Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “La ira de un Dios misericordioso” basado en Judas 5-10.
Si hay algo que la Biblia destaca desde el principio es que Dios es al mismo tiempo un Dios lento para la ira—pero no sin ira—y abundante en misericordia. Ambas verdades son ciertas.
Como recordarán la semana pasada iniciamos la exposición de la epístola de Judas donde él nos llama “a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos,” (Judas 3). La razón del llamado a contender de esta manera aparece en el Judas 4: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.” La presencia de falsos maestros que llamaban al cristiano a vivir en libertinaje y que negaban la autoridad de Dios hizo que Judas escribiera una carta llamándonos a defender la fe hasta el punto de agonizar si fuera necesario.
Hasta ahí llegamos y ahora comenzaremos a ver lo que Judas dice acerca de estos falsos maestros. En Judas 5-10 vemos tres ejemplos de juicio. Judas comienza esta parte de su carta diciendo que él quiere hablarles de algunas verdades que ya ellos conocen o saben, pero que él considera necesario recordar. Judas toma tres historias del Antiguo Testamento para recordar o enseñar que no hay forma de que estos falsos maestros escapen la ira de Dios. Sus grados de iniquidad han alcanzado niveles intolerables hasta el punto de que el Dios quien es infinitamente misericordioso se ve en la obligación de visitar su ira sobre ellos de la misma manera que lo hizo en el pasado con otros.
Las tres historias usadas como recordatorio son las siguientes:
- El pueblo en el desierto que recibió la justicia de Dios.
- Los ángeles caídos que hoy están en prisiones de oscuridad.
- El juicio contra las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Comencemos por el primero ejemplo de juicio. “…el Señor, habiendo salvado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron,” (Judas 5). Este versículo nos habla de que el Señor en Su misericordia sacó al pueblo de Egipto, pero, al mismo tiempo, nos dice que ese mismo Dios destruyó en el desierto a los que no creyeron. El Señor abrió el mar para que el pueblo pasara al otro lado en una noche y evitar la muerte a manos de los egipcios; durante los 40 años les proveyó maná todos los días para su alimentación; durante el día les cubrió con una nube para protegerlos del sol del desierto y durante la noche una columna de fuego les alumbraba. Nada de eso sirvió para producir fe en ellos y murieron y fueron enterrados en el desierto por su incredulidad. Esa misma incredulidad es la que llevará a estos falsos maestros a su destrucción como ocurrirá con muchos otros. En un solo versículo se puede ver la ira de un Dios misericordioso.
Nosotros hoy también tenemos incredulidad que frecuentemente se traduce en idolatría, inmoralidad sexual y un espíritu de queja o de ingratitud porque no hemos creído la Palabra de Dios cuando nos dice que Él está en control de todas las circunstancias y eventos de nuestras vidas y que, al mismo tiempo, Él garantiza que todas las situaciones por las cuales nosotros atravesamos, cooperarán para el bien nuestro porque Él es quien las ha orquestado ya sea activa o pasivamente.
El segundo ejemplo de juicio es mencionado en el versículo 6: “Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas para el juicio del gran día.”
Cuando expusimos la segunda carta de Pedro, mencionamos estos ángeles caídos que hoy son guardados en fosos de tinieblas (dice Pedro) y prisiones eternas bajo tinieblas (dice Judas). Explicamos en esa ocasión que Pedro hace referencia en 1 Pedro 1:19-20 que hubo un grupo de ángeles que pecaron en los días de Noé y que, a esos, Dios los ha guardado encarcelados.
La pregunta es, ¿Qué fue lo que hicieron estos ángeles en los días de Noé que hoy están en prisiones de oscuridad y a los que alude Pedro en su primera carta y ahora Judas? Si lees Génesis 6:2, allí se narra que hubo un momento cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y que de esa unión salieron gigantes. Eso fue justo antes del diluvio. La tradición nació hace mucho tiempo atrás de que los hijos de Dios, es una referencia a ángeles caídos y que las hijas de los hombres eran mujeres comunes y corrientes, según describe el texto de Génesis 6.
El libro de Enoc, que pertenece a la literatura judía y que Judas cita en los versículo 14-15 de esta carta, habla de que ángeles de Dios vieron algunas mujeres muy hermosas en la tierra y abandonaron sus posiciones o su dignidad para venir y tener estas relaciones sexuales con mujeres y de ahí salieron los gigantes de que habla Génesis 6. Ese fue su gran pecado. Esos son los ángeles que Pedro y Judas dicen que están guardados en prisiones de oscuridad por su maldad.
El problema de estos ángeles que no guardaron su dignidad o su posición fue que no se sometieron a la autoridad de Dios y más específicamente a la autoridad de Cristo que es el capitán del ejército celestial. De esa misma manera, estos falsos maestros a los que Judas se refiere, tampoco se sometían a la autoridad de nuestro Señor Jesucristo pues el texto dice que negaban “a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.” Por tanto, negaban Su autoridad.
Hermanos cuando nosotros pecamos en conocimiento de lo que estamos haciendo, y sobre todo cuando continuamos en la práctica del pecado, eso representa una rebelión en contra de la autoridad de nuestro Señor. En ese sentido, hoy tendríamos que volver a decir: aquel que se crea firme cuídese de que no caiga (Gálatas 6:7-8).
Nuestra incredulidad nos lleva a caer al dudar de las prohibiciones absolutas de la palabra y nuestra rebelión también nos lleva a tropezar y caer al no considerar la autoridad de Cristo. La gente quiere a un Dios sin ira, una gracia sin ley, privilegios sin rendición de cuentas, un redentor sin juicio y un cielo sin infierno. En fin, el mundo quiere un Dios hecho a su medida.
El tercer ejemplo de juicio es mencionado en el versículo 7: “Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, a semejanza de aquellos, puesto que ellas se corrompieron y siguieron carne extraña, son exhibidas como ejemplo al sufrir el castigo del fuego eterno.”
El juicio sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra es descrito en Génesis 18 y 19. Éstas fueron ciudades caracterizadas por la inmoralidad sexual llegando a la práctica de la homosexualidad. En el texto que acabo de leer hay una referencia a que sus habitantes se corrompieron y siguieron carne extraña. Dios considero esto tan perverso que terminó por quemar las ciudades de Sodoma y Gomorra y algunas de las ciudades a su alrededor.
Los tres ejemplos citados por Judas como ilustración del juicio o de la ira de Dios tenían que ver con:
- Incredulidad, en el caso del pueblo judío en el desierto,
- Rebelión o falta de sumisión a la autoridad de Cristo, en el caso de los ángeles que hoy están en fosa de oscuridad e
- Inmoralidad sexual, en el caso de Sodoma y Gomorra.
Luego Judas pasa a describir tres actividades de estos falsos maestros que se han infiltrado entre ellos. Aquí aparece otro triple: “No obstante, de la misma manera también estos hombres, soñando, mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las majestades angélicas.” (v. 8) Estos falsos maestros basan su autoridad en sueños que ellos estaban teniendo y no en la palabra de Dios ya revelada. Lo mismo ocurre hoy en día que muchos maestros o pastores enseñan desde los púlpitos no lo que la palabra de Dios revela, sino lo que sus sueños e interpretaciones revelan. Basado en sus sueños, estos falsos maestros hacían tres cosas:
- Mancillaban la carne.
- Rechazaban la autoridad.
- Blasfemaban contra las autoridades angelicales.
Para algunos, estos falsos maestros estaban maldiciendo a ángeles de Dios. Para otros, estos ángeles a los que Judas hace referencia eran mas bien ángeles caídos y estos falsos maestros se atrevían a hablar en contra de ellos haciendo uso de su supuesto gran poder, como vemos hoy en día a algunos falsos maestros burlándose de los demonios y fanfarroneando a la hora de tratar de expulsar un demonio de alguien.
Todo esto nos deja ver que hay una guerra espiritual de la cual nosotros no conocemos prácticamente nada; que es real; que se da en los lugares celestiales y que involucra a seres angelicales poderosos.