniel” basado en Daniel 9.
El capítulo 9 del libro de Daniel contiene una de las oraciones más impresionantes de toda la Biblia. Al leerla, puedes sentir el palpitar del corazón de un hombre que no solo oraba, sino que adoraba a su Dios. Hay dos cosas que están presentes en la oración de este hombre:
- un alto conocimiento y sentido de reverencia hacia el Dios del cielo y de la tierra
- una preocupación genuina por la condición del pueblo de Su Dios.
En el Antiguo testamento, podemos encontrar un corazón similar en la persona de Nehemías. Al igual que Daniel, Nehemías estuvo en Babilonia, solo que años después de Daniel. Estando en el exilio, Nehemías preguntó por la condición del pueblo hebreo (Nehemías 1:3-4). Menciono esto porque lo que cargó el corazón de Nehemías, cargó también el corazón de Daniel. Nehemías lloró, hizo duelo, ayunó y oró. Daniel ayunó y se cubrió de cilicio y ceniza como señal de tristeza, arrepentimiento y humillación ante la condición espiritual de su gente. Nehemías se cargó por la condición de deterioro de la ciudad sobre la cual se invocaba el nombre de Dios al igual que Daniel quien se dolió por la condición espiritual del pueblo.
¿Tienes tú una carga o preocupación genuina por la condición de la iglesia local y aún por la iglesia en Latinoamérica? ¿Y por la iglesia alrededor del mundo? ¿Oras por esa iglesia universal y por sus pastores? Que Dios cargue el corazón de cada uno de nosotros hasta llevarnos a ayunar y orar por el pueblo de Dios.
La oración de Daniel pone de manifiesto como ora un hombre, que sabe humillarse ante un Dios grande y que conoce nuestra necesidad continua de arrepentimiento…. De hecho, a diario. Daniel reconoció que el pecado tiene consecuencias que Dios impone y que son justas y conocía el carácter de Dios y que sabe que la mejor forma de orar es apelando al carácter de nuestro Dios. Todo lo anterior sale a relucir en esta oración de Daniel.