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Jesús es la razón de la Navidad

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“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6) 

Quienes me conocen bien saben que esta temporada del año es mi favorita, la disfruto al máximo y si por mí fuera, sería Navidad todo el año. No solamente por las celebraciones, la rica comida y el tiempo entre amigos y familiares sino porque la verdadera razón de esta celebración es recordar el nacimiento de Cristo.  

Para los cristianos la temporada previa a la conmemoración del nacimiento de Jesús debería ser un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por la espera vigilante, es decir, un tiempo de esperanza, de vigilia, de arrepentimiento, de perdón y de alegría porque recordamos el momento en que nuestro Amado Redentor vino al mundo y nació en condiciones humildes.  

Dios había anunciado que enviaría un Salvador al mundo para librarnos de nuestros pecados. Su llegada no solamente fue anunciada, sino que fue detallada en varias profecías. Al comparar los libros de los profetas en el Antiguo Testamento con los acontecimientos narrados en los Evangelios, confirmamos que las profecías sobre la llegada del Mesías se cumplieron en el nacimiento de Jesús, entre las que tenemos:  

1. Un niño nacería: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6 ) 

2. Nacerá de una joven virgen: “Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”. (Isaías 7:14 ) 

3. Sería de la tribu de Judá: “A ti Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano estará en el cuello de tus enemigos; Se inclinarán a ti los hijos de tu padrea.” Cachorro de león es Judá; De la presa, hijo mío, has subido. Se agazapa, se echa como león, O como leona, ¿quién lo despertará? El cetro no se apartará de Judá, Ni la vara de gobernante de entre sus pies, Hasta que venga Siloh1, Y a él sea dada la obediencia de los pueblos”. (Génesis 49:8-10 ) 

4. Nacería en la ciudad de Belén: “Pero tú, Belén Efrata, Aunque eres pequeña entre las familias de Judá, De ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, Desde los días de la eternidad. Por tanto, Él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los israelitas. Y Él se afirmará y pastoreará Su rebaño con el poder del Señor, Con la majestad del nombre del Señor Su Dios. Y permanecerán, porque en aquel tiempo Él será engrandecido Hasta los confines de la tierra. Él será nuestra paz. Cuando el asirio invada nuestra tierra, Y cuando pisotee nuestros palacios, Levantaremos contra él Siete pastores y ocho príncipes del pueblo”. (Miqueas 5:2-5 ) 

5. Reyes le traerían regalos: “Los reyes de Tarsis y de las islas traigan presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrezcan tributo; Y póstrense ante él todos los reyes de la tierra; Sírvanle todas las naciones”. (Salmos 72:10-11)  

Si nos detenemos a analizar el orden orquestado por Dios para cada uno de los acontecimientos de la llegada de Su hijo a este mundo y el propósito con el cual Cristo fue enviado, nuestros corazones serían movidos al verdadero gozo al entender por qué realmente celebramos la Navidad, está más que evidente que su nacimiento marca el inicio de la redención de la humanidad, el cumplimiento de antiguas profecías y la revelación del amor de Dios. Celebrar la Navidad es recordar y celebrar este acontecimiento histórico y espiritual que cambió el curso de la historia.  

Debemos reflexionar que en este tiempo es de celebración y acción de gracias por el regalo más grande alguna vez dado: el Señor Jesucristo, “Dios con nosotros” (Mateo 1:23); así que la temporada navideña se desborda de alegría y celebración.  

Y si las razones de nuestro festejo son equivocadas este tiempo puede tener una reacción contraria. Puede ser un recordatorio intenso de los seres queridos perdidos o de que no tienen familia cercana con la cual celebrar. En vez de sentir alegría, se puede sentir ansiedad y depresión aparentemente abrumadora e insoportable. La Navidad puede ser potencialmente un tiempo de desesperanza y soledad si no están nuestros corazones claros concerniente a cuál es la verdadera razón de nuestro festejo.  

En la primera Navidad Jesús vino en carne como un pequeño bebé para poder llevar nuestro castigo en la cruz, y después conquistar la muerte resucitando de los muertos. El primer hombre, Adán, introdujo en el mundo la muerte, el sufrimiento y la maldición por su pecado, pero el postrer Adán, Jesucristo eliminará todas esas cosas. Algún día moraremos con él eternamente en un lugar donde, “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4). “Y no habrá más maldición… ” (Apocalipsis 22:3).  

Entonces si nuestros corazones están centrados en la Palabra, Jesús no será un adorno en nuestras casas para esta época, será TODO en torno a Él.  

Dejemos que la escena del pesebre, cuya pieza central es el bebé envuelto en pañales, nos hable ahora sobre el verdadero significado de la Navidad poniendo atención a lo que este bebé más tarde proclamaría: “arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15)  

¡Que Dios te permita conocer quién es el que se debe llevar toda nuestra honra, adoración y razón de celebrar en estas fechas, Jesús!  

Dios les guarde sin cada, 

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Arquitecta, y madre a tiempo completo desde hace 6 años. Por la gracia inmerecida de Dios, hace 26 años que soy cristiana. Casada con mi príncipe de resplandeciente armadura y madre de tres hermosos niños. Formo parte del equipo de liderazgo de Jóvenes Universitarios (JAD), Ministerio de parejas y colaboró escribiendo para MPGD (Mujer para la gloria de Dios) y Ministerio Ezer, de nuestra iglesia local (La IBI).